Hay dos modelos, el socialismo y el fascismo, al último le hemos visto sacar sus garras asesinas una noche después de las elecciones, para incendiar la patria y asesinar compatriotas. Esos son los representantes del gran imperio, ese que usa la mentira, la manipulación y el engaño. Ese que se presentó con su títere Capriles en las elecciones, anunciándose como el nuevo profeta socialista, disfrazado con la bandera de una patria a la que solo ha saqueado e irrespetado, ese que hablaba al país repitiendo guiones escritos por sociólogos y sicólogos gobbelianos y capitalistas, matemáticamente diseñados para confundir a quienes no tuvieran claridad ideológica, a quienes no veían patria más allá de Chávez, a quienes fueran fáciles víctimas de sus campañas de miedo y falsas promesas.
Ese que apenas perdió las elecciones, desconoció los resultados y se despojó de todo aquel disfraz de progresista y se ha ensañado contra todo lo que decía defender, que salió por televisión y le gritó al pueblo que saliera a la calle y “DESCARGARA SU ARRECHERA”, ese que es el culpable que el resultado de su incitación sean ocho compatriotas muertos, centros de salud incendiados y el odio entre venezolanos, asediando a quienes estamos con Nicolás. Ese es el modelo fascista.
El socialismo lucha dentro de la sociedad capitalista por un modelo humanista de repartir las riquezas, por la igualdad, por la mayor suma de felicidad, por el amor a la vida y a la naturaleza y contra el egoísmo y la ambición de riquezas, ese que ha logrado brindarle al pueblo educación de calidad en todos los niveles para todas y todos sin exclusión, ese que construyó CDI en cada barrio para brindar salud gratuita al pueblo, ese que está construyendo viviendas dignas para los más pobres, ese que unió a nuestra América y dio ejemplo al mundo, ese que nos enseñó Hugo Chávez Frías, el comandante eterno. La sociedad socialista para derrotar el capitalismo de la barbarie.
La voluntad de seguir el camino ha superado con victoria una gran batalla. La guerra sicológica, la guerra eléctrica, la guerra mediática desatada por el imperio entero, no pudo rendir al pueblo, quien venció nuevamente.
El espíritu de Chávez que vive en la memoria y el corazón del pueblo no pudo ser derrotado, la fuerza impetuosa de su hijo Nicolás Maduro tampoco. Hemos vencido esta difícil batalla y hay que avanzar más radicalmente hacia la nueva sociedad: socialista será el porvenir!
¡En el cielo manda Chávez y en la tierra Nicolás!
¡Castigo para los fascistas!
¡Cárcel para Capriles instigador de la violencia que dejo ocho camaradas muertos!
¡Chávez vive, la lucha sigue!
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