Para mi “compincho” Augusto Hernández
Augusto vozarrón de trueno jugando seriamente con las palabras porque la vida no es juego. Augusto frente al mar, con el viento en contra, diciendo lo que tenía que decir, ni más ni menos, Augusto que no se mide porque medirse es disimulo, es no ser tan fiel a lo que merece fidelidad, Augusto de principios sin recovecos.
Augusto ganándole vida a la vida, viviendo intensamente para descansar después despacio. Augusto que burla a la muerte escribiéndole a la vida como un loco. Augusto repartidor de risas o ceños fruncidos que no entienden nada, tan sencillo que es entender a Augusto: Augusto es sinceramente Augusto.
Augusto enamorado, poemas, Sonia, vida. Augusto sorprendente papá tierno que nos adopta a todos. Augusto maestro de vuelo que me puso alas y me mostró el cielo. Augusto mirada orgullosa de maestro bueno. Augusto generoso.
Augusto exiliado y exiliado y exiliado, luchando siempre por la Patria que parecía imposible. Augusto político peleón y justísimo. Augusto sin pelos en la lengua. Augusto periodista sin descanso. Augusto soñador de una Patria Bonita mucho antes de que lo fuera. Augusto refunfuñón en proceso de descubrirse chavista. Augusto con el corazón en la mano escribiendo por última vez y quizá sin saberlo, deseos de vida para Chávez.
Augusto gripe aviar, miedo al contagio, ya no nos saludamos de beso. Augusto el lunes pasado cuando me iba quise besarte. Augusto debí hacerlo aunque sabes, Augusto que millones de besos no alcanzan para decir cuánto te quiero.
Sinceramente, Augusto, gracias por ser siempre Augusto.
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