El Ministerio de la Cultura tuvo una etapa ciertamente exitosa durante la primera gestión del arquitecto Farruco Sesto (2004-2009). A partir de entoncesel libro ganó espacio, se abrió camino en medio de la maraña de indiferencias y exclusiones de la lectura propiciada por el Estado castrador puntofijista. Destaca de manera particular la creación de la Fundación Editorial El Perro y la Rana en 2006. También el joropo fue impulsado por el Comandante Eterno y se le rescató de ese triste remedo de folklore tercermundista para convertirlo en expresión genuina de nuestra identidad. Desde El Carrao de Palmarito a Francisco Montoya, de Cristóbal Jiménez, a Jorge Guerrero y Rafael Vidal, entre otros, Chávez hizo ver la riqueza cultural que trasluce en el arpa, el cuatro y las maracas. El galerón oriental se dignificó y se le reconoció a los artistas que lo expresaron durante setenta años su contribución artística, su aporte invaluable. Francisco Mata, Chelías Villarroel, El Morocho Hernández, Rafael Montaño, Jesús Ávila y Beto Valderrama Patiño, entre otros, fueron tomados en cuenta. Lo mismo se hizo con los diablos danzantes, la música tuyera, el sistema nacional de orquestas juveniles y una larga lista de rescates de expresiones culturales concretas. En este sentido, tuvo particular relevancia el sistema de inclusión social del artista escritor o escribidor mediante el rescate de los concursos y certámenes literarios. Cada día un libro, de 2005, por ejemplo, así lo testimonia. Sin embargo, nunca falta el pero. Veamos.
La migración de Farruco Sesto para otro ministerio le dejó el puesto a un personaje no sólo gris sino nefasto, aciago y funesto. Utilizo estas tres palabras por cuanto se significan a sí mismas sin otra explicación de sentido que señalar lo calamitoso. El señor Héctor Soto Castellanos (2008-2010) era un completo desconocido hasta que accedió a viceministro de Identidad y Diversidad Cultural de la gestión deFarruco. Se supone que éste lo promueve a ministro. Este médico veterinario y experto en reproducción animal, según (de seguro sabe reproducir burros, asnos y otras especies similares), desfalcó los recursos, redujo los presupuestos, incluso violó las cláusulas de contratación colectiva de algunos trabajadores del Teatro Teresa Carreño y condujo al ostracismo todo el trabajo de su antecesor. Nadie se explicaba en el medio cultural tan enorme metida de pata con este ministro tan tétricamente malo, ineficiente, engañoso. Una locura administrativa para la gestión del Presidente Chávez. De hecho, no se le ha vuelto a nombrar, nadie sabe dónde está, qué se hizo. Por suerte, fue reemplazado por el mismo Farruco Sesto (2010-2011), pues la rabia de Chávez no daba para más. Lo mandó a resolver su terrible metida de pata. No obstante, algunas cosas habían cambiado de manera significativa. Farruco no pudo sacar el barco a flote y por el contrario se dedicó a acentuar el culto a su personalidad, su autopromoción de poeta, a autoeditarse obras al mayor y consecutivas y a promover su imagen en el portal del ministerio y en los medios culturales del Estado, complementado con unos artículos de opinión realmente desabridos. Toda una autocampaña de promoción cuyo fin hasta ahora a mi me parece incierto. ¿Mantenerse en el círculo de poder, quizás? Tal vez. Aunque hace mejor su trabajo como arquitecto, que sin dudas es su verdadera área de competencia.
