* El triunfo de Nicolás Maduro es insoslayable
*Pero la idiotez disociada va a activar el imperial plan B desestabilizador
Luego de ver y escuchar, por televisión, la intervención del candidato opositor en su acto de cierre de campaña en la ciudad capital nos reafirmamos en la idea de que la oposición va a mantener su candidatura hasta el final y junto con ello activar el plan desestabilizador que los halcones imperiales han venido montando, con sumo cuidado, desde hace cierto tiempo.
Como ya lo señaló el Presidente Encargado, Nicolás Maduro, hubo un momento en que el cogollo opositor manejó la posibilidad de retirarse de la contienda, que, por cierto, en los primeros instantes habían exigido con mucha insistencia en la creencia de que la ausencia de Chávez les brindaba la ansiada oportunidad de acceder al poder. Pero, al observar el ambiente avasallador que se formó en torno a la opción bolivariana, en virtud, precisamente, de la fuerte corriente emocional que se había establecido entre el pueblo venezolano y el proyecto político chavista, a consecuencia de las muestras y masivos sentimientos de dolor y de solidaridad por la desaparición física del líder supremo de la Revolución Bolivariana, vislumbraron la consideración de la retirada.
Procediendo, ahora, a la reconsideración de esa posición derrotista de entrada para pasar a este otro momento en que pretenden proyectar una falsa imagen triunfal como la reflejada en este acto de la Avenida Bolívar de Caracas. ¿A qué se debe este vaivén? ¿Qué ha motivado este cambio de posición? Simplemente que esta oposición vernácula no se gobierna por sí sola, no está en condiciones de decidir por si misma las políticas a desarrollar. Evidentemente se les impuso la orientación norteña, la de los halcones imperiales, en el sentido de la conveniencia de participar en las elecciones para, en primer lugar, no dejar al garete ni desorientada a las bases opositoras y, en segundo lugar, siendo lo más resaltante, por la determinación de continuar aplicando, en condiciones más propicias, el desestabilizador plan B en una fase más beligerante.
Si observamos la conducta política de la oposición, en los procesos electorales, se aprecia que esta ha estado signada por ciertas constantes que marcadamente están presentes en la actual contienda: ataque desmedido con denuncias infundadas al ente rector electoral; denuncia de parcialidad a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana; sabotaje al Sistema Eléctrico Nacional; acaparamiento y desabastecimiento de alimentos y productos básicos; movilización de estudiantes “manitas blancas” en actividades de acoso y agitación y la consabida manipulación mediática local e internacional. Acciones, que por lo demás, están claramente señaladas en los Manuales de Desestabilización de la CIA y que esta ha venido aplicando rigurosamente en todos los experimentos golpistas, exitosos o no, destinados al derrocamiento de gobiernos no afectos a los intereses imperiales estadounidenses, como es el caso de nuestro gobierno bolivariano. A todo lo cual habría que agregar, las graves denuncias formuladas por el canciller Elías Jaua, en el sentido de que se ha detectado la infiltración, en Venezuela, de comandos salvadoreños que vienen con la expresa función de emprender acciones terroristas y hasta magnicidas con la intención de caotizar al país.
Sólo que en esta oportunidad, junto con el calentamiento del ambiente político y social por la puesta en práctica de estas medidas desestabilizadoras, y en la creencia de que están ante una coyuntura que les podría ser favorable por la no presencia física del Comandante Chávez, apostando a una supuesta ausencia de capacidad de dirección, de autoritas, de quienes están al frente del proceso revolucionario bolivariano, se aprestan, en consecuencia, a reiterar la denuncia de fraude sustentándola en un supuesto triunfo electoral que le están introyectando a su base política y social; acrecentando la disociación, ya de por si acumulada, en el electorado opositor. Han sabido inocular en su gente, buena parte de ella desprevenida ante la manipulación mediática, una marcada idiotez producto de la labor disociadora que le impide captar la realidad aún cuando se la tropiecen de frente; particularmente esto ocurre en la zona del este de Caracas, en el eje metropolitano mirandino donde cuentan con un activo de cerca de 200 mil venezolanos, de extracción económica acomodada y con formación cultural y profesional que movilizan, indistintamente, en función electoral o en función subversiva según sea la intencionalidad y las circunstancias en que se desenvuelvan, en un momento determinado; ya en otro abril (2002) la movilizaron con propósitos, claramente, golpistas y desestabilizadores.
