Los resultados electorales nos deben llevar a una concienzuda reflexión en torno a las políticas del Gobierno Bolivariano. Es evidente que la no solución del problema eléctrico (graves en Zulia y Táchira), la especulación y acaparamiento bestial, la inseguridad y la falta de compromiso de los funcionarios públicos le hicieron mucho daño a la CAMPAÑA electoral de Nicolás Maduro. Todo esto aunado a que no hubo una estrategia política para mantener los votos del 7 de octubre y captar más. La campaña se centró en un entretenimiento musical, especie de Reality Show Político, sin mucha inserción en lo social y olvidando el trabajo en las comunidades, base de cualquier triunfo electoral.
El burocratismo ha sido otro de los fenómenos, sin resolver, que ha minado la institucionalidad en el país y, por ende, la confianza en el gobierno. Esos burócratas enquistados en puestos claves de la administración pública que no contribuyen con el buen desenvolvimiento de los organismos del Estado y obstaculizan los trámites y beneficios para el pueblo.
Es por ello, que la exigencia hoy, es a la depuración de la administración pública comenzando por los Ministros, Directores y funcionarios de alto rango ineficientes e incapaces. También al trabajo mancomunado entre gobernadores y alcaldes bolivarianos para resolver los problemas inmediatos de las comunidades, no hay excusa para que los estados en manos de los bolivarianos no cierren filas en la construcción del buen vivir. Si disminuimos la votación y, hasta perdimos, en algunos estado bolivarianos hay que hacer una revisión profunda de lo que allí sucedió.
Por otro lado, el PSUV debe fortalecer su presencia en los sectores populares y estructurar una política ideológica coherente para contribuir con la formación de los líderes en lo más inmediato que son las barriadas populares. Basta de líderes de oficina, lujos y comodidades. La batalla hay que darle allí donde el capitalismo desarrolla su proceso de enajenación de la conciencia.
Por último, no debemos estigmatizar a una parte del pueblo como traidores, pues eso nos distancia de sus particularidades y de las causas profundas del cambio electoral. Ir a los orígenes del descontento con la revolución, a sus aspiraciones y a las promesas no cumplidas hasta ahora. De esta manera, podremos hacer los análisis que permitan reconquistar los espacios cedidos a la derecha.
La consigna debe ser rectificación y reimpulso en la Revolución.
Docente/investigador. Universidad del Zulia
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