En efecto, en aquellos tiempos, era impecable el ambiente citadino de Mérida. Llamaban la atención, entre otras cosas, su ornamentación y, sobre todo, lo limpio que era dicha ciudad. Era prácticamente imposible en encontrar siquiera un pedazo de papel en sus calles de concreto.
Pero, ahora, justo en estos momentos en los cuales escribo estas notas, la ciudad de Mérida puede ser considerada, sin temor alguno, como un gigantesco depósito o botadero de basura. Casi sin equivocarnos, la ciudad de Mérida, en lo que abarca sus cuatro puntos cardinales, es quizá es el basurero más grande de Venezuela, aunque tal vez compitiendo con cierta ventaja con la ciudad de San Cristóbal, capital del Táchira. Millones de toneladas de basura, así como lo oyen, millones de toneladas de basura, se encuentran acumuladas por doquier en la ciudad de Mérida. Los desperdicios consisten en todo lo que ustedes puedan imaginar, incluyendo restos de comida los cuales se descomponen a la intemperie.
Esto ha generado que a lo largo de las calles y avenidas de la ciudad se perciba terribles olores nauseabundos y se observen masivas cantidades de moscas y, aunque, repulsivo, cientos de miles de ratas. Los animales carroñeros y perros callejeros, se encargan de romper las bolsas plásticas, donde las hay, y dispersan en cualquier dirección todos estos desagradables desechos. Algunas aceras están ya prohibidas para los transeúntes, pues los residuos ocupan esos espacios. En momentos de fuertes lluvias buena parte de esos restos son desplazados por las aguas de la escorrentía, dispersándose por doquier y obstruyendo los sistemas de drenaje. Los animales, se mueven luego con ellos.
Hace algunas sesiones atrás, el en Consejo Universitario de la ULA decidió tomar algunas medidas ante el grave problema de la basura, entre otras, crear mecanismos propios de recolección de desperdicios; pues era tanta la basura acumulada en los comederos que surten a unas 15 mil personas al día, que ya era prácticamente imposible ofrecer el servicio a los estudiantes. Todos los desechos estaban descompuestos en los alrededores de los tres comedores de la ULA, por no haber sido recogidos a tiempo.
Pero veamos algunos elementos que motivan estos comentarios. El Alcalde de la ciudad de Mérida es Léster Rodríguez. Su nombre pudiera no significar mucho a los habitantes de otras partes de Venezuela, pero no para los habitantes de la ciudad de Mérida. El mencionado Alcalde fue, hasta hace muy poco, el Rector de la ilustrísima Universidad de Los Andes. De hecho, estuvo dirigiendo durante cuatro años esta casa de estudio hasta ser sucedido por el actual Rector. Durante su gestión dejó una suerte de caos en dicha universidad. Caos en todos los ámbitos incluyendo lo académico, lo científico, lo laboral. Luego, se postuló por COPEI para la gobernación y perdió en las primarias. Su habilidad política, adquirida en la ULA, le permitió ser propuesto como candidato a Alcalde del municipio Libertador del estado Mérida. Allí logró vencer al camarada Carlos León Mora.
La mención a este transitar político del presente Alcalde de Mérida y ex Rector de la ULA lo hacemos, por aquello de que “la ULA es una universidad con una ciudad por dentro”. Como ven la pena es doble. Si de verdad consideramos esta expresión como válida, el actual Alcalde no tuvo la capacidad gerencial para administrar con la eficiencia requerida a la ULA, lo cual se reflejó, obviamente, en efectos negativos sobre la ciudad de Mérida, la ciudad “metida” dentro de la ULA, pero tampoco ha tenido las capacidades suficientes, tal como lo refleja el desastre de la basura que están padeciendo los merideños, para gerenciar a la ciudad de Mérida. Pudiéramos especular, entonces, intentando jugar a la posición de abogado del diablo, que la citada famosa expresión no es más que una suerte de utopía, utilizada como comodín por los que ostentan el poder universitario, lo cual al final, les importa poco.
Grave resulta, eso sí, la aspiración de este Alcalde, ex Rector de la ULA, de querer ser el próximo gobernador del estado Mérida. De hecho se corre el riesgo que lo sea, pues la MUD, en una suerte tal vez de miopía política, lo escogió como su candidato a la gobernación. Decimos que grave, porque sino tuvo las competencias para dirigir la ULA y tampoco las tuvo para dirigir una alcaldía, es fácil de presumir que no las tendrá, ni remotamente, para dirigir todo el estado. En cuanto a la miopía política nos referimos porque si todos sabían que como alcalde nadie lo quería, por su tan mala gestión, cómo es posible que la MUD lo escogiera como candidato a gobernador. Tal vez, otros candidatos de la oposición hubiesen tenido un poco más de chance contra el candidato chavista. Aunque es un rollo de la MUD, quizá Williams Dávila Barrios hubiera representado una amenaza mayor para la gobernación. Es lo que se especula, incluso dentro del chavismo. Lo bueno es que, al menos en el ámbito universitario, muchos miembros de la comunidad universitaria ulandina, de tendencia opositora, han confesado que bajo ninguna circunstancia votarían por Léster, pues consideran que tan mala fue su gestión como Rector como tan mala la de Alcalde.
Mientras tanto Mérida, con tanta basura en sus calles, da asco. En puerta, el receso docente donde miles de turistas colmaran estas putrefactas calles. Que lástima por la otrora “ciudad más limpia de Venezuela”; lástima mayor aún que sea un universitario, ex Rector de la ULA, quien la tenga postrada así ante la inmundicia.
(*) Profesor titular ULA.
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