Se trata de establecer criterios formalizados en leyes o instituciones que aboguen en el equilibrio del desempeño económico, a favor de la producción. Es un planteamiento que en un principio podría ser visto como una salida coyuntural, pero finalmente puede demostrarse que sería una salida estructural de modo que se garantice la creación de riqueza en el país, por una economía real y no una especulativa.
En un país deficitario como Venezuela, en que 90% del consumo es importado, se hace necesario y hasta estratégico, que el gobierno estimule la producción interna. Si bien hasta ahora la propuesta del presidente Hugo Chávez ha sido la de proteger a los consumidores, estimular la producción interna, mediante beneficios determinados, sería un aspecto agregado de la visión socialista, de mantener políticas de protección a los consumidores, permitir que estos dispongan de bienes y servicios, que obviamente han de ser producidos en el país. Si no se garantiza la producción, de nada servirán leyes de protección al consumidor, cómo se podría regular precios, supervisar relaciones laborales, pagar salarios competitivos y recaudar impuestos a empresas con rendimientos o beneficios.
Es decir, se podría crear una Ley o Superintendencia de Producción de Bienes y Servicios, que cumpla con un rol de promover diversos beneficios, contrarios a las sanciones y castigos, a las organizaciones empresariales que inviertan y aumenten su producción, en beneficio de la oferta de bienes para el acceso de los ciudadanos.
Por ejemplo, el Estado podría otorgar beneficios en las declaraciones de impuestos, si una empresa demuestra altos inventarios y disposición de existencias para la venta inmediata. Acceso a crédito y divisas para procesos productivos, serían estímulos para empresas con capacidades de producción sobre 90% en todos los sectores. Subsidios en determinados porcentajes para proyectos de ampliación de líneas de producción y la construcción de nuevas empresas, entre diversos que la factibilidad técnica determinaría.
La implementación de este tipo de políticas permitiría la reactivación de la producción interna, el incremento de la oferta de bienes y servicios con la consecuencia de una mejoría de precios, por ende desaceleración de la inflación, la generación de nuevos puestos de trabajo, el retorno de capitales que han huido y la llegada de capitales extranjeros, fortaleciendo así la economía venezolana al establecer un equilibrio, no sólo para satisfacer las necesidades de un pueblo mediante su consumo, sino que dicho consumo esté garantizado en las existencias a ser absorbidas, sin que el venezolano tenga que pagar cada vez más por estas.
(*)Periodista
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