El turno le tocó luego a otro personaje desconocido para el medio cultural, pero con casta de familia ligada a las letras, a las artes, por la vía de los Calzadillas. De este modo, este historiador inteligente, trabajador, empeñoso y accesible en el trato, en la comunicación, llamado Pedro Calzadilla (2011-2013) sacó el barco a flote. Su experiencia previa al frente del Departamento de Fomento de la Economía Cultural seguro le fue útil y provechosa. Se le vio recorrer el país de manera activa y conformó un nuevo equipo de trabajo. Creo que avanzó bastante. Chávez le lanzó varios elogios durante algunos consejos de ministros y cadenas nacionales de radio y televisión. Sin embargo Pedro Calzadilla, a diferencia de Farruco, no se concentró en su autoimagen, se dedicó a trabajar más. Por eso está ahora en el ministerio de educación superior, cargo al que accedió en el peor momento para las universidades desde 1997 y la crisis de Caldera II. Muchos creyeron que Calzadilla había sido lanzado a la candela para que se quemara y desapareciera del mapa. Pero, no. Sucedió todo lo contrario. Sobrevivió y sacó el barco a flote; y vaya de qué manera. Yo en lo personal admiro su capacidad de brega, su inteligencia para corregir, su notable destreza y paciencia para avanzar hacia los grandes objetivos. Y todo con discreción, sin tanto alarde.
Ahora sí me referiré a usted ministro Barbarito. En lo personal no le conozco ni tengo por qué conocerlo. Usted es músico y yo poeta, profesor universitario, nuestros campos de acción están distantes aunque se unan en el arte, la cultura y la vida. Pero (tercer pero que utilizo, ministro), me siento con el deber de señalarle algunas cosas por honestidad, por sensibilidad con la marcha de nuestro país y por compromiso con el Gigante, nuestro Comandante Eterno, y su proyecto de Patria, de horizontes abiertos como la esperanza. De manera concreta, empiezo.
- No se burocratice, ministro. Así, sin más.
- Hay el síntoma de que la gestión del Ministerio de Cultura decrece, pierde impulso, se desinfla. Haga diagnóstico, no se deje adular (nuestro medio es muy adulador), pise la calle, solo; entable contacto, investigue, aparezca de improviso en algunas instituciones, haga llamadas y pregunte por cosas, en fin, muévase y verá que estoy en lo cierto.
- Usted tiene personas notables al frente de algunas instituciones, pero (cuarto pero) a otras hay que darles el pasaje de vuelta a casa para que se acuesten a dormir. Es lo recomendable.
- Además de la música, el programa de radio, la imagen suya puesta en todas partes, piense en las áreas del interior del país que demandan no sólo su presencia activa, sino la huella profunda de una gestión administrativa seria, competente y honesta.
- Muralismo, periodismo comunitario, teatro de calle, teatro de sala, talleres infantiles de pintura, escultura, vitralismo, cuatro, guitarra, cuentos, décimas, galerones, poesía, manualidades diversas a base de reciclajes y cerámica, entre otras, aguardan por una programa de impacto, de permanencia, de constancia, de siembra. La lectoescritura es esencial. Ya en las plazas Bolívar no se ve nada de esto. Chávez se nos está yendo de las plazas porque el trabajo cultural no está presente ahí. No lo deje morir, ministro. Recargue las pilas. Cultura en las calles o no habrá socialismo siglo XXI.
- Métale el ojo a todos los gabinetes de cultura de los estados, donde se están enquistando roscas y cogollos que en lugar de incluir a los artistas populares están endiosando gente mediocre, disfrutando los cargos sin dedicarse al cien por ciento al trabajo para los cuales fueron designados. No caigamos otra vez en el parasitismo cultural. Estas personas se pasan el tiempo pegadas de los celulares y demás teléfonos gastando plata en llamadas pendejas y al momento de afrontar un evento cultural salen con las tablas en la cabeza. ¿qué hacen entonces en esos cargos?.
