Veamos:
“Se Acata pero no se cumple”, esta es una norma castiza que han heredado nuestros pueblos desde la época de la colonia, ella nos da la justificación moral para saltarnos a la torera las normas, es nuestro salvo conducto o comodín para las excepciones al cumplimiento de la norma como ciudadanos; ella hace ineficaz cualquier marco normativo, incluso antes de su aplicación, sin importar si nos beneficia o no; en nuestro país, al elaborarse una norma ésta tiene que lidiar con el handicap de la cultura jurídica que la deslegitima antes de aplicarse o abre la posibilidad para las excepciones políticas, por clase sociales o económicas; esta frase bien se podría asociar con otras más de nuestro refranero popular como: “Las leyes son para los pendejos”, “El que hace la ley hace la trampa”, o cuando alguno comete una infracción y no es sancionado recuerdo aquella frase del pasado: “Ese debe ser adeco”, sería triste si hoy se dijera “ese debe ser chavista”.
Esta flexibilización de la norma, también era práctica habitual en la colonia para quiénes ejercían funciones de gobierno, era como un estado de suspensión de su aplicación sin desacatarla, que luego sería ratificado o corregido por una autoridad superior en metrópoli, es decir como una especie de recurso ejercido por la autoridad local ante su superior, que permitía sobrellevar los inconvenientes operativos de una generalización que no contemplaba ni la distancia entre la colonia y la metrópoli, ni la diversidad cultural y social de las colonias americanas (García Villegas, 2002).
“El rey manda allá, aquí mando yo”, esta sin duda podría tener su origen en la colonia, es más de seguro deriva de la discreción que se le otorgaba a las autoridades locales antes mencionada, sin embargo, al generalizarse y pasar a ser parte del comportamiento social de otras instancias, sobre todo dentro de las burocracias del Estado y los demás espacios de poder, sus consecuencias en el ámbito de lo social son mayores; esta expresión se ha llevado niveles más locales, así encontramos la apropiación y readaptación de esta frase como: “Allá en Miraflores manda Chávez, aquí mando yo”, que perfectamente se le puede atribuir a una Alcalde o Gobernador, partidario o de oposición, lo que hemos dado por llamar los reyecitos o caudillos regionales; pero aun más, también conseguiremos que su manifestación se da de una manera más solapada en las prácticas de por ejemplo un jefe de seguridad o un portero, o una funcionario de mediano rango, un cajero, una secretaria, un jefe de almacén, etc., un funcionario o empleado, público o privado, que tengan conciencia del valor o poder que ejerce en su puesto, en tal caso, la expresión adaptaría esta forma: “ El director manda allá, pero aquí mando yo y ud. No pasa”, “El jefe podrá decir misa, aquí mando yo”, y así sucesivamente. Otra expresión que hace juego con ésta es : “Muchos caciques y pocos indios”. Esta conducta atomiza, fragmenta y como consecuencia socava la unidad y mina la autoridad, al igual que atenta contra en el logro de los objetivos y políticas que se ha trazado como un todo la institución.
“Todo el mundo lo hace”, una máxima moral que casi equivale a “dejar hacer, dejar pasar”, es una relatividad moral que da licencia para que cualquier barbaridad pase como normal; Nada es coincidencia, un ejemplo de esta relatividad moral la apreciamos con un hecho reciente, reseñado por los medios: sin ninguna vergüenza, rayando en el cinismo, pudimos ver a un diputado, capturado infragantti, justificando su conducta, a sabiendas que es ilegal, pero que a su criterio es normal en la dinámica del juego político. La ironía es que al ser diputado, es decir miembro del poder que elabora las leyes, esta dando un meta mensaje sobre las leyes y su valor. Perfectamente cabrían las dos expresiones antes analizadas. Esta discrecionalidad de la conducta obligaría al Estado a tener muchas normas jurídicas, llenas de excepciones y más aun dando, para su aplicación, discrecionalidad para poder adaptarla a la diversidad de situaciones.
“Los amos del Valle”, Otra herencia de la colonia, esta expresión la tome prestada del libro homónimo de Herrera Luque, indudablemente estlla refleja una conducta que esta concatenada con las expresiones antes analizadas: “Se Acata pero no se cumple”, y “El rey manda allá, aquí mando yo”, sin embargo su ámbito es más político y económico, dada la ideología hegemónica, que en nuestro país es doble capitalista y dependiente. En su novela Herrara Luque abunda en presentarnos los hechos que confirman esta máxima que prevaleció en la Venezuela colonial, que aún cuando es ficción, se basa en hechos históricos, por ejemplo este pasaje:
“Antes de que el cacao se pusiera de moda – afirmó Don Feliciano- la vida en Venezuela era dura y difícil. Los gobernadores que aquí mandaban eran unos pobres diablos que dispuestos a pasarlo lo mejor posible, no se metían en vainas, dejando que los principales hicieran y deshicieran a su antojo.
Los que no entraron por el aro, o fueron destituidos o murieron de
extrañas maneras. Pero eso fue in ilo tempore. En lo que el cacao
comenzó a darnos buenos dividendos ya empezaron a vernos distinto y a
tratar de entrepitearnos los negocios. Desde 1693 los gobernadores que aquí han venido, podrán tener todos los defectos que se quiera, pero de bolsas no tiene ni un pelo. Todos sin excepción, han pretendido meternos en cintura.
