El nombre que nos ocupa en esta ocasión y que da origen a este articulo es FRANCISCO ANTONIO HILARION ZEA que al decir de muchos y de quienes le pusieron una lupa a tan particular personaje han llegado a identificarlo como el precursor de los peculados en la naciente historia republicana; había nacido en Antioquia, Colombia el 23 de noviembre de 1766, de origen provinciano, en un comienzo se sintió atraído por la vida religiosa; pero prontamente al encontrarse sumergido en una vida libertina de aguardiente y amigas; se dio cuenta que su verdadera vocación no era estar medito en un convento, sino el derecho, ya mostraba sus habilidades histriónicas y facilidades para discursear. Esa vida disipada y en medio de francachelas pronto se vio escaso de dinero y con ello pasar hambre que lo llevaron a empeñar hasta los zapatos para sobreponerse a su crítica situación.
En 1791 el Virrey de Ezpeleta, viendo aquel hombre de extraordinarias capacidades histriónicas, no solo para mimetizarse en cualquier escenario, sino para dejarlos boquiabierto por su fácil verbo, no dudo en darle la responsabilidad de la educación de su prole; ya al poco tiempo alternaba las responsabilidades educativas con la de conspirador republicano; prontamente fue descubierto y hecho preso junto con el prócer colombiano Antonio Nariño; los dos fueron enviados a Cádiz , estando allí se le alumbro la estrella de la buena suerte, esa misma que siempre en sus volteretas le acompañara, fue llamado por el Primer Ministro don Manuel de Godoy, nombrándolo miembro de una comisión y enviado a Paris; al parecer este personaje de ciernes guardaban similitudes andanzas en el coqueteo por las mujeres, condición esta que lo puso en el mismo camino. Era sin lugar a dudas un echado pal ante. Todo un Fouche, aquel personaje lúgubre de la política francesa, con una capacidad camaleónica para brincar talanqueras en los momentos mas inesperados. Es asi como nuestro personero, pese a sus restricciones de ser de origen del nuevo continente y a las condiciones inesperadas como llego a la península Iberica, fue director del Jardín Botánico de Madrid y del ministerio del Interior. Fue tal su audacia que en los momentos que José Bonaparte; llamado pepe botella por su afición a empinar el codo, invadió a España, no lo dudo dos veces para cuadrarse con el bonapartismo; con la misma prontitud abandono sus filas cuando fue desalojado del poder. Ya para esos momentos que le toco que agarrar las de Villadiego estaba casado con una dama francesa de holgada posición económica llamada Felipa Meilhon, con quien había contraído nupcias en 1803. Fue ese desenlace fatal de la huida de Bonaparte de España, que al Sr. Antonio Zea emprendió viaje hacia el nuevo mundo.
Llega a América y continua su peregrinar; siguiéndole el curso a su actividad política y olfateando con veteranía el pulso de los acontecimientos, se encuentra coincidencia mente en Kingston, Jamaica con el libertador Simón Bolívar, presumiblemente viajo con él a Haití y se regresaron en la primera expedición de los Cayos, En 1817 logra ser nombrado por Bolivar como miembro del Tribunal de Secuestros; cuya tarea era nada menos que la confiscación de los bienes de los españoles residentes en Guayana, después de la victoria de Manuel Piar en San Felix. En manos de este avaricioso personaje, semejante responsabilidad; al manejar tanto dinero era, como poner a un zamuro a cuidar la carne; permitiéndole acercamiento y confianza con el Libertador, con quien colabora en la elaboración de informes, redacción de documentos de todo tipo, asesorías jurídica, lo cual le lleva a participar en la elaboración del Discurso de Angostura lo que contribuyo a ser elevado al cargo del la Vicepresidente de la Republica de Colombia a comienzos de 1819. Fue en ese discurso que el Sr. Zea quedo catapultado cuando pronuncio a grito pleno en medio del recinto del Congreso….”LA REPUBLICA DE COLOMBIA QUEDA CONSTITUIDA…VIVA LA REPUBLICA DE COLOMBIA”.
