Escuchar al Gobernador Capriles en una supuesta rueda de prensa donde nunca se enfocó a los periodistas, nos indica que debió ser hábilmente calculada para lograr su estrategia fascista, solicitando imposibles para continuar fomentando perturbación.

En Venezuela, las tendencias fascistas no eran conocidas, hasta la fundación de “Primero Justicia” y ahora “Voluntad Popular” de Leopoldo López. La ideología de P.J, no se conoce, solo sus actitudes y capacidad de mediatizar todas sus actuaciones en pro de socavar la autoridad del Gobierno.

El Dip. Julio Borges, conductor del programa “Justicia para Todos” en la desaparecida RCTV, manifiesta sus primeras actitudes fascistas conocidas. Su eje central fue desarrollar la tesis de que este Estado democrático no sirve para administrar justicia. Entonces, Borges actuaba como el Estado totalitario, él es el orden, la ley, actúa como represor de las libertades de sus invitados.

El fascismo no puede ser democrático, la mentira es su base de sustento, actúa contra toda ética, su único objetivo es el poder en sí mismo. El pueblo que trabaja todos los días, que tiene necesidades acumuladas, no hubiese perdido su realidad social, económica y política, si el PSUV hubiese sido más eficiente en no permitir la sensación de ingobierno, que se transmite cuando buhoneros venden libremente los productos acaparados a precios especulativos, resultando Indepabis una burla. Continúan las ventas de reporte para empleo, el pueblo sufre de frustración cuando necesita una bombona de gas que le resulta más costosa y difícil después de la nacionalización.

No olvidemos que el pueblo llego al poder con el Arañero de Sabaneta y continua con el Obrero Presidente.

Los fascistas son racistas, se creen superiores. Los jóvenes en su justo deseo de superarse no deben deslumbrarse por unos farsantes que para ellos constituyeron la franquicia “Voluntad Popular” orientada al “mercado” electoral juvenil. Reaccionen! Ustedes también son pueblo.

La constitución, es producto del espíritu democrático de todo el pueblo. Esto no lo tolera quien se cree el primero en su clase jerárquica, en su rueda de prensa, el pedante Gobernador alardea de un poder que no tiene. Miente por partida doble, en su fabulación a la verdad nos habla de un viaje a Lima y que como no lo realizó, UNASUR cambió su decisión y reconoció el triunfo de Maduro. Finalmente, soltó el objeto de su “alocución” “ustedes se robaron las elecciones” y para que no quepa duda de su poder sentenció un ultimátum al CNE para que corrija.

Es necesario comprender que el fascismo se combate todos los días en la calle, empresas y universidades, y que es una tarea propia del PSUV estructurado y funcional.

Acertadamente el presidente Maduro, está enfocado a su trabajo junto a los Gobernadores e Instituciones de Gobierno. También voceros del PSUV han convocado a la reflexión y análisis de la situación política que arrojó esos resultados electorales contradictorios. El militante del partido también espera mayor protagonismo en la elaboración de las políticas públicas, se necesitan canales de comunicación permanente donde puedan aportar sus puntos de vistas oportunos a la dirigencia en un vínculo de interés común, en una práctica de igualdad que facilite la crítica constructiva para corregir o para aplaudir los logros del pueblo.

La oposición democrática debe aislar a los fascistas. Todo el país lo valoraría muy positivo.

El presidente Maduro, fue electo de acuerdo a la constitución, la ley y reglamentos del Poder Electoral de la República, todos los otros poderes constitucionales lo reconocen, la limpieza y transparencia de su elección la avalan los acompañantes internacionales, la OEA y la ONU; está ejerciendo el poder que le asigna a su cargo la constitución, es decir, su elección es legal. Ante esta realidad, la ilegitimidad solo la puede plantear la mayoría del pueblo, no la oposición, que por lógica resulta ser la minoría.

Venezuela reclama una oposición democrática que no obstruya el normal desenvolvimiento del país.


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