Durante la semana que está finalizando se celebró “El día del ambiente” como un homenaje a la “pacha mama”, así mismo, un recordatorio a todos los habitantes de la Tierra en la obligación de contribuir a la protección del planeta que nos ampara. Indiscutiblemente, el “hombre primitivo” tenía una relación de equilibrio con la naturaleza, sabía que esta era su proveedora de alimentos y cobijo, por lo tanto debía preservarla. Contrariamente a lo que ocurre en la actualidad, secuela de un modelo político, económico y social cuyo único interés, parece ser, la destrucción del planeta. No cabe duda, al capitalismo no se le escapa nada y está empeñado en destruir la suelo, el subsuelo,el aire y el agua, principales fuentes de alimento de los terrícolas.
Todo comenzó con la revolución industrial. Antes de ésta el hombre no producía alimentos en serie para la venta y almacenamiento, se conformaba con cultivar, pescar o cazar, es decir, proveerse de la comida indispensable para alimentar a la familia y los enseres, como muebles, camas, entre otros, los fabricaba él, junto con su familia o comunidad, sin degradar el ambiente. Con la llegada de la revolución industrial las grandes empresas capitalistas debían fabricar en serie: alimentos, maquinarias, textiles, zapatos y todo aquello que contribuía al confort de la humanidad, al crecimiento de los capitales, a la pobreza de la población y a la degradación del ambiente. La revolución industrial incorporó las máquinas para fabricar cosas necesarias e innecesarias. Por lo tanto, era ineludible la utilización de combustible para transformar la energía fósil en otras formas de energía (cinética, potencial, térmica, eléctrica, luminosa, etc.). Se sabe, por Física elemental, que no se puede transformar energía sin desprendimiento de calor y sin producir, en algunos casos, desechos tóxicos. En el primer caso, el calor (calentamiento) se agrega a la atmósfera (consecuencia del calentamiento global) y en el segundo, tales desechos se incorporan al medio ambiente (suelo, aire, río y océanos). Cuando el desarrollo es incontrolado, cuando este obedece solo a criterios crematístico, como es el caso del concepto capitalista del progreso, todo apunta a la destrucción del ambiente y como consecuencia, la ruina del planeta.
Para finales de la Segunda Guerra Mundial Europa carecía de bosques que le permitiera suplir las maderas necesarias para la fabricación de muebles, puertas, barcos, andamios y todos aquellos enseres necesitados de este componente. Para suplir la demanda algunas compañías madederas francesas, inglesas, alemanas, etcétera, recurrieron a sus antiguas colonias en África, Asia y las hermosas zonas boscosas del Amazonas. Consecuencia de la explotación desmedida de los bosques se originó, en ciertas zonas, la llamada desertificación, es decir la degradación ecológica de antiguos suelos fértiles y productivos. En algunas regiones la tala indiscriminada de los bosques se hace para facilitar actividades de cultivo (monocultivo) y el pastoreo excesivo. A manera de ejemplo, sólo en América Latina, entre 1990 y 1995, se deforestaron 57.576 kilómetros cuadrados, en 1994 en Brasil estaban afectados por el fenómeno de la desertificación 666.083 kilómetros cuadrados y durante los primeros dos o tres años de las décadas de los 90, Costa Rica tuvo el primer porcentaje de desforestación en el mundo. A nivel porcentual: 60 mil hectáreas por año en un país de de 51 mil 100 kilómetros cuadrados.Y todo para saciar el afán de los capitalistas de obtener dinero de manera descomunal.
