El martes los canales y diarios opositores juntaron a periodistas, sociólogos, psicólogos, filólogos, filósofos, politólogos, marketineros, estrategas, médicos, coach de otras disciplinas y hasta astrólogos para que explicaran porque el lunes Hugo Chávez había roto sus esperanzas negativas de ver un líder debilitado.
Ocurrió todo lo contario y por mil, incluyendo la recuperación del fervor porlamarense por el Presidente rebalsando la plaza que 24 horas antes, cuando el otro evento, lució vacía, totalmente abandonada.
Los citados analistas, enceguecidos en su sectarismo, no pudieron descifrar porque sus necrófilos, y realmente muy poco cristianos sentimientos, se habían derrumbado en un segundo, cuando el camioncito salió de Miraflores.
Fue como un rayo mortal que cayó sobre Bocaranda, ABC, CNN, Marquina y otros tantos que durante 12 meses vivieron de sus especulaciones y mentiras. Ahí estaba el Presidente, dispuesto a cumplir democráticamente, con un trámite administrativo en el CNE. Ninguno se disculpó por las barbaridades difundidas. Están perdonados, y absolutamente descalificados para sus próximas aventuras de luto.
El país pide pensar en grande, sin rencores, porque la realidad nos exige amor al prójimo, sensibilidad social, solidaridad y un gran espíritu bolivariano para seguir construyendo futuros a favor de la gente, en un tono incluyente total.
Por todo esto y la gran esperanza de una Patria cada dia más independiente y poderosa, fortalecida por el Plan de Gobierno anunciado y que enriqueceremos escuchando y debatiendo con las comunidades, si quedó muy claro que el 11-J se definió el 7-O.
Quiero cerrar celebrando el DIA DEL PADRE. Solamente un padre puede entender lo que significa un hijo y hablar con propiedad, como hombre, de la gigantesca responsabilidad paterna que ello implica.
Cuando uno es padre, como yo y tantos millones, se aprende a planificar, a superarse en el esfuerzo cotidiano por armar y mantener una familia.
Al abrazar a todos mis colegas, especialmente a aquellos que hacen esfuerzos enormes para cumplir con su hogar, vaya también el sentimiento emocionado para Cosme, mi viejo, mi querido viejo, al que le debo tanto en esa formación esencial de la niñez y la adolescencia. Donde recibí los valores básicos de honestidad y lealtad que enarbolo con orgullo y dignidad. ¡GRACIAS PAPA!
¡Un fuerte abrazo y siempre amen a sus padres!
Dante Rivas
NE.DANTERIVAS@GMAIL.COM