Las revoluciones socialistas son procesos socio-históricos en perfectibilidad que, por razones metodológicas, las clasificamos de etapas revolucionarias que están en connotación directa con objetivas realidades circundantes que afectan directamente ese proceso revolucionario. Para mejor entender y comodidad se la han calificado como “etapas revolucionarias”. Estas etapas revolucionarias están en relación y coordinación con variables obligadas en el proceso evolutivo en perfectibilidad que nos consideramos como de “carácter inevitable”; entre esas variables podríamos precisar varias de ellas para la mejor comprensión del texto en presente. En primer lugar, son los factores sociales internos que se oponen al proceso revolucionario; factores como que estarían incursos en las realidades antropológicas, las realidades histórico-presentes de carácter económico, los objetivos factores diferentes incursos en las ideologías presentes tanto las históricas como las realidades impresas en la siquis colectiva gracias a dos (2) variables: lo histórico-dependiente y las realidades que permean a lo interno de la siquis producto de la relación consumo-globalidad-
Podrías continuar desarrollando nuestra argumentación descriptiva y demostrativa pero consideramos innecesario llevarlo a cabo porque gracias al desarrollo de la relación educación-conciencia la sociedad venezolana como un todo podrá y deberían sus colectivos independientes de los factores de clase adicionar aquellas variables que también consideren importantes y muy importantes para su mejor comprensión y discusión colectiva. Nos referimos a la realidad donde está sentado Nicolás Maduro Moros, realidad compleja y comprometida porque no es un Presidente tipo-4ta.-República cuando, legalmente, un presidente era elegido según las realidades objetivas que se contenían en las normas electorales como también las realidades que estaban impresas en los compromisos de clase que obligatoriamente, por razones del equilibrio de Estado burgués-capitalista, el presidente electo tenía que asumir “responsable y comprometidamente” no solo con su partido político sino con las realidades en intereses capitalistas tanto internas como externas como la necesidad de mantener y controlar “el equilibrio” obligado frente a los factores desequilibrantes que podrían afectar el status quo burgués capitalista venezolano en el marco de aquella economía rentista. Nos permitimos referirnos a dos (2) referencias demostrativas: Edecio La Riva cuando ejercía como Presidente del Congreso Nacional comentó entre conocidos que “…prefería un ladrillo en Miraflores que la silla del Presidente del Congreso…” Ante esa realidad, años posteriores, en comentario-conversa con don Rafael Caldera, en Beijing, nos comentó, enfáticamente y sin mostrar duda alguna, que “…Miguel, no te olvides que Venezuela, históricamente, es un país presidencialista…” Para muestra un botón cuando analizamos aquel akelarre que se celebró en el Salón Simón Bolívar en Miraflores cuando el desarrollo del “Golpe de Abril” observando como “la masa contra-revolucionaria” expresaba “adolatría” hacía el “representante de clase” en la persona de don Pedro “el Breve” cuando éste, motto proprio, decidió “auto-proclamarse” en acto, según la Teoría de las Ciencias Políticas, aún no estudiado. Acto que produjo expresiones iguales y parecidas a cuando en el “circo romano” las masas alienadas “grito al cielo”, en histeria colectiva, como bien lo define el escritor de “Masa y Poder”, justificaban sus pecados mortales en la visión de la sangre de los sacrificados cristianos.
Como lo exponíamos mas arriba y en título, Nicolás Maduro Moros está incurso, probablemente, en la etapa más difícil del proceso-temprano de la Revolución Bolivariana. El Comandante en Jefe, Hugo Rafael Chávez Frías, podríamos aceptar, colocó las bases fundamentales de los cambios estructurales constitucionales, diseñó e implementó políticas socio-económicas en busca de horizontalizar la solución de las necesidades básicas de toda, todita, la sociedad venezolana, trabajó incansablemente para construir un modelo revolucionario realmente cívico-militar pero, al tiempo, dándole las responsabilidades obligantes constitucionales a la FANB en su “nueva doctrina” militar-bolivariano-chavista; Chávez Frías confrontó sus propios demonios conspiradores con “mucha mano izquierda” sabiendo negociar con las contradicciones existentes y aquellas que iban apareciendo cuando las derechas nacionales e internacionales iban siendo “controladas” en sus etapas conspirativas. Chávez Frías conocía que dirigiéndose a la sociedad venezolana, con su verbo, exponía las “realidades y errores” del proceso revolucionario conjuntamente con propuestas concretas temporales y a media y largo plazo. Fue, como lo repite constantemente, José Vicente Rangel Vale cuando menciona la virtud de Chávez Frías de comunicador; ello es tan verdad que las propias derechas, actualmente, están reflexionando y aceptando cuantas verdades exponía Chávez Frías en sus diálogos con toda la sociedad venezolana.
Estamos en una nueva etapa de la Revolución cívico-militar Bolivariana y nacionalista; es decir, estamos en el rescate total de la venezolanidad objetiva y real, probablemente, la etapa más álgida del proceso revolucionario en cuanto de cambios profundos estatales real-temporales, nos referimos. Nicolás Maduro Moros está “arriando la Revolución” con su personalidad, su estilo y sus propias experiencias personales. Nos consideramos que también comete sus propios errores que las presiones lógicas y dialécticas le imprimen en sus desarrollos la Revolución Bolivariana. Maduro Moros no es Chávez Frías y, en nuestro criterio, camina entre el “ser y el deber ser” en “sí mismo”. Maduro Moros “…parece un tanque de guerra…” sustentando que diarios quehaceres en “…trabajo, trabajo y más trabajo…” con todo y sus contradicciones personales. Nos preguntamos y, probablemente, los revolucionarios se pregunten: ¿en qué debe cambiar Nicolás sí debe cambiar en algún tema preciso en su cotidianidad revolucionaria?
El actual proceso de cambios revolucionarios tiene sus propias características revolucionarias pero “el enemigo fundamental” de la Revolución Bolivariana considera que existen en la personalidad de Maduro Moros “debilidades comparativas frente a la imaginería que representa Chávez Frías”. Es natural que las derechas nacionales hayan decidido actuar en profundidad para tratar demostrar “esas debilidades” referidas más arriba cuando se refieren a la “personalidad Maduro Moros”. En ese orden de ideas, esas derechas, en nuestro criterio, han dividido sus objetivos conspirativos en dos (2) vías conspirativas: la profundización de la guerra sicológica y la profundidad de la guerra económica. Frente a estos escenarios, nos consideramos que Maduro Moros ha enfrentado conjuntamente con las bases cívico-militares las contradicciones que se desarrollan en el marco de la guerra económica mientras que el combate-enfrentamiento a la guerra sicológica aún tiene sus importantes debilidades desde lo ideológico-cultural-
Nos consideramos que Nicolás Maduro Moros está desarrollándose como ejecutivo camino hacia convertirse en un estadista que, en nuestro criterio, lo alcanzaría en la próxima etapa revolucionaria. No hay que angustiarse, ni preocuparse porque “…el tanque de guerra…” está “echándole un camión de gandola” de trabajo cotidiano.