Hay tiempo para analizar la situación que confrontara el proceso con la ausencia física de Chávez. Me interesa ahora, entrarle al cálculo hecho por la oposición y parece muy obvio que en este caso, la oposición volvió a equivocarse.
En este nuevo episodio, como en otros anteriores, las diversas fuerzas políticas de la oposición le dieron rienda a suelta a su pasión y su accionar, desde el propio momento en que se hizo público el cáncer padecido por Chávez, mostraron su gran capacidad de irracionalidad y su alto nivel de intolerancia que suelen reclamar como problema del proceso.
Actuaron durante todo este tiempo, bajo el dominio de una naturaleza en franco contraste con lo humano y se les olvido que una gran, pero una gran mayoría de los venezolanos y venezolanas no tiene un su naturaleza colmada de tanta miseria. No es difícil determinar con sus respectivas pruebas en la red social, que desearon y ligaron la muerte de Hugo Chávez Frías. Ese deseo que tanto atesoraron, cuando no lo decían abiertamente; aparecía en una manifestación de su subconsciente colectivo. Su lamento por las noticias que informaban de la recuperación de Chávez, fue en más de una ocasión evidente.
Esto que ahora expreso y que lo oí en una cola, es de alguna manera una dosis de ese sentimiento tan faltaode humanidad, que lograron meterle a una pequeña parte de la sociedad venezolana. Oí minutos antes de hacerse el anuncio del fallecimiento de Chávez, la frase, “ahora si voy a tomare con gusto la dos botellas de whisky”. La persona que se reconfortaba y se disponía a celebrar la muerte de Chávez era una persona con la tipología de un venezolano común. Tenía todos los rasgos físicos y vestuario de ser una persona de pueblo con dos botellas de whisky esperando por la muerte de Chávez. Poseía una dosis letal de odio e intolerancia, que le llevaba a plantearse tomarse unos whisky por la muerte de un ser humano. Promovieron ese “sentimiento”, porque una cosa así no puede ser muy humana.
Apostaron a ese escenario, porque trasladaron muy mecánicamente su falta de humanidad al resto de la sociedad venezolano y se montaron con el supuesto, que lo mueve y motiva en su accionar. Deshumanizaron con sus mensajes a una parte de la sociedad, porque pensaron que Venezuela, es así como ellos. Son los que curiosamente piden reconciliación con estos sentimientos.
Ya no es el hecho de no haber respetado la enfermedad de una persona que necesitaba de reposo y de la posibilidad de facilitarle a su familia momento de sosiego. Pasaron esa frontera y su odio la transformaron en una propuesta política en la cual, la muerte de Chávez paso a ser su objetivo.
Apostaron mal y partieron del supuesto, que sin un Chávez instalado en Miraflores su acceso al poder era cosas de unos treinta días. Como de costumbre, volvieron a dejarse llevar por su naturaleza y están en medio de ese odio con alta probabilidades de pagar muy caro el error de poner por delante de la política su odio.
Como una manifestación de este supuesto, la prensa nos comunica diariamente de cualquier referencia. Leí en la edición de este viernes de Últimas Noticias, la respuesta de un sociólogo experto de la oposición (Alex Capriles) y en ella; el experto y sociólogo “argumentaba” que no visualizaba la paz para Venezuela porque desde el proceso se promovía la intolerancia. Dijo, según la información aparecida en UN, “que la ausencia física del primer mandatario debería dar paso a una sociedad más caracterizada por la vida entre iguales, de dialogo y acuerdos, pero creía “que eso no es lo que pasaría”. Este sociólogo debió estudiar su carrera en la luna.
Esta versión no es nada diferente a la “argumentación” que oí en la cola a la cual hice referencia. Este experto sociólogo parte de su referencia. No es capaz de observar, como sociólogo, que el desearle la muerte a un ser humano, es un monumento a la intolerancia y una locura que esta parte del país compartió y asumía con un hecho muy normal.
Marcano.evaristo@gmail.com