Desarrollo, ambiente e ideología

La ciencia y la tecnología de la industrialización de la civilización capitalista, lleva consigo la maquina, la cual lleva en su seno los elementos de la explotación del hombre por el hombre y la destrucción del ambiente, de la naturaleza, devasta los recursos naturales no renovables, impide el desarrollo endógeno (el cual es sostenible y sustentable), además de siempre estar integrada con el aparato del Estado. Es así como vemos en la actualidad las consecuencias que esta visión de industrialización, de desarrollo y de productivismo, que han ido generando la destrucción del planeta, y que hoy lo estamos sintiendo con el recalentamiento global, la destrucción de la capa de ozono y las consecuencias que estas traen consigo.

Otro elemento que tenemos que plantear es que en el siglo XX en muchos países se hicieron revoluciones, en algunas se han producido cambios burocráticos liberales (eurocomunismo), reformas, pero lamentablemente se han apoyado en la ideología del productivismo, del desarrollo de las fuerzas productivas en el concepto de industrialización de la civilización capitalista, es decir, no se rompió con esta visión táctica del desarrollo. En conclusión, no se destruyo el modelo científico tecnológico, y luego esto trajo como consecuencia, que los niveles de contaminación y destrucción del ambiente hayan aumentado.

El mundo se ha reunido en Copenhague con la tarea de discutir sobre las emisiones de gases de efecto invernadero (entre varios puntos), pues países como EEUU aportan el 23.5%, China el 11.9%, Rusia el 5.9%, Japón el 4.9%, India el 4.5% Alemania el 3.3% Reino Unido el 2.3% México el 1.7%. Aquí observamos como estos países desarrollados y otros en vías de desarrollo están produciendo graves daños al planeta por ese enfoque productivista e industrializador. La tarea fracasó ante el intento de las naciones desarrolladas en responsabilizar a los países en vías de desarrollo de las emisiones de CO2, torpedeando posibilidades de acuerdo. Solo las voces del Comandante Chávez y del Presidente Morales se hicieron sentir a nivel mundial sobre la responsabilidad de que este modelo de la cultura capitalista está destruyendo el planeta.

Si analizamos el impacto del cambio climático, este si bien nos afecta a todos, a corto y mediano plazo afecta principalmente a los países que contaminan menos; los incendios en el Amazonas durante el verano, las sequías en Africa, la desaparición de los glaciares andinos, traen consigo además de la alteración de nuestros ecosistemas, consecuencias sobre los pueblos, traduciéndose en hambre y miseria. Por lo tanto, con el planteamiento del socialismo del siglo XXI y la revolución bolivariana, debemos inventar el futuro, debemos crear la ciencia y la tecnología de la industrialización alternativa, basadas en procesos naturales, no contaminantes, como por ejemplo; la energía solar, la bioenergía, la energía eólica, la energía maremotriz, biotérmica, hidráulica, entre otras, para de esta manera no emplear ese modelo científico tecnológico capitalista, ni apoyarnos en él, como se ha hecho, sino crear una nueva máquina, una nueva herramienta correspondiente a las nuevas necesidades. Esto se traduce en un nuevo modelo de desarrollo, como lo es el desarrollo endógeno. Hay que aprender de la cosmovisión indígena, la cual plantea que la ciencia y la tecnología deben estar en equilibrio armónico con la naturaleza.

Ahora bien, el problema de fondo sobre la industrialización lo es el pragmatismo productivista, producir más a menor costo (y la protección del ambiente acarrea costos), amparado en una concepción consumista. El sistema económico, se mantiene sobre la base de un consumismo fetichista; se trata de la generación de bienes y servicios industrializados de cuestionada pertinencia o necesidad. El consumismo, como práctica del capitalismo, es expresión de la concepción ideológica capitalista, pues, se trata de mercantilizar todos los espacios, todos los recursos de la vida, para convertir al hombre y la mujer, en herramientas de producción y consumo.

El socialismo del siglo XXI y la revolución bolivariana deben considerar al hombre y a la mujer como parte integrante de la naturaleza, lo cual nos lleva a la creación del ecociudadano, un ser social consciente y sensible sobre el como vivir en armonía con la naturaleza, un ciudadano que consuma y tome de la naturaleza solo lo necesario, que sea conciente sobre la necesidad de usar la energía de la manera adecuada. Debemos formar ideológicamente un ser social dispuesto a crear la civilización socialista para salvar el planeta, e impulsar una insurgencia de nuevo tipo por parte de los gobiernos progresistas, de los pueblos del mundo, para enfrentar el modelo de producción capitalista. Ese es nuestro gran reto.

Profesor
prof.nelsonsanchez@gmail.com


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Nelson Sánchez


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