Es cierto que gran parte de la Sociedad Venezolana, ya debería haberse familiarizado con el proceso de las fiestas electorales. Sea por: la experiencia propia de acudir a los comicios, el participar en los simulacros organizados por el Consejo Nacional Electoral (CNE) o al recibir los oportunos materiales didácticos que explican la forma correcta de sufragar; no hay excusas para que la ciudadanía evada su responsabilidad con la Patria bolivariana y los derechos constitucionales que la amparan. Pese a ello, existen aspectos intrínsecos al ejercicio soberano, que sin importar el tipo de elección planteada, se escapan de: la racionalidad, el control y el sentido común que han de imperar al momento de votar por una u otra propuesta socio-política manifiesta.
Desde el punto de vista electoral, el CNE propone la inclusión del “Sistema de Autenticación Integrado” (SAI), que se incorpora como un dispositivo biométrico presto a certificar la identidad del elector ante la máquina de votación, empleando su número de Cédula de Identidad y la Huella dactilar. Su primer uso durante los comicios del 7-0, afianzará una base logística optimizada que promueve: la confiabilidad, la discrecionalidad y el respeto a la decisión que los votantes contemplen al elegir a sus autoridades.
Aunque en la República Bolivariana de Venezuela, florecen antecedentes positivos en la automatización de las pugnas electorales; no cabe duda, que el SAI es una expresión tecno-democrática que convalida el compromiso del CNE en generar un clima de paz en el votante, ante la ansiedad típica de los individuos en sentir que su voto: vale, cuenta y suma al igual que: suma, cuenta y vale el de su vecino, colega o amigo.
Si bien la valía del apartado técnico, garantiza el respeto al escrutinio final de los votos, ha de considerarse que existen eternos problemas suscitados en vivo y directo durante el transcurso de los comicios. Es importante que los Miembros de Mesa elegidos tras el sorteo público realizado por el CNE, quienes fueron eficazmente adiestrados en los Cursos electorales programados, asuman una actitud “Proactiva” y de responsabilidad con el proceso popular que se vislumbra, sin superponer: el estado, la ciudad, el municipio o la parroquia.
Lamentablemente, es común ver como algunos representantes del CNE, asumen una conducta: diligente, amena y participativa cuando el sol y las aves asoman el inicio del evento electoral, pero a medida que el Astro rey se aleja cada vez más de nuestros ojos, es triste observar como se fastidian, hasta el punto, de recurrir al tradicional “eso a mí no me importa”, vista como una nociva actitud que no sólo genera malestar en los votantes, sino que es una inicua postura a traducirse en abstención electoral en los consiguientes procesos.
El “chismear” en vano, las foticos del celular, el twittear algo más tonto que twittear, quedarse mirando al techo de la indiferencia y hasta crear problemas que nunca existieron, afectan el contexto de los comicios electorales, sobre todo, en horas vespertinas. Si la gente por razones de: trabajo, académicas o simplemente por capricho, prefiere acudir a las 7.00 am o a las 4.30 pm; la actitud de los Miembros de Mesa siempre debe ser cónsona con la seriedad del proceso y velar que el evento se realice con la parsimonia entre las autoridades y los votantes.
A su vez, las personas deben valorar la paciencia como el arte de esperar con civismo que les “toque” su turno para ejercer el sagrado derecho al voto. Tener que “calarse” las incómodas conversaciones de terceros, al escuchar como: ese vil señor invoca a “Jaimito” y sus locuras, sin importarle que tus hijos te acompañen, el individuo mal intencionado que llega repentinamente diciendo que ya “fulanito” ganó y que no vale la pena votar o ese desconocido amigo quien con hierba en mano, predica el fin del mundo el próximo 21 de diciembre. Todas esas inicuas sensaciones que se viven en el tiempo de espera electoral, tienden a crear una tensa calma que ciertos votantes la descargan al: irse del centro educativo sin votar, enojarse con los demás o llamar a esa explosiva apatía que castiga.
Tras cumplir con su obligación constitucional, se le sugiere NO quedarse viendo los perversos dimes y diretes que los medios venezolanos, en especial, las plantas radioeléctricas privadas, se dedican en transmitir a la gente, con el fin de crear un estado de angustia poblacional, mediante: la criptografía que ampara los pseudo-resultados oficiales o desinformar con una batalla ideológica que confunde a los individuos. Le recomendamos aprovechar el domingo y pasar tiempo de calidad en familia, descansar para el inicio de la semana laboral, leer el manuscrito de Voynich o ayudar al cuido del Medio Ambiente.
Más allá del escrutinio final electoral, hay que asumir una actitud pacifista. Buscar los peligros de la calle en ese choque emocional nocturno que acepta el celebrar o desenfundar la ira de los ciudadanos, sería una irracionalidad a pagar en el desasosiego de la gente. El privilegio de refrendar el acto soberano, democrático y constitucional de votar, nos debe llenar de orgullo, bríos y ganas en seguir construyendo la Patria, que enaltece los ideales bolivarianos de: inclusión social, solidaridad y tolerancia entre todos.