Siendo el caso, precisamente, que la realidad político-electoral de la Venezuela presente es que el triunfo del candidato de la Patria es, sencillamente, insoslayable por varias razones, pero sólo enfatizaremos en dos de ellas. En primer lugar, el hecho incontrastable de que las encuestas, las más serias y con mayor tradición de las que actúan en el país (IVAD; CONSULTORES 30:11; ICS; HINTERLACES; DATIN CORP; DATANALISIS; GIS XXI) le otorgan, todas, a Nicolás Maduro sobre Capriles Radonski una holgada ventaja que oscila entre 10,6 y 20 puntos; diferencia, objetivamente, imposible de superar faltando tan pocos días para las elecciones, de allí que insuflarle a su electorado la idea de que ya están ganando, sin presentar ninguna sustentación de tal pretensión, como hizo el candidato burgués en este acto de clausura en la ciudad capital, más que una temeridad o una táctica política es una movida con piquete al revés que está destinada a montar el escenario de declaratoria de fraude, el propio 14 de abril, por la noche, cuando los resultados les sean adversos, con la idea de desencadenar una situación tensional propiciadora de desestabilización, que es el juego cantado del imperialismo dentro de su plan macabro injerencista e intervencionista. Haciéndole un seguimiento a voceros, claramente, pro- imperialistas como Rafael Poleo, en su Péndulo del Nuevo País; a Petit Da Costa, en su columna semanal en La Razón; a las declaraciones de la diputada María Corina Machado y a varios de los conspicuos columnistas del periódico de Miguel Otero, El Nacional, por sólo mencionar algunos, se puede tener más claro el panorama del escenario que se pretende montar para el próximo domingo.
Y, en segundo lugar, está el hecho, si acaso, el más notorio, pero es el que la derecha se empeña, mayormente, en ocultar; nos referimos al de la toma de conciencia, identidad e internalización que ha tenido nuestro bravo pueblo con el proyecto político liderado por el Comandante Chávez y que hoy encarna el compatriota Nicolás Maduro por disposición expresa del propio Comandante. La derecha pretende desconocer que nuestro pueblo, mayoritariamente, ha madurado políticamente y se ha asumido como sujeto social, con plena conciencia de su papel ante la vida y la historia, y ante el país, precisamente, a partir de la irrupción de Chávez en el escenario político nacional. A partir de allí se forjó una simbiótica y constructiva relación entre el Líder y el pueblo que está llamada a mantenerse en el tiempo como condición para materializar los más caros anhelos de cambio y de superación presentes desde hace más de 200 años en la sociedad venezolana; relación que se vivencia en la expresión popular CHÁVEZ SOMOS TODOS y que se va a manifestar en el voto masivo para llevar a Nicolás Maduro a la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela, haciendo realidad la petición del Líder Supremo en su dramático mensaje de despedida al pueblo venezolano el pasado 8 de diciembre.
La derecha lacaya se apresta a intentar ponerle la mesa a la desmedida ambición imperial de intervenir en la vida nacional y de meter sus fauces nuevamente en las riquezas patrias. Por eso las elecciones del 14 de abril y los días subsiguientes son de trascendental importancia para nuestro país; está en liza la independencia y la soberanía nacional que reconquistamos con Chávez y la Revolución Bolivariana, está en riesgo el bienestar de nuestro pueblo. No nos queda otra alternativa, como pueblo, que salir a vencer en esta lid electoral y a estar dispuestos a defender en todos los terrenos posibles el legado histórico del Comandante Chávez, que es lo mismo que decir, salir en defensa del futuro socialista de la Patria.
*miguelugas@gmail.com
Miembro de la coordinación del Movimiento Social de Medios Alternativos y Comunitarios (MoMAC)