Hay una falange que, con firmeza refleja un sello distintivo en las fuerzas bolivarianas para dañar la imagen presidencial. Son voces claras de una conspiración y traición gradual que destruye todos los principios académicos y sus paradigmas son contrarios al verdadero sentimiento popular y, nunca fortalecen el espíritu comunitario porque son una plataforma de una expresión inefectiva como decadente dentro del proceso de cambio que se desea generar en nuestro país y, donde el único abanderado en un cuadro de liderazgo revolucionario parece ser el presidente de la república.
Hay que salir a la calle para darnos cuenta de éste acontecer. Quienes deben velar por la seguridad vecinal y el orden urbano junto a los dioses de cada oficina pública, bajan los escalones de esta gran escalera para aplicar sus propias ideas jurídicas como convencionales dañando la ideología que por cuenta gotas se le viene dando al pueblo a través de los centros comunales y medios comunicativos de participación popular.
Vamos en camino a un nuevo régimen sociopolítico que busca sus mecanismos de adaptación que implica una nueva realidad, pero debemos combatir el miedo, no ser sumisos a un liderazgo falso que no le guarda lealtad al presidente. Esto, ha sucedido desde la colonia, pero, hoy nadie los escurre por cualquier vía administrativa. Los apoyos a cada desadaptación social no se inician desde la frontera, comienza a propagarse en cualquier recinto gurnamental por la falta de liderazgo de sus directores.
El Proyecto Simón Bolívar, exige de nuestra lealtad, es un plan de la nación bien concebido con algunos atenuantes, pero previsibles. Solamente, debemos ir al rescate de la ideología y nuestra moral, un grupo de personas no pueden dañar al Estado, debemos mucha lealtad al líder de ese proyecto, pero, por ejemplo un grupo de policías exigiéndole dinero a un pueblo que sale a comprar alimentos en Mercal, Pdval u otro abastos deben ser expulsados, Así el funcionario público que no cumple a cabalidad con sus funciones burocráticas. Existe una propuesta y un compromiso con el país. De nuestra disciplina dependerá su futuro y estabilidad democrática, Acá no puede haber traiciones. La victoria del 07 de octubre viendo el futuro, será un registro y mensaje de estabilidad para el mercado y los nuevos socios de la integración, pero, deben visualizarse los criterios de visualización para una reforma del poder judicial, como darle también estabilidad a la economía.Todos, vivimos de sorpresa en Venezuela, esta angustia debe quitarse. La justicia ha sido débil y podemos observar que los pranes y la sociedad, reflejan un solo perfil de pujanzas, una arma, la civil de carácter académico se refugia en otros países. Este falso liderazgo, debe ser remplazado con una ley causal. El socialismo democrático se construye asumiendo decisiones para cautivar a un pueblo que desea convivir en paz y progreso. Debemos pasar de un país de fantasía a un Estado Ideologizado, leal a los principios pragmáticos de una voz que se encauce como líder, los demás están de sobre, sino cumplen, deben ser expulsados, comenzando por la base.
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