Los gringos siempre han sido muy dados a calcular hasta para echarse un peo, y quizás por ello vean como valida esa mordaz sentencia de que la venganza es dulce. Por los vientos que soplan, no aparece en la agenda expansionista de EEUU los planes para invadir militarmente nuestro territorio. Por cierto, esta opinión no es compartida por ex Presidente de la Asamblea General de la ONU, Miguel D´Escoto, quien a dicho “que Estados Unidos puede y quiere invadir Venezuela”, y reforzando su afirmación agrega: “que los representantes del imperio son ladrones y asesinos, capaces de hacer cualquier barbaridad para obtener lo que buscan”. Sin embargo, este observador provinciano estima que los hechos más recientes demuestran que Washington, por razones economicistas, y evitando mayores censuras en la opinión mundial, esta vez prefiere apostar a ese desgate que produce un prolongado ejercicio del poder.
Desde 1998 van unas cuantas elecciones, y en cada una de ellas se ha incrementado la volumetría de las esperanzas entre los electores, quienes a veces se muestra más exigentes y hasta se diría que se le pasa la mano. Lamentablemente, por razones ajenas a la voluntad de los gobernantes, no siempre se puede satisfacer todas las expectativas gravitan en el complejo universo universal.
Y como guerra avisada no mata soldado, esperamos que los estrategas del proceso bolivariano, sin perder tiempo decidan picarle adelante a los agentes del mal, porque entre los planes del imperio está cocinarnos con nuestra propia salsa, o sea, derrotarnos en el campo electoral, precisamente en el terreno donde hace catorce años pudo el pueblo librarse del antiguo yugo de la oligarquía holgazana y pitiyanqui.