La verdad es revolucionaria. “CON LA VERDAD, NO OFENDO NI TEMO “afirmó Gervasio Artigas.
Sacar el gabinete a la calle, es sentir los dolores que padeció nuestro Comandante ante la desidia, la burocracia y la corrupción, es oír el clamor de un pueblo ahíto de soluciones, es sentir la angustia de Chávez ante el sueño inconcluso. Amén (así sea), como develar la causa del resultado electoral del 14/4/13.
El Comandante Supremo, insistió mucho sobre la necesidad de que el gabinete saliera del confort a la calle.
El Presidente Maduro recogió el legado y se lanzo a gobernar desde la calle. Un gran acierto político que ha vuelto la confianza a nuestro pueblo.
El gobierno de calle consiste, en que una avanzada del tren ministerial se instale en un Estado o Municipio para conocer sus necesidades y de una aprobar los recursos requeridos.
La verdad es revolucionaria; el diagnostico y las prioridades lo determina el pueblo en asamblea, habida cuenta de ser ellos quienes las conocen y padecen.
El gobierno de calle y la dirigencia local, deberían resistir calladas a la hora del diagnostico Amén (así sea), por su culpa, por su grandísima culpa. Vale decir, asimilar la crítica con espíritu auto-critico, el PSUV y los partidos del Polo patriótico deben abstenerse de protagonismos electoreros y abocarse a garantizar la mayor participación del pueblo en las asambleas.
Para nadie es secreto que la cultura política-partidista de este país lleva el germen de ica” ADECO-COPEYANO (politiquería oportunismo, chantaje etc.).Prueba de ello, la “casualidad”, que antes de la llegada del gobierno de calle a un Estado o Municipio, las autoridades, partidos y candidatos, se adelanten a realizar asambleas, diagnosticar, priorizar y recolectar firma en su nombre. (Caso Municipio Carlos Arvelo-Edo Carabobo).
Ante esta conducta el gobierno de calle debería nombrar una comisión que verifique lo acordado en de cada Asamblea y asignar recursos a condición de lo que arroje la comisión vrificadora y se ratifique a la luz de la visita casa por casa que plantea el camarada Maduro en el marco del gobierno de calle.
Queda en manos de las comunidades ejercer la contraloría social sobre los recursos asignados y por sobre todo el control y fiscalización de las obras, sin consideraciones partidistas ni compadrazgos.
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