Hay gente así desfigurando nuestra revolución, ¿y por qué tendríamos que callar?

EL PEOR DAÑO QUE PODEMOS HACERLE A LA REVOLUCIÓN ES PERMITIR QUE LOS PERVERSOS PROSPEREN.

He aquí este insólito retrato de este pervertido TIPO.

Un tipo que se nos coló en plena revolución y lo hizo muerto de la risa.

Entre tantos candentes pensadores y entre tantos jóvenes atrincas, el tipo se fue metiendo pasito a pasito por entre las temblorosas ramas del jalabolismo hasta lograr encumbrarse y coronar insospechados meandros del poder. 

Y coronó todo lo que quiso y algunas cosas que no se había propuesto también.

Algo verdaderamente inimaginable, dada su catadura moral, su risotada de bestia bipolar, su descarada vulgaridad e ignorancia.

La política a él, en realidad ni le iba ni le venía; quizá nunca pensó que por allí estuviera su destino, pero tenía la espesa corteza, la de los que no le hacen asco a nada y encontró el callejón ancho para sus mentiras y por allí cogió sin tropiezo ni obstáculos.

Sus artes eran el disimulo, la chanza, la hipocresía, las habilidades en las que era diestro Francisco de Paula Santander.

Antes todas las horribles barrabasadas que ha cometido no ha habido nadie que le haya podido dar un parao; más aún se crece con desbordada soberbia y petulancia.

Su verdadero fin siempre había sido conseguir plata a como diera lugar, por lo que tenía que proyectarse sin pararle a nada y coger por donde mejor le fuera.  Y un día lo colocaron en un carguito y formó su grupo, y comenzó a jalar de lo lindo; de allí escaló hacia otro predio y se aferró con uñas y con pelos hasta que llegó donde quería. Después no le quedó otro camino que decir que era “revolucionario” y empezó a desarrollar un perverso y degenerado cinismo para todo.

Sobre todo a mentir a diestra y siniestra.

A donde se lo encuentre uno, usted verá que repentinamente coge el celular, y excusándose comienza a discurrir del siguiente modo:

- Me perdonan pero el Presidente Chávez desea consultarme algo – y comienza a perorar a voz alta con el aparato: “-Sí Presidente, dígame. Por aquí estamos en plena marcha organizativa. Usted sabe que yo siempre asumo mis principios revolucionarios y para mí mis únicos dos nortes son Bolívar y Usted Presidente…”

Con la mayor frialdad del mundo le dice a la gente que Diosdado, Elías Jaua, Nicolás Maduro o el Presidente no lo dejan tranquilo porque siempre le están consultando sus opiniones de todo calibre sobre cuanto ocurre nacional e internacionalmente.

En días pasados estalló una crisis universitaria con terribles perturbaciones en la ciudad y entonces se hizo una candente reunión con diversos trabajadores. Sin ton ni son apareció el susodicho, y tomando la palabra dijo:

- Señores me acabo de comunicar con Elías Jaua, con Dios dado y la señora ministra de Educación Superior y he conseguido una reunión con todos ellos; por favor nos tenemos que trasladar todos a Caracas porque nos estarán esperando el próximo martes a las 10 de la mañana, sin falta. Listo, ya les he resuelto parte del problema.

Imagínense pues, aquel tropel de pobres trabajadores que como pudieron, pidiendo prestado que cogió hacia la capital; adelante se fue el representante de la señora ministra ante el Consejo Universitario, y ni que decir, pues, que todo aquello se trataba de otro horrible embarque del monstruo bipolar sobre el que venimos discurriendo.

Ante aquel espantoso embarque, él se muere de la risa. No le importa nada.

De modo pues, que este personaje ha conseguido con gran astucia, y estulticia, cuanto le ha dado la gana y contra él nadie puede porque hay un detalle  que él sabe manejar con suprema fruición, destreza y desparpajo: ¡HAY QUE MANTENER LA GRAN UNIDAD DEL PARTIDO!

Y que todo lo que atente contra él también va contra Chávez y contra la revolución.

Y como ES EVIDENTE que una de las cosas que más abundan son adulantes, pues él navega siempre con viento favorable en todo lo que acomete. Lo que más sobra en este mundo son los que doblan la cerviz, los arrastrados y sometidos.

Pues bien, aquel tipo mofletudo, de raro mirar, con una mueca fofa en los labios, más falso que medio liso; a quien nunca en su vida le interesó revolución alguna (si no más bien todo lo contrario); lo más opuesto que quepa imaginar al socialismo; que detesta a los pobres y ama con locura a los oligarcas; que se muere por esas parrandas de ferias, por carnavaladas de alcohol; por frivolidades como las elecciones de mises; este mismísimo insulso, este inconmensurable sonso, logró gracias a nuestras permisivas actitudes a manejar ingentes cantidades de recursos, y perturbar multitudes de proyectos del Estado mientras que a espaldas del pueblo se reúne con golpistas, apátridas y canallas y a todos ellos les da toda clase de apoyo, siempre bajo la tentación de saltar la talanquera.

Toda una historia digna para que un genio como Gabriel García Márquez la lleve a una novela surrealista.

Y lo cierto es que odia al Presidente Chávez; le asquea tener que andar entre “chancletuos”, “chusma”, “patanes”, “desdentados” y pobres. Pero es quien más grita a favor del Presidente de la República. Él que más le reza en público, el que se rasga las vestiduras pidiendo por su salud; él que le exige a sus empleados que juren ante Bolívar y ante Chávez que cumplirá sus órdenes por encima de la cabeza del diablo.

Ahí está este personaje ante nosotros siempre bailando en un tusero, con los ojos como dos pepas de zamuro que no saben para qué rumbo coger.

Dios nos ampare y nos favorezca si nos obligan a autosuicidarnos en otra vuelta de tuerca más, al lado de este otro esperpento inconmensurable...

jsantroz@gmail.com



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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