No sólo la desertificación está causando la degradación ambiental, consecuencia del afán de los capitalistas de aumentar su cornucopia, también los desechos peligrosos para la salud, producto de la actividad industrial indiscriminada, van a parar al medio ambiente. Los agentes tóxicos los hay de todo tipo para escoger: contaminación hídrica, por la liberación de residuos contaminantes hacia los océanos, ríos y lagos; contaminación del suelo producida por los productos químicos liberados por un derrame o filtraciones sobre y bajo la tierra y los fertilizantes. Entre los contaminantes del suelo más significativos se encuentran los hidrocarburos como el petróleo y sus derivados, los metales pesados frecuentes en baterías. Contaminación por basura, radiactiva, genética, electromagnética, térmica, acústica, visual, lumínica entre otras. También podemos destacar los contaminantes biodegradables, sustancias que pueden ser degradadas o transformadas por los microorganismos (bacterias y hongos). Por ejemplo, tenemos al papel, al cartón, algunos detergentes y desechos orgánicos (excrementos y alimentos) y pare de contar sobre todas las sustancias que ha inventado e inventan el hombre o mujer que en un futuro cercano implica una degradación ambiental. Hay que tener en cuenta que el aumento de la población de la Tierra multiplica los daños acarreados al medio ambiente por cada persona. No se debe olvidar que ciertas sustancias persisten en forma peligrosa, incluso por mucho tiempo (el plástico), después de ser introducidas en el medio ambiente. Es el caso del mercurio, el plomo y ciertos materiales radiactivos.
Estudios recientes demuestran que el motor de combustión interna ha contribuido más al calentamiento global del planeta que cualquier otro factor. Casi la mitad de los elementos contaminantes del aire respirado por los terrícolas, proceden de los vehículos que por millones ruedan por las calles y autopistas de las grandes y pequeñas ciudades. Aparte de lo anterior, los estudios han determinado que la contaminación del aire es responsable de la de alrededor 200.000 muertos al año. El calentamiento global contribuye a elevar la temperatura del planeta azul año tras año, produciendo un incremento de riesgo de sequía en algunas regiones del globo terráqueo, como resultado, los efectos sobre la agricultura y la salud podrían ser perjudiciales.
A manera de ejemplo, en el 1989, cuando se descubrió una veta de oro en “Grasberg” (Papúa Occidental), explotada por la compañía Freeport McMoran Company se extraían 300.000 toneladas del mineral cada día. El efecto del procesamiento, luego de molido el material, se vertieron sobre los ríos cercanos 120.000 toneladas de desechos extremadamente nocivos para la salud humana, vegetal y animal. En contraste, tales ganancias no se reflejan en la población, el “magnánimo” consorcio minero pone a la disposición el uno por ciento del beneficio para el desarrollo de la infraestructura de la región. Resultado de esta barbarie es la proliferación de las zonas desérticas, el calentamiento global, entre otros de los males causados por el mal entendido desarrollo. Es el saqueo de los bienes planetarios de las malignas transnacionales que utilizan métodos de producción inhumanos, como si los recursos del planeta fuesen únicamente para beneficios de un grupo reducido de nefastos empresarios. Es el mejor ejemplo de lo que no se debe hacer en el planeta.
Lo señalado en los párrafos anteriores afecta directamente el bienestar de los seres humanos y hasta ahora, los gobernantes no se ponen de acuerdo para frenar el proceso de alteración del clima (calentamiento global), extinción de especies y la degradación de los paisajes. Casi todos los años, se reúnen mandatarios de algunos países para resolver los problemas que asolan el hábitat terrestre (el deshielo de los casquetes polares, la contaminación del agua de los ríos y los océanos) y nunca llegan a un compromiso. Donde sí hay excelentes acuerdos y resultados, son en las reuniones de tipo financiero, cuando se reúnen, por ejemplo, el G-8, las economías más poderosas del mundo para buscar el crecimiento de sus insaciables cornucopias. Parece que todo apunta a la eliminación de la especie humana, como resultado del proceso de deterioro ambiental.
No estaba equivocado mi comandante Chávez cuando en su “Plan de la Patria 2013-2019”, el mismo del presidente MM, cuando incorporó en este el objetivo 5.4: “Contribuir a la conformación de una gran movimiento mundial para contener las causas y reparar los efectos del cambio climático que ocurren como consecuencia del modelo capitalista depredador”. Honor, gloria e inmortalidad a mi comandante Chávez.