Con habilidad o a la fuerza, hasta ahora hemos trasquilado a los que
vinieron por lana, pero mucho me temo que de tanto ir la cántara al
pozo, terminará por romperse...” (p. 152, 153, Herrera, 1979) (Subrayado nuestro)
Es indudable que el texto invita a muchas reflexiones, que harían extensivo el articulo más allá de su objetivo, sin embargo, sólo quisiéramos enfatizar algo que a nuestro entender deja claro, y es que hay una justificación para legitimar la rebeldía de unos ciudadanos venezolanos, con unos intereses económicos que al oponerse al control ejercido por la autoridad este caso venida de afuera. Obviando la procedencia de dicha autoridad, esta costumbre también ha generado una propensión de creer que el poder civil y político debe subordinarse al poder económico, concentrado en una elite; una máxima Liberal, que en su expresión extrema, Neoliberalismo, aboga por la reducción a su mínima expresión del Estado, limitarlo a funciones administrativas y policiales. Esta disociación de quiénes ostentan el poder económico se ha manifestado a lo largo del siglo XIX y XX en Venezuela, por ello esta elite considera una insubordinación los planteamientos y acciones que emprende la Revolución Bolivariano. Esta conducta se reproduce en el ámbito nacional, regional y local, es decir, el poder económico pretenden subordinar al poder político y civil, si no es real por lo menos es la aspiración.
“Cuánto hay pa'eso”. Después de haber presentado las máximas anteriores parece que siendo así el acatamiento y cumplimiento de la norma y manejo de las leyes, esta expresión encaja perfectamente como parte de la conducta del ciudadano, total se cuenta con esa relatividad moral de “Todo el mundo lo hace”, además siendo el poder económico de los principales quien manda, la corrupción se ha convertido en una conducta aceptada, es decir es un hecho social hegemónico, sólo que amparada por la doble moral o quizás sea mejor decir, por esta moral multicapas que aplica nuestra sociedad moderna o posmoderna.
Muchas leyes, cuya aplicación ha sido imposible, que se han convertido en letra muerte de forma prematura, han pasado a engrosar la la larga lista de bien intencionadas iniciativas, en las repúblicas anteriores y en nuestra V república, todas han chocado contra está pared que aun no derrumbamos. ¿Seguiremos elaborando leyes para "repúblicas aéreas" (Manifiesto de Cartagena 1812)? ¿Estarán nuestros instrumentos jurídicos desconectados con la realidad social?, recordemos a Bolívar :
“Un pueblo pervertido si alcanza su libertad, muy pronto vuelve a perderla; porque en vano se esforzarán en mostrarle que la felicidad consiste en la práctica de la virtud; que el imperio de las leyes es más poderoso que el de los tiranos, porque son más inflexibles, y todo debe someterse a su benéfico rigor; que las buenas costumbres, y no la fuerza, son las columnas de las leyes; que el ejercicio de la justicia es el ejercicio de la libertad.” (discurso de Angostura, Bolívar, Febrero de 1819) (Subrayado nuestro).
Sí, “..las costumbres...son las columnas de las leyes”, nuestro énfasis debe enfocarse en las costumbres, conocerlas primero, saber si se adecúan o no a lo que deseamos, Por qué vía se propagan y perpetúan en el tiempo y espacio, cómo las asimilan las nuevas generaciones; para luego sacarlas del inconsciente colectivo, y/o del imaginario colectivo y/o de la memoria colectiva, hacerlas conscientes y TRASFORMARLAS EN NUEVAS PRÁCTICAS SOCIALES, EN NUEVAS COSTUMBRES, PARA DESPUÉS HACERLAS LEYES.
En psicología transaccional se les llama a estas taras que hemos analizados mensajes brujos que se materializan en mandatos y atribuos, los cuales se fijan o imponen a través de la comunicación entre las diferentes estructuras de Yo en el juego de las relaciones sociales; aquí sólo hemos enumerado cinco pero sabemos que son muchas más, esta es una tarea pendiente y necesaria para la conformación con éxito de un nuevo orden y una nueva sociedad venezolana.
Hay que romper este hechizo, debemos replantear nuevos argumentos de vida para el venezolano. El problema es complejo, tiene dimensiones sociológicas, antropológicas, psicológicas e históricas, por decir lo menos. Es un problema urgente que debemos abordar de manera transdisciplinaria.
Un pueblo sin cultura jurídica que respete las leyes tiende a la anomia, está a un paso del desorden y el caos, una fase que desencadena, socialmente, o en manifestaciones de autoritarismo que pueden llegar al extremo de dictaduras o fascismos o peor aun en una guerra civil.
Esta tarea está pendiente en revolución..
Independencia y Patria Socialista que la batalla es larga, a vencer el 7 de Octubre para profundizar los cambios.
Alvin.lezama@gmail.com
Bibliografía
- García 2002, Notas Preliminares para la caracterización del derecho en América Latina, Mauricio García Villegas, Revista El Otro Derecho, número 26-27, Abril 2012, Bogotá D.C., Colombia,; http://ilsa.org.co:81/biblioteca/dwnlds/od/elotrdr026-27/elotrdr026-27-01.pdf, Bajado Domingo 16 de Sptiembre 2012.
- Herrera 1979, “Los Amos del Valle”, Francisco Herrera Luque, Editorial Pomaire. Tomo I