Dado que el bipartidismo y la abstención ha sido una constante histórica en Venezuela, proyectar unos resultados electorales luce como un trabajo no tan complicado, con todo el respeto que la ciencia estadística, la sociometría, la publicidad y la psicología de las masas me merezcan.
Venezuela ha sido una constante de voto bipartidista y alta abstención cuyo comportamiento podría invitarnos a sacar unas cuantas cuentas, con sencillez, armado con la lógica nomás y despojado de complicados o rimbombantes títulos estadísticos académicos. Basta con saber sumar, promediar, restar y proyectar.
Ya sabemos que nuestra historia electoral moderna la podemos dividir en dos capítulos: el primero cuando los venezolanos votábamos por dos opciones de la misma versión ideológica (AD y COPEI, derecha política) y el segundo, a partir de 1998, cuando empezamos a votar por dos propuestas ideológicas bastante distintas, en un principio algo difusas quizás, pero hoy muy diferenciadas y antagónicas en la percepción nacional: izquierda versus derecha, socialismo versus capitalismo.
Para nuestros efectos, que es tener una idea de lo que sucederá el 7 de octubre próximo (7-O), convengamos en arrancar a partir de ese segundo capítulo de esa nuestra historia política: 1998, hito sucesivo que marca un período con una entereza y fenomenología políticas propias. Y convengamos también en basarnos sobre lo que ha sido historia desde entonces: la fragmentación del Registro Electoral Permanente (REP) en tres vertientes: Revolución, Contrarrevolución y abstención.
A este respecto, presento de una vez una tabla con los resultados electorales desde entonces, tomando en cuenta que las cifras allí señaladas aluden a porcentajes de votantes inscritos en el REP, pudiendo decir con ello, por ejemplo, que en 2010 el 30,51% de los inscritos en el REP votó por la revolución y un 29,93 por la contra, absteniéndose un 32%. Esto con el fin de facilitar la extracción de eventuales tendencias electorales, cristalizadas en tasas o promedios. Véase la siguiente tabla:
1998 |
2000 |
2004 |
2006 |
2007 |
2009 |
2010 | |
Revolución |
33,36% |
32,06% |
41,33% |
46,30% |
27% |
37,89 |
30,51 |
Contra |
25.93% |
21,60% |
28,42% |
27,19% |
28,1% |
31,19% |
29,93 |
Abstención |
4.024.729 (36,55%) |
5.120.464 (43,69%) |
4.222.269 (30,08%) |
3.994.380 (25,3%) |
7.105.972 (44,11%) |
4.940.701 (29,67%) |
5.700.000 (32%) |
REP |
11.013.021 |
11.720.660 |
14.037.900 |
15.784.777 |
16.109.664 |
16.652.179 |
17.772.768 |
Nótese que los años de los eventos se refieren tanto a contiendas presidenciales directas (1998, 2000 y 2006) como a eventos refrendarios donde la figura presidencial participa de modo indirecto (Referendo Presidencia 2004, Referendo Constitucional 2007 y Referendo Aprobatorio de la Enmienda Constitucional 2009). Se incluyen los resultados de las Elecciones Parlamentarias 2010 por su estratégico valor de medir “el proyecto nacional revolucionario”, lo cual se barajó en su momento como una encarecida configuración ideológica propuesta por el presidente Hugo Chávez.
De inmediato obtenemos los siguientes aislados:
(a) el año 2000 marca el hito de la mayor votación de los inscritos en el REP a favor de la derecha política o contrarrevolución
(b) 2006 marca el hito de la mayor votación a favor de la revolución.
(c) 2006 también es la fecha del evento electoral con menor abstención de votantes, desde entonces en aumento.
Luego, si tomamos como pilares las fechas mencionadas para cada representación política, podemos realizar las siguientes deducciones con el propósito de proyectar finalmente una cifra para las elecciones presidenciales de este 7-O, calculando un promedio histórico:
(1) a partir de 2000 y tomando como base comparativa el porcentaje de votos del REP obtenidos ese año (21.6%), se puede asentar que la Contrarrevolución ha venido creciendo al siguiente tenor: sacó 28.42 del REP para 2004, es decir, 6,82 puntos más que el 21.6% basal referido; para 2006, 27.19, o sea, 5.59 puntos más; 6.55 más en 2007, 9.59 más en 2009 y 8.33 más para 2010. Si promediamos los valores obtenemos una especie de media histórica de puntos a sumársele al 21,6% referencial (7.36), cifra que podemos utilizar para proyectar el apoyo que obtendrá el 7-0.
Esto es: proyectamos el 21.6% base sobre el REP actual y le sumamos 7.36 puntos, lo cual da un total de 28.96%. El REP tiene un registro definitivo para estas elecciones del 7-O de 18 millones 903 mil 143 electores; su 28.96% es 5 millones 474 mil 350.
5.474.350 sería el número de votos que obtendría Henrique Capriles Radonski.
(2) a partir de 2006 y tomando como base comparativa el porcentaje de votos del REP obtenidos ese año (46.30%), se puede asentar que la Revolución ha venido decreciendo al siguiente tenor: sacó 27% del REP para 2007, es decir, 19.3 puntos menos que el 46.3% basal referido; para 2009, 37.89, o sea, 8.41 puntos menos y 15.82 menos para 2010. Si promediamos los valores obtenemos una especie de media histórica de puntos a restársele al 46.3% referencial (14.51), cifra que podemos utilizar para proyectar el apoyo que obtendrá el 7-O.
Esto es: proyectamos el 46,3% base sobre el REP actual y le restamos 14.51, lo cual da un total de 31.8%. El REP tiene un registro definitivo para estas elecciones del 7-O de 18 millones 903 mil 143 electores; su 31.8% es 6 millones 11 mil 119.
6.011.119 sería el número de votos que obtendría Hugo Chávez Frías.
La suma de estos votos proyectados para Capriles y Chávez da un total de 11.485.469. En términos relativos, ya viendo los porcentajes como usualmente se manejan, la votación se desglosaría así: Chávez obtendría un 52.3% de los votos y Capriles 47,6. La abstención, los votos nulos y otros candidatos se repartiría el otro 39.2%.
Votación final: Chávez 52.3%; Capriles 47.6%
Es de hacer notar que estas cifras coinciden exactamente con los números que manejan algunas encuestadoras y semanarios, pero acabo de explicar lo simple de su obtención para inferir que son de cálculo propio.
Las consideraciones relativas a lo ingrato o injusto que pueda parecer la no muy abultada votación para Hugo Chávez, sin duda un gobernante benefactor para Venezuela, lógicamente pertenecen a reflexiones de un orden distinto al de este escrito, que sólo expone una simple operación de cálculo matemático. Lo mismo habría que decir sobre lo inadecuado para la causa propia de presentar tales razonamientos en momento tan electorales, pero, como militante, me justifico sobre el hecho del desmedido triunfalismo que se observa en algunos sectores de nuestras filas.
Sin duda el presidente Hugo Chávez gana las elecciones, pero la cuota de apoyo que obtendrá la oposición política venezolana es un hecho con el que habrá que lidiar para futuras estrategias de militancia y gobierno, así como para iniciar las revisiones y rectificaciones que se requieran. Resolver, por ejemplo, preguntas como estas: ¿por qué el pueblo venezolano en época de prosperidad parecieraa tener la mórbida tendencia de castigar su propia estabilidad? Para sociólogos y otros académicos.
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