Todavía en los medios impresos, aparecen artículos donde se proyecta el triunfo del presidente, Hugo Chávez Frías y los agravantes de la derrota caprilista. Algunos aciertan, otros especulan y otros acuden a la racionalidad. Lo cierto es la vinculación arraigada entre el presidente y su pueblo que va desde el plano de identidad nacional hasta lo religioso. Lo que indica un avance informativo como pragmático del proceso revolucionario, pero se han tomados decisiones acertadas para acelerar los planes de la república bolivariana centradas en el Proyecto Simón Bolívar. La oposición como movimiento, viene impulsando la despersonalización del presidente y los retos de su dinámica interna como futura estructura de gobierno, obviando que la infraestructura legislativa del Estado tiene una mayoría oficialista. No desean reconocer sus errores financieros cuando acuden a empresarios, banca comercial, USAID y organismos extranjeros de sistematización electoral expertas en desestabilización política.
Lo cierto, la revolución democrática que experimentamos los venezolanos debemos pasar a una tercera fase o etapa. La verdad, en Carabobo estoy escéptico porque existe una ambigüedad en el control del poder y los candidatos, como los alcaldes y ex gobernadores no han satisfecho las expectativas del pueblo en esta región venezolana. La realidad es otra, es tiempo de luchas sociales hacia la integración nacional y la unidad laica y religiosa al lado de la figura presidencial de Hugo Chávez Frías, pero, existe una nueva realidad nacionalista, los votos se bregan dentro de los campamentos y urbanizaciones populares, el cambio político en Venezuela no es magia, se necesita mucho trabajo y esfuerzo por parte de las comunidades.
Necesitamos visibilidad en el desarrollo nacional y no exhibiciones de quienes administran el Estado. El futuro del país se levanta como un muro para darnos una visibilidad real sobre lo cierto del desarrollismo y beneficios del Estado hacia su pueblo. Hay ritmo y tiempo de ejecución, o cierto es, que debemos enfrentar nuestro sistema nacional de valores.
Hay que sincerar la economía e identificar mejor los costos de farmacias y alimentos. Porque las cadenas se llevan todos los costos de ganancia por producto psicotrópicos o alimentarios, llevándonos a una inflación y especulación muy alarmante. Lo importante es contrarrestar las conductas contrarrevolucionarias de algunos gobernadores y alcaldes que fueron elegidos a través del voto consolidado del PSUV, y aparecen de nuevo en los mismos puntos clave del acontecer nacional. En este sentido, exigimos controles de seguimientos a estos personajes que no inspiran respecto en el movimiento popular.
Vamos hacia nuevas reformas de La Constitución Bolivariana, quizás a una constituyente. Es tiempo ya de enmendar errores que originan indisciplinas en el escenario partidista nacional.
Las mujeres de los barrios le paren a Chávez, por su arraigo personal, constituyéndose en una agenda religiosa y futurista, ya los militares están en el poder junto a los civiles, en una alianza nunca vista en mi país. Necesitamos una esfera económica limpia de monopolios dentro de las mismas instituciones, el socialismo es avanzar en plena democracia hasta llegar a la igualdad social. Llámese como se llame, es polarizar las fuerzas productivas para llegar a un punto de referencia, una política de mando y de establecimiento de relaciones que nos permita construir un nuevo país.
La operación remolque ayudó al presidente Chávez después que grupos opositores utilizaron la telefonía móvil y radio bemba para amenazar a los zamoranos y jóvenes del PSUV en arrasarlos después de ganar el derrotado Radonski. Una actitud muy positiva e indicador de la importancia estratégica del trabajo político en los barrios y sectores populares. Hay que fortalecer los liderazgos locales e ir conformando bases del poder popular para lograr una unidad territorial en las votaciones o cualquier elección de base comunitaria. Es el tiempo de las investigaciones y redes sociales. Estos dos elementos abordan un diagnóstico que se constituyen en vocerías creíbles que nos permite tener rigidez en los programas de avance social, donde cada liderazgo local tiene control sobre el empadronamiento de los seguidores de una realidad sociopolítica.
La población venezolana seguirá con el continuismo gubernamental, desea ver sus obras primarias concluidas y no inventará observando el futuro, desea asumir sus riesgos y responsabilidades nadie desea exponerse al fracaso. Desean ver un país transformado tanto en lo tecnológico, como en lo educativo. Solo le tiene aversión a la hegemonía del pasado, cuando observa dinosaurios de la cuarta república en escenas políticas. Es la patria que florece en cada una de las sectorizaciones presentes en cada lugar de nuestro territorio nacional. Es la tercera fase del socialismo democrático que debemos profundizar para lograr un criterio válido hacia la nueva patria. Es el juego de nuestra libertad en una creencia religiosa. Es hora de trabajar por Venezuela, bajo una plataforma ideológica actualizada y ponderada.
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