- El Certamen Gran Explosión Cultural Bicentenaria, al que Chávez tanto promocionó y Pedro Calzadilla brindó apoyo irrestricto, se convirtió en una mamadera de gallo, en una especie de falsa. Le doy detalles. Yo gané en narrativa en 2011 con mi libro de cuentos CABALLO QUE PASA GANA. Aunque el premio no contemplaba pago de dinero, Pedro Calzadilla estimó dignamente conceder un pago de 50 mil por ganador, y así se hizo. Sin embargo, a los literatos y periodistas nos remitieron al CENAL (Fundación Centro Nacional del Libro) para los pagos respectivos y empezó ahí el calma. A dentelladas logramos cobrar, aunque el ministro Pedro Calzadilla, bondadosamente, logró darme a tiempo una parte de mi premio para poder viajar a España a defender mi tesis de doctorado Poética y Somari de Gustavo Pereira. Gracias por ello Pedro Calzadilla. Empero, los demás compañeros pasaron las de Caín. Todavía hasta esta fecha, noviembre de 2013 y con dos años de atraso, Los seis libros ganadores de 2011 no han sido publicados por el Cenal y prevalece ahí todo un misterio, un hermetismo y un oscurantismo con esas publicaciones. De ello pueden dar cuentas otros ganadores del mismo certamen como Atala Uriana Pocaterra (ex ministra de ambiente de Chávez) y el doctor Luís Sánchez (ganador en poesía). ¿Cuesta mucho designar a una persona responsable para que le informe oportuna y respetuosamente a los artistas los trámites de su interés, cualesquieras que sean? ¿Tenemos que costearnos un viaje a Caracas para ir a mendigar cosas, como en la Cuarta República? A esto se suma que los ganadores del Certamen Gran Explosión Cultural Bicentenaria 2012 tampoco han visto publicadas sus obras (novela, poesía, periodismo, crónica, historia), aunque ya cobraron el premio en efectivo de 30 mil bolívares. De modo que al menos doce títulos de autores premiados, investigadores y creadores que merecen respeto y consideración estamos en el limbo editorial del CENAL.
- Hay fallas graves los eventos culturales de gran impacto como La Feria Internacional del Libro (promovida desde 2006), el Festival Mundial de Poesía, los de cine, etc. Tengo la impresión de que hay sabotaje interno para que algunos procedimientos internos salgan mal durante el desarrollo de estos eventos o el personal que asume estas responsabilidades resulta incompetente, ineficiente o tiene muy poca experiencia. Al poeta Gustavo Pereira le enviaron un boleto aéreo Maturín-Maiquetía para que asistiera a uno de estos eventos, aunque todo el mundo sabe que él vive en Puerto La Cruz. Siempre aparecen fallas en las reservaciones de hoteles, en los retornos de los vuelos, en las firmas de los pagos y pare usted de contar. Y siempre hay una mano amiga que resuelve los entuertos, pero esa no debe ser la norma. A mi en lo personal me han ocurrido varias de estas molestosas circunstancias. O es pura casualidad o es un modus operandi. Revise, audite, meta el oído, los ojos y las manos a las instituciones adscritas a su ministerio, señor ministro Barbarito. No nos deje caer en la barbarie otra vez.
- Macháquele la cabeza al burocratismo de la cultura.
- Hay un cogollo que siempre viaja al exterior a representarnos. Hay preferencias, hay compadrazgo. He ofrecido varias veces mi nombre para asistir a la Universidad de Salamanca, España, a la Cátedra Hispanoamericana José Antonio Ramos Sucre para dar un seminario allá sobre Gustavo Pereira, y también a la Universidad de Alicante y a la Universidad de Oviedo, pero la rosca es la rosca y siempre viaja el grupito pana de la jefa tal. Se tiene más suerte si nuestra nacionalidad es maracucha. Que buena lavativa, ministro. ¿Hasta cuándo?
- Las imprentas regionales andan marchando mal, con algunas excepciones. Ya no editan, están dañadas, no tienen personal ni material, murieron los equipos editoriales.
- Impulse las artes plásticas. Apoye a los más de 300 museos que están comomuertos. Ya no se aprecian salones de pintura ni escultura, exposiciones y eventos similares. Algunas de estas instituciones están dirigidas por personas realmente mediocres, simples figuras políticas y chupamedias, camarada ministro. