A quién no le va gustar…

Lamentablemente, estamos ante el desafío de una nueva campaña electoral que no debió ocurrir y por lo tanto, debemos enfrentarla con coraje, trabajo e inteligencia tal como nos los enseñó mi comandante Chávez. De seguro que el dolor, la tristeza y la arrechera que nos envuelve nos dará la fuerza suficiente para retar las fanfarronadas del Departamento de Estado de USA, a sus vasallos, representados por la oligarquía rastrera y cuyos indignos agentes los tenemos en el sifrinaje infecto de PJ (puro joder). Y como muy pronto se avecina la gesta para escoger, entre el hijo de Chávez y el empleado de la Casa Blanca ubicada en Washington, me siento obligado, para hacer proselitismo político, utilizar como epígrafe de este articulo el título de una canción venezolana brillantemente interpretada por Luis Silva.

Como afirmé en el acápite anterior, voy a plantear una interrogante tomada del título de un joropo venezolano para que el lector reflexione sobre el país que desea: "A quién no le va gustar…"

Una patria soberana gobernada por venezolanos y no por los preceptos enviados por los dueños de las transnacionales financieras, industriales y militares de los EEUU.

Una PDVSA dirigida por venezolanos(as) y que sus dividendos sean utilizadas para sacar a los pobres del estado de ignominia al cual fue sometido durante más de cuarenta años.

Una Venezuela donde no existan bases militares extranjeras.

Un país donde el usufructo proveniente de la explotación y mercadeo de la materia prima y de la comercialización de los servicios (bancos, telefónica, electricidad…) sean utilizados para resolver las dificultades de los venezolanos y no para ser enviados a la banca extranjera.

Una Venezuela donde todos sus habitantes tengan asegurados viviendas dignas, educación preescolar, básica y universitaria gratuita, servicios de salud de excelencia y una patria donde la prioridad sea el ser humano.

Una Venezuela donde los trabajadores y trabajadoras, una vez cumplida su edad de jubilación, tengan asegurado(a) una pensión del IVSS que le certifique en el futuro una buena calidad de vida.

Una patria donde las mujeres no sean invisibles y participen de igual a igual que los hombres en los planes de desarrollo del país.

Un gobierno que construya millones de viviendas para sacar los pobres del estado miseria y a la clase media, un hábitat donde sus hijos disfruten de una vida plena de felicidad.

Un gobierno que les facilite a los niños una computadora gratuita (canaimita) para incorporarlos a los desafíos perennes de un mundo de alta tecnología.

Una patria donde todos los venezolanos cuenten con una democracia participativa y protagónica donde tengan cabida todos los grupos sociales, sin distingo de ningún tipo.

Un país con una justicia equitativa y que no sólo beneficie a los grupos “encumbrados de la sociedad civil”.

Un país incorporado a la patria grande (América del Sur), el gran sueño de Bolívar y del comandante Chávez, a través de diversos convenios políticos, sociales y económicos contemplados en UNASUR, CELAC, PETROCARIBE, MERCOSUR y en diversos tratados internacionales.

Un país que no reciba las órdenes ni las imposiciones de los centros financieros internacionales como son: Fondo Monetario Mundial, el Banco Mundial, la Organización Mundial de Comercio, entre otros.

Una Venezuela con reconocimiento de la ONU por haber mejorado la educación (erradicación del analfabetismo, construcción de escuelas y universidades, un país con mayor matrícula universitaria…), la salud (la creación de un sistema de salud que ha permitido la atención a mayor número de personas) y que continuamente esté rebajando el índice de miseria de sus habitantes, gracias a la inversión social.

Una Venezuela que fabrique autos, computadoras, camiones y tractores para el trabajo en el campo que aumente la producción de alimentos.

Una patria donde los campesinos, quienes venaderamente trabajan la tierra, reciban atenciones especiales para la producción de alimentos tales como: acceso a créditos baratos, financiamiento en la adquisición de maquinarias, asesoramiento técnico, entre otros.

Una patria que realice convenios internacionales para industrializar a Venezuela y convertirnos en un país productor de diversos rubros y así transformarnos, de una nación mono productora en un país exportador.

Un país político, económico y socialmente estabilizado.

Una Venezuela cuyos habitantes se sientan orgullosos de su nacionalidad y no tengan que recurrir a las influencias foráneas para tomarlas como estilo de vida.

Una país con unos venezolanos conocedores de su historia y de la gestas de sus Libertadores quienes murieron para dejarnos una patria libre y soberana.

Una Venezuela donde el Producto Interno Bruto (PIB) crezca constantemente.

Un país solidario, tal como lo concibe el humanismo cristiano, capaz de prestarle ayuda a los seres más necesitados del planeta.

Lo anterior no es una lista de de ofrecimientos de una campaña electoral. Ese país existe. Lo señalado es una pequeña reseña de los logros de Revolución Boliviana dirigida por mi comandante Chávez y que Nicolás, su hijo, continuará una vez que gane las elecciones del próximo 14 de abril, día del renacimiento de la patria.

Ciertamente, de nuevo vemos la escoria de la oposición arremetiendo contra el candidato de la patria para desmerecer su trabajo. Lo tilda de “pobre chofer” para descalificarlo, de obrero marginal, de sindicalero, de “bachiller ignorante”, entre tantos denuestos. Algo incomprensible, dado que en las últimas elecciones presidenciales el candidato de la derecha asumía para sí, como modelo de liderazgo, el representado por Lula, quien al igual que Nicolás, se forjó en la lucha social y sindical. Por fortuna, el ex presidente brasilero y gran amigo de Hugo le reiteró a Maduro su apoyo solidario.

Le recomiendo a los dirigentes de PJ (puro joder), a sus financistas venezolanos y extranjeros que no gasten tanto dinero en propaganda falaz, infame, necrofílica, estúpida, insidiosa, calumniadora, apátrida, repugnante, escatológica, mendaz…Deben tener presente que una propaganda no sirve, ni da resultados, a menos que toque algo profundo y real dentro del corazón de los hombres y mujeres. Y los venezolanos, por fortuna, tenemos a mi comandante Chávez en un lugar insondable del cerebro, en el depósito de nobles sentimientos y en el almacén de los buenos recuerdos de los cuales será muy difícil arrancarlos. Parafraseando al programa de Pirela: llorando y corriendo: sin que a tristeza nos intimide, seguros del triunfo, así diez millones de chavistas acudiremos a las urnas para llevar a Maduro al poder en la continuación de la Revolución Bolivariana y Socialista. Honor, gloria e inmortalidad a mi comandante Chávez.


enocsnchezlpez@yahoo.com


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Enoc Sánchez


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