El pasado año 2011 declarado por las Naciones Unidas (ONU) como año de las y los afrodescendientes, mas no de la afrodescendencia, sin embargo se realizó por igual un evento de carácter internacional en Caracas, que marca lo fue de alguna manera el lanzamiento al aire del movimiento social afrovenezolano, en relación a las luchas que se venían dando desde los años 70 y muy especialmente por quien para la época era un “incomprendido” en esta materia, me refiero a Jesús Chucho García, como iniciador en esta nueva etapa que nos han venido dejando hombres como Juan Pablo Sojo, Miguel Acosta Saignes, Federico Brito Figueroa, Esteban Emilio Mosonyi, Luis Bigott y muchos otros que han hecho posible que podamos tener hasta una representación con peso institucional en las estructuras del Estado venezolano y una reafirmación continental desde el mismo centro del capitalismo mundial con los afroamericanos, mejor dicho los afroestadounidenses, afromexicanos, caribeños, centroamericanos y suramericanos hasta la Patagonia, renaciendo en espacios como el ALBA, CELAC y muy recientemente en el foro social de Sao Paulo realizado aquí en Caracas.
El IV Encuentro de Afrodescendientes y las transformaciones revolucionarias en América y el Caribe en solidaridad con Haití, realizado en el ALBA Caracas del 19 al 22 de junio de 2011 en el marco de los 200 años de nuestra primera independencia, marca un hito en la consolidación de este movimiento que se diferencia de la que ha dado por llamársele la afroderecha, en razón de los movimientos afrodescendientes que han suscrito la propuesta neoliberal que lideriza los Estados Unidos con su vocera y portavoz Hilary Clinton. Las diferentes organizaciones incluyendo a la Red de Organizaciones Afrovenezolanas (ROA) y la Red Afrodescendientes de Venezuela (RAV), las representaciones de la mujer afro, otras organizaciones e individualidades que la conforman han asumido su apoyo al comandante presidente Hugo Chávez como garantía de dar continuidad y seguir creciendo en la búsqueda del socialismo que queremos.
La nueva institucionalidad publica venezolana tiene su asiento el la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) y a partir de allí se derivan todos los demás elementos que hacen posible su cumplimiento, basado en un estado de justicia y de derecho con cinco poderes autónomos y donde hemos alcanzado además de lo concerniente al poder ejecutivo, la presencia al lado de los pueblos indígenas en el poder legislativo, en el poder ciudadano y paulatinamente en el resto de los poderes públicos. No basta la presencia en las instituciones del Estado y del gobierno que en nuestro caso, está en proceso de su consolidación que se realizará con el II Plan Socialista a implementar en próximo año 2013 con la reelección del presidente Chávez. Es necesario que cada quien contribuya desde sus potencialidades y capacidades, sobre todo cuando se trata de evaluar y generar directrices que afectan a los diferentes colectivos mas allá de nuestras perspectivas de tipo personal o localista. Hablar de seguimiento, evaluación, actividades de contraloría social, sostenibilidad, eficiencia son herramientas obligatorias en un modelo que se construye alimentándolo de un profundo humanismo, que nos obliga a pensar desde diversas perspectivas pero con la finalidad ultima de compartir el mismo sueño que todos queremos y anhelamos, una sociedad cada vez mas justa.
El naciente movimiento social afrovenezolano está interesado de crear sus mecanismos de regulación partiendo de la autocrítica para pasar a la autoevaluación y revisar permanentemente su interacción con el resto de la sociedad venezolana y mas allá como se viene haciendo con los países del sur planetario, que nos vuelve a conectar con el continente originario, como lo es el continente africano. Una razón más para quienes nos considerarnos afrodescendientes.
El autor es: Licenciado
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