Se hace necesario detenernos en estas interioridades históricas para conocer más de cerca a este señor. A medianos de 1817 se da una de las primeras injerencias del gobierno estadounidense en el suelo patrio y donde tendrá una figuración muy particular en el desenlace de tan enojosa intromisión. Para esta fecha el ejército patriota mantenía bloqueada para embarcaciones enemigas o no, la navegación por el rio Orinoco. Dos naves de bandera gringa, La Libertad y el Tigre logran burlar la vigilancia; son avistadas por el ejercito patriota y abordadas; para sorpresa transportaba pertrechos de guerra para el ejército enemigo. Un país que nunca permaneció neutral en este conflicto belico entre Venezuela y España. Con esto si lo vemos desde el punto de vista histórico; este país no disponía, ni tienen el poderío de ahora; comenzaban eso si, a mostrar sus garras. Bolívar ante este hecho de fragancia hacia nuestro país; decide confiscarle sus embarcaciones. La respuesta de EEUU, no se deja esperar y envía una comisión buscando apaciguar los ánimos a través de un emisario llamado Bautista Irvine; con una doble misión; la una limar asperezas y reconocer por parte de aquella nación la lucha de la independencia y por otro lado conseguir la liberación de las dos embarcaciones. Bolívar que ya era conocedor del doble discurso gringo no se deja apabullar y decide pese a la insistencia del agente, retener las naves prisioneras; por haber violado nuestra soberanía.
El 27 de mayo de 1819 Bolívar se dirige a Casanare Colombia, en una travesía que dura 65 días, por intrincados caminos. El 7 de agosto se lanza en feroz batalla en Boyacá, dando al traste con el ejército realista, aprovechando la extraordinaria tectica de la sorpresa (había atravesado los Andes para arribar a territorio neogranadino) permitiendo con este encuentro la liberación de Colombia. Habíamos hecho esta cronología para señalar que en julio de 1819, Zea había quedado como Vicepresidente y en ausencia del Libertador entra en conversaciones conciliatorias con el gobierno norteamericano y a cambio de una buena cantidad de dinero que se embolsillo, entrega las embarcaciones Libertad y Tigre. Para algunos historiadores esta decisión la catalogan como uno de los primeros golpes de Estado que sufre la naciente Republica.
Ya era bastante conocida sus habilidades como hábil redactor de documentos de cualquier tipo, cualidad esta que también lo acompañaba con su fino verbo que embaucaba a su más encumbrado interlocutor. Zea sumido en aquellas acechanzas logra que Bolívar lo nombrara agente en Washington y Europa en resguardo de los intereses de la nueva republica. Luego de candorosos discursos, alegatos por todos lados logro que se le diera la cantidad de 50.000,00 $; una suma que no se correspondía con las dificultades económicas que atraviesa en esta parte del nuevo mundo; pero lo logro a fuerza de verborrea. Una de sus actividades encomendadas era tocar las puertas al capital extranjero y lograr empréstitos. Aquello se le presento como en bandeja de plata y es aquí donde comienza hacer contactos y con ella nuevas relaciones donde se le abriría un mundo de oportunidades para sus negocios personales. No llego a poner un pie en EEUU; como le habían ordenado el propio Bolívar; pero si lo hizo en Londres, donde monto un aparatoso equipo con su cuñado José Meilhon; ya en junio estaba instalado en esta ciudad; allí ni corto ni perezoso comenzó hacerle la vida imposible a través de intrigas a ese meritorio prócer llamado Luis López Méndez, que en compañía de Andres Bello y el propio Libertador Simón Bolívar habían llegado en 1810 como miembros de una misión venezolana en la búsqueda de refuerzos a la causa libertadora. Méndez venía desempeñándose con mucho acierto, pasando proverbiales condiciones económicas desde esa época; quien era más dado al trabajo que a la intriga; no pudo con este sagaz personaje, que si sabía lo que perseguía. Lo primero que hizo fue publicar en un diario que él era el único autorizado; lo que replico en otro periódico Méndez defendiéndose, no lográndolo ante la astucia del recién llegado. Ya Zea se encuentra con un camino libre de intrusos y unos proyectos; después de tocar puertas infructuosamente, buscando dinero fresco para las nacientes naciones logra establecer contacto con la casa prestamista Herring Grahan Powles y a través de una comunicación que tenia del Libertador logra llegarle a ellos y recibe la cantidad de 547.783,00 libras esterlinas, el primero de agosto de 1820, dinero que sería destinado para la lucha emancipadora; pero Zea que era un vivo no escatimo esfuerzos en ponerle mano a 66.666,00 libras. Días después y luego de haber descontado tan apreciable suma de dinero y de haber recibido varias comunicaciones del propio Libertador, recordándole las gestiones del empréstito. Fue tanto los presentimientos de tan tardíos envíos que llego a expresar …”El señor Zea se ha llevado cerca de 100.000,00 $, según informes de Roscio y hasta ahora no nos ha mandado más que consejos y pamplinas”.
Luego de haber cumplido a medias esta etapa nos encontramos con un Zea; mas diplomático, tratando de que España reconociera las nuevas republicas; pero jugando a escondidas con el gobierno español con cartas marcadas; en donde le sugería la necesidad de confederar a España con sus antiguos súbditos recién liberados; y hasta los acaricio con la idea de levantar un trono con un príncipe español como soberano y donde el mismo se vería en tan trashumante cargo. Pero en medio de estos inesperados sueños el tiempo transcurría y los intereses y de esta manera las presiones de los acreedores no se hacía esperar. En medio de todas aquellas disquisiciones que a veces no le hacia conciliar el sueño a Zea. Bolívar envía a Rafael Revenga a la isla Ibérica a negociar el reconocimiento de su gobierno. Una de las ordenes que tenia Revenga para Zea, era que a través de sus buenos oficios negociara una gran cantidad de barras de plata guardadas en la Casa de la Moneda de Bogotá. Esta propuesta como era de esperar despertó en Zea nuevos apetitos de ponerse en algún dinero fácil; rápidamente entablo contacto con un químico de apellido Bollmann; quien acepto recibir las barras de empeño y prestarle la cantidad de 66.000,00 libras esterlinas; que fue a caer libre de polvo y paja a los bolsillos de tan habiloso personaje. Ya con este dinero decidió viajar a España, pero antes fue a Paris donde adquirió un carruaje, lo último en lujos para la época y con un grupo de guardaespaldas e incondicionales arreglo maletas y emprendió el viaje hacia Madrid; llego allí tan ostentoso visitante y comitiva; dando demostraciones de desprendimiento y holgura económica. Poco duro aquel derroche y para completar sin haber logrado alcanzar algunos de sus planes. Los contactos diplomáticos con la corona se desmoronaron y finalmente tuvo que regresar a Londres, donde los esperaban los prestamistas buscando los intereses de mora.
Cuentan las crónicas de la época que Francisco Antonio Zea, en su afán de procurarle un adinerado consorte con un sonoro apellido a su hija Philipine Zea Meillon; se dedico a su despilfarradora vida, gastando dinero a montón con la finalidad de arrimársele a la aristocracia londinense; sin lograr su objetivo. Decían las malas lenguas y existen cartas que lo confirman que tuvo el cache de ofrecérsela al propio Santander en matrimonio. Finalmente la desposo con un General francés Vizconde Alejando Gautier de Rigny que exhibía un titulo nobiliario.
Ya en 1822 y acosado por las deudas, por los acreedores que le seguían sus pasos, no dudo en acercárseles de nuevo a sus acreedores y con un pastoral de promesas logro un nuevo empréstito de Harring Grahan y Powles; nada más y nada menos que por 2.000.000,00 de libras; que no tuvo empacho alguno en ponerle mano a tan abultada suma. Todos estas andanzas llegaban al nuevo mundo y ya los comentarios era vox populi. Fue en el Congreso celebrado en Cúcuta en 1821, que tales comentarios adquirió ribetes políticos, decidiendo allí revocarle todos los poderes plenipotenciarios a este representante en Londres. En desgracia para uno y conformidad para el otro, el portador de la misiva era Luis López Méndez, el mismo que años atrás hacia sido desalojado del cargo, Finalmente muere el 22 de noviembre de 1822, producto de unas dolencias estomacales. Bolívar solo atino al decir “Parece que los ingleses están decididos a encontrar legal el robo de los diez millones de pesos de Zea…el señor Zea es la mayor calamidad de Colombia”.
No llega a nuestra imaginación como este histórico personaje, con tan delicado pedigrí, logra tanta influencia en el Libertador a tal extremo de entenderse y de entregarle a EEUU las dos goletas a cambio de una abultada suma de dinero para su peculio personal, que habían sido confiscadas en actividades de espionaje y con armas a bordo que iban destinadas al enemigo; además como ya lo narramos logro obtener gastos de viaje por 50.000,00 $; una pensión vitalicia de General en jefe; y el cargo plenipotenciario, como gestor de préstamos ante las grandes potencias de la época; de las cuales le tocaba la parte del león.
El gobierno nacional a través de la toponimia debería de llevar a cabo un estudio más pormenorizado de tantos nombres de ciudades , lugares y obras rindiéndoles honores a individualidades que en nada merecen ser objeto de homenaje alguno. En el Palmar (Municipio padre Chien) hay una calle con el nombre de Zea. En la parte oeste del Municipio Heres hay una parroquia con el nombre de Zea; en Mérida existe un municipio y una capital con este nombre; y en el país, quien sabe, cuantos nombres existirán en honor a tan histriónico personaje.
Finalmente notamos que la historia burguesa ha tratado de ocultar verdades que aun no conocemos de personajes de nuestra historia patria, cuya historia debe ser escrita ahora que estamos en un proceso revolucionario; pues nos encontramos con historiadores, pseudo historiadores y habladores de paja de cafetín, que adulteran el acontecer histórico a favor de una clase en particular, con el objetivo de mantener en la ignorancia el desarrollo de la conciencia de los pueblos.
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