Quiso decir el portavoz, por perder el tiempo, que era forjado, sabiendo que se trata de la receta del FMI, que aplica la derecha en todo caso y en cualquier circunstancia, lo que todo el mundo sabe, que MUD guarda inútilmente cual secreto, en un baúl de pocas llaves. Pasan por alto, que ese secreto es como el de aquel espía ruso, de apellido Salazar, inventado por la imaginación margariteña, quien “vivió” en Pampatar. Estaba tan “quemado” que, por esa razón, todos le llamaban el espía Salazar.
En verdad, el lenguaje coloquial venezolano, le asigna a la palabra pirata, aparte del cual trae el Drae, el significado de falso, forjado y hasta imitación de mala calidad.
Por lo que como ya dijimos, el mensajero de la MUD, quien de repente hasta pirata es porque sólo lo es de Capriles y su cogollo, negó la validez y carácter oficial del documento al que De Lima hizo referencia, aplicando la palabra de marras.
Pero pese a ese empeño, no pudo borrar la idea que el programa de la MUD o de Capriles, Leopoldo López y los cuatro millonarios que ponen los reales y las reglas del juego, de verdad es corsario, pirata y filibustero que navega en buque ligero y agazapado.
El corsario Sir Walter Raleigh, no fue más que un pirata. Sólo que se solapaba bajo las insignias, respaldo del gobierno inglés y título de noble. Abordaba barcos bajo la justificación del contrabando o comercio ilegal contra los intereses de su majestad británica y cometía las tropelías mismas que cualquier pirata pata de palo y parche en el ojo. Aunque al corsario el diccionario le define como buque o capitán del mismo con patente oficial de su gobierno para perseguir el contrabando, ellos perseguían todo y a todos, siempre bajo la idea que eso afectaba sus intereses imperiales, no importaba las aguas donde navegasen. Terminaban siempre haciendo exactamente las mismas piraterías.
Para el Drae, el pirata es aquel que se dedica al abordaje de barcos para robar; claro el diccionario no lo dice, pero el abordaje como acto violento, conducía al crimen y todo tipo de tropelías. Lo mismo hacía el corsario Raleigh. Por ello también se le asigna a la palabra pirata la connotación de cruel y despiadada. Pero, corsarios y piratas, lo eran o lo son en demasía.
De modo que el mensajero de Capriles y su pequeño círculo, apadrinadores del documento de marras, tuvo razón al decir que es una cosa pirata. Lo traicionó su excesivo simplismo, propio de Capriles o su mala intención. Pues lo que en “secreto”, creyendo que idiotas somos, manejan Capriles y su cogollo, el ambicioso capital internacional, quienes ansían apoderarse de nuestro petróleo, el FMI, el gobierno gringo y esa cosa que se ha vuelto como invitada de piedra llamada MUD, no son más que crueldades y asuntos despiadados; de corsarios como Raleigh o el pirata de parche, loro sobre el hombro y pata de palo.
Razón tuvo el mensajero. Bien lo dijo. Ese documento que por allí “fumea”, es una piratería.
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