El Consenso de Washington (CW) vislumbró un futuro brillante en su afán de acumulación de riquezas, a través del proceso privatizador que decretó a los derechos fundamentales de los pueblos de América Latina; entre los cuales contempló, como eje fundamental la vivienda, alimentación, educación y la SALUD, más bien a la ENFERMEDAD. También con el cuento de la inversión extranjera, con ese plan del CW, lograron apoderarse de los servicios básicos, empresas estratégicas del estado, solo les faltó PDVSA. Todo esto como parte del plan neo-colonizador, saqueo y neo-esclavitud contemporánea, en Latino-America.
El gremio reaccionario de la medicina privada, encontró un asidero para acumular capitales en esta propuesta de comercialización de derechos fundamentales, no solo por la mercantilización de la salud-enfermedad, sino que, también lo hicieron, a través de la explotación de los trabajador@s del sector.
Lograron desplazar o invertir no solamente el número de pupitres del sector público educativo, al sector privado. Igualmente, se apoderaron de las escuelas de medicina clásicas-burguesas, para formar bajo el modelo biomédico a sus vasallos. También lo hicieron con las camas de hospitalización, las privatizaron en su mayoría; toda vez que en Venezuela, los gobiernos de turno en los años 80 y 90, habían tomado al pie de la letra, la receta impuesta por el imperio del norte, para seguir dominándonos.
Sumieron la medicina pública, en desventaja por desmontaje, saqueo y desprestigio, que no era casualidad. El sector privado de la enfermedad (léase clínicas privadas) convirtió los centros públicos de atención al enfermo, (léase hospitales públicos) en espacios para el entrenamiento práctico, donde ejercer la medicina curativa y ejecutar la captación de clientes, sobre todo aquellos que tienen seguros privados de HCM, también útiles quienes alguna solvencia económica o haber material tuviere, para despojarlos en la consulta privada.
Como creer que este sector no ve con recelo al proceso Revolucionario Socialista Bolivariano y Chavista, cuando todo apunta hacia la conformación de un Sistema Público Nacional de Salud solidario, incluyente, universal pero lo más intimidante para ell@s, GRATUITO. Sumándole a esto, una nueva concreción revolucionaria, l@s Médic@s Integrales Comunitarios (MIC), que sin dudas, este sector de la burguesía médica ha interpretado como una amenaza, dado que esta realidad incontrovertible de 8.159 MIC graduados en diciembre de 2011, esta destinada inexorablemente a desmontar la inhumana estructura mercantilista y de explotación del hombre por el hombre que mantiene la burguesía médica. Llámese como se llame la clínica privada.
La tolerancia no siempre es una actitud prudente, más cuando pueden entenderse, como debilidad. La radicalización sin complacencia ante el negocio de la enfermedad, más cuando la contratación de pólizas privadas de HCM, son garantía de clientela para las clínicas y de paso contratadas en mala hora por el estado venezolano, impone acciones drásticas de control por parte del estado venezolano y en particular por el ministerio con competencia en salud, sin mayores conciliábulos.
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(*) Médico gastroenterólogo venezolano / Vocero de la CONAMEV