La mayoría de nosotros solemos pensar en la guerra de independencia como una guerra del pueblo venezolano contra España. Tendemos a imaginarnos la lucha de un pueblo consciente, unido y cohesionado, que sin ningún distingo peleó contra los ejércitos invasores de una potencia extranjera. Un pueblo que entendía perfectamente el pensamiento de sus líderes. Sin embargo, esta visión obedece mucho más al imaginario colectivo que a la realidad de los hechos acontecidos en nuestro país. Lo cierto es que inicialmente la idea de una nación hispano-americana independiente era verdaderamente entendida por pocos, e incluso, en principio pertenecía sólo al pensamiento visionario de hombres como Francisco de Miranda primero y Simón Bolívar poco después. Al comienzo de la guerra, no todo el pueblo venezolano comprendía a ciencia cierta todas las implicaciones de que las colonias hispanoamericanas pudiesen constituir por sí mismas una nación independiente, ajena a la corona española.
Tampoco es cierto que haya existido un pueblo unido y cohesionado, pues ello implicaría que indígenas, afrodescendientes, mestizos y blancos hubiesen luchado todos juntos entendiéndose como un colectivo nacional, constituido de manera igualitaria por todos estos diversos componentes raciales y socioeconómicos. La realidad es que la lucha era impulsada por un segmento importante de los blancos descendientes de europeos, en gran medida por intereses económicos, pero sostenida filosófica e ideológicamente por el pensamiento visionario de Miranda y Bolívar; a su vez, profundamente influenciado por las corrientes filosóficas de los enciclopedistas franceses y la masonería. En cuanto a los colectivos raciales, estos se disgregaban entre uno u otro bando dependiendo de las circunstancias.
De igual manera, es poco cierta la creencia general de la lucha contra el “ejército español”, es decir, el ejército colonial español. La realidad es que España, invadida en ese momento por Francia, tenía demasiados problemas como para prestarle atención preferencial a las colonias.
Pero si esto es cierto, como en efecto lo es, entonces, ¿contra quiénes lucharon nuestros próceres durante la guerra de independencia? Pues la respuesta es muy sencilla y es tal como aparece en nuestros libros de historia: contra los Realistas. Pero erróneamente se entiende realista como sinónimo de español, y una cosa es decir español y otra Realista. Realista era todo aquel que defendiera a la realeza, a la monarquía, independientemente del lugar en el que hubiese nacido, y de hecho, el ejercito realista estaba compuesto en su amplia mayoría por gente nacida en este continente.
Durante la guerra de independencia, buena parte de la población venezolana entendía la supeditación de nuestra nación a la corona española como normal; es más, se asumía como parte del orden “establecido por Dios” esa era la doctrina católica del "derecho divino de los reyes". Los sacerdotes católicos y las oligarquías realistas arengaban contra los libertadores, responsabilizándolos por los estragos y la pobreza que estremecía a la Patria Grande a causa de la guerra.
El desgaste de años de guerra se hizo sentir en un sector de la población seducida contra Bolívar bajo este tipo de argumentos. Pero lo que olvidaban mencionar los inquisidores del Libertador es que las causas que generaron la guerra de independencia eran precisamente la búsqueda de mejores condiciones de vida para nuestro pueblo; condiciones que sólo podrían lograrse al obtener la victoria en la contienda y manteniendo la soberanía alcanzada en esta.
Las oligarquías locales, propietarias de la mayor parte de la prensa escrita, fueron capaces de acusar al Libertador de mantener pretensiones “monárquicas” e “imperiales”, al tiempo que manifestaban que su actitud contra Bolívar la desplegaban en defensa de la “libertad” y el “federalismo”. Lo aberrante de todo esto es que buena parte de esa oligarquía, que atacaba a Bolívar en defensa de la “libertad”, venía de apoyar la causa realista e incluso de formar parte de sus ejércitos durante el inicio de la guerra de independencia. Lo grave de ese escenario fue que un importante sector de la población cayó bajo la influencia de estos “paladines de la libertad”, y el rechazo a Bolívar comenzó a sentirse en algunos sectores de la población hasta el punto de terminar su vida el Libertador enfermo, decepcionado y con prohibición de ingresar a la propia tierra a la que él mismo le legara la libertad.
No obstante todo lo anterior, si Bolívar hubiese podido, hubiese preferido evitar una guerra entre compatriotas, lamentablemente las condiciones de aquel momento histórico no se lo permitieron.
Hoy dos siglos mas tarde, nuevamente los controladores sociales del sistema imperante manipulan e intentan hacer confrontar a venezolanos contra venezolanos. Pero hoy, ya no estamos en la época de Bolívar, en este momento histórico solo podemos ganar convenciendo, así se ganan las batallas en democracia.
Hay que entender que nuestro enemigo no es el hermano o la hermana venezolana que se opone al proceso, ese compatriota no sabe que ha sido engañado por la mas soberbia maquinaria de alienación y control social de toda la historia, lejos de verlo como el enemigo hay que hacerle despertar.
Pero para convencer a esa gran parte del país que prefirió votar por la opción que atenta contra su propia patria, hace falta mucho mas que una simple estrategia partidista.
Para convencer a ese compatriota es necesario dar respuesta a las necesidades concretas del pueblo: se trata de hacer retroceder la inflación, de garantizar una buena economía sostenida por un fuerte aparato productivo nacional, y de desarrollar el máximo nivel de eficiencia en las instituciones publicas. Todo aquel que trabaje en una institución publica y en lugar de cumplir de manera eficiente con su trabajo se dedique a practicar el burocratismo y la corrupción debe ser considerado traidor a la patria, porque ese no tiene conciencia del momento histórico que estamos viviendo, ese es tan traidor a la patria como aquel que se alegra de pensar en una intervención extrajera contra nuestro país.
Justo ahora nos enfrentamos al mayor poder de la historia: al poder de los Estados Unidos y las Grandes Corporaciones Trasnacionales, al gran capital en pleno, ese que controla el cine, la radio y la tv a nivel mundial. Pero mucha gente aquí no sabe eso ni le importa, a mucha gente lo que le interesa es tener un gobierno que resuelva sus problemas, y a decir verdad es su derecho. A ese sector de la población no lo vamos a convencer solamente hablándole de Bolívar, a ese sector solo vamos a convencer con hechos concretos: aun mas de los que ya ha dado este gobierno con tantas políticas sociales.
Nuestro principal enemigo es la ineficiencia, junto con el burocratismo y la corrupción, porque son tales las que le brindan elementos al enemigo externo para que ataque al proceso. Por eso quien incurra en tales practicas, independientemente de la tendencia política que tenga, es un traidor a la patria, pero lo es mucho mas si dice militar dentro del proceso revolucionario.
Si cumplimos el objetivo del Libertador, si logramos construir un sistema que brinde la mayor suma de felicidad al pueblo, habremos aislado a la dirigencia ultraderechista entreguista de este país, habremos derrotado al Imperio y habremos consumado la máxima victoria de la patria.
@ronaldmcaracas