Hablar de Guayana es hablar del miserable estado de saqueo al que ha sido sometida esta región, por parte; primero por el imperio español, luego el ingles y posteriormente el norteamericano; en complicidad con las clases dominantes, nacionales y regionales. Solo hay que recordar, como evidencia, el enriquecimiento brutal, feroz y despiadado de estas clases referidas en el manejo de los recursos minerales (oro, diamante, hierro, bauxita y ahora el coltran); hídricos, forestales y en la industria de la construcción; en los cuales sobresale la responsabilidad de la CVG, creada en el año de 1960, por el puntofijismo gobernante.
La pobreza generada por la inmisericorde explotación; ha sido ocultada deliberadamente, en forma visible y premeditada. Mientras los trabajadores y los sectores populares han tenido que luchar por un pedazo de tierra exponiendo su pellejo; los dirigentes políticos de la derecha y el reformismo, que han gobernado la región, nadan en oro; al igual que el conquistador Pizarro, al llegar al Perú. Bastaría ver las fabulosas viviendas donde habitan, el lujo que se dan, las abultadas cuentas bancarias que poseen, los carísimos vehículos donde se movilizan, terrenos y ganados, comercios e industrias que tienen; frente a la pobreza de las grandes mayorías populares. A todo esto hay que agregarle la excrecencia social como factor dominante, existente en la sociedad guayanesa, constituida por las mafias sindicaleras de los bates quebrados, que controlan a los trabajadores con la violencia y el chantaje; las mafias de los comerciantes especuladores que abarca todo el intercambio de bienes; la mafia pseudoreligiosa que ha logrado desarrollar un enclave inmobiliario y controlan permisivamente a centenares y miles de ciudadanos; desarrollando en ellos una falsa y apátrida conciencia que favorece los intereses dominantes y finalmente las mafias policiales, cobradores de peaje y extorsionadores.
Así como el mito de El Dorado atrajo a los conquistadores españoles; las inversiones multimillonarias del Estado venezolano con el proyecto Simón Bolívar orientados directamente por el presidente Hugo Chavez, atrae a centenares de miles de compatriotas ansiosos de cumplir con sus expectativas de empleo remunerado; también se unieron a esa comparsa toda una ralea de delincuentes de cuello blanco y sucio. Guayana se ha convertido en el objetivo principal, de quienes llegan ansiosos con un saco en una mano y la pichagua en la otra para llenarlo hasta el tope.
Durante ocho años, nada de esto ha sido tocado por el gobierno de Rangel Gómez. El que se inhibe de hacer algo y calla, está de acuerdo con lo que sucede y defiende la permanencia del status quo. Por eso no extraña el contenido pro capitalista de sus declaraciones de prensa durante los últimos ocho años. Rangel, caraqueñito burlón, es un comerciante ávido de riquezas. Esa conducta, no es bolivariana, ni es socialista; como pretende aparecer, para manipular a la opinión pública. Ese es la razón del rechazo popular que recibe a cada paso que da Todo apunta a hacer creer que Guayana no tiene dolientes y que cada quien puede hacer aquí lo que le dé la gana. Esto es falso, Guayana si tiene dolientes; somos miles. Somos un pueblo con tradición de combate y que está dispuesto a asumir su responsabilidad en el momento que le corresponda.
A estas alturas del análisis, no es extraño para nosotros que se presenten en el escenario electoral una especie de disidencia guayanesa, expresada en Manuel Arciniega y Edwin Sambrano; a quienes le exigimos un pronunciamiento creíble frente a esta situación de la región, para poder incidir en la coyuntura. Tampoco es extraño que la ultra derecha se presente a la contienda electoral con Andres Velasquez, el desclasado indígena, convertido en pequeño burgués adeco, con un pasado reciente de causaerrista, traidor de la clase obrera y promotor de la privatización de SIDOR y de otras empresas básicas; on el fin de apropiarse de la vaca lechera guayanesa, para satisfacer las ansias burocráticas del puntofijismo, para renovar los capitales mal habidos.
Coincidimos con la Sra. Elizabeth Valdiviezo, cuando señala que los venezolanos hemos avanzado, duélale a quien le duela, en el desarrollo del pensamiento político, inserto en la constitución bolivariana y bajo la conducción del liderazgo del presidente Chávez. El voto es a conciencia, no manipulable, ni negociable. Ni se nos puede solicitar incondicionalidad de parte de quien no se han ganado la confianza popular. No somos responsables de la existencia de diversas tendencias dentro del chavismo. Entre otras, una tendencia militarista y una tendencia civilista. Esta ultima menospreciada y ninguneada cuando se trata de la escogencia de candidatos a cargos importantes. De hecho casi todos los candidatos a gobernadores son militares. En relación a este tema le exigimos al diputado Diosdado Cabello que respete la ciudadanía venezolana y no acuse de contrarrevolucionario a quienes piensan diferente a él; teniendo el merito de haberse jugado el pellejo por la revolución desde antes que apareciera Chávez en el escenario político venezolano.
Como un ejemplo de la notoria importancia que ha tenido el complejo escenario electoral guayanés; no obstante al silenciamiento oficial al respecto, podemos señalar que las encuestadoras más importantes del país, proclives al movimiento bolivariano revelan que el General Francisco Rangel Gómez es un candidato derrotable. Lo que no se han atrevido a decir, es que las tendencias de izquierda con candidatos guayaneses, pueden jugar una carambola de billar, derrotando al mismo tiempo; a las dos opciones de la derecha; el original y la caricatura, para dar pasa a un torrente renovador y que el pueblo guayanés por fin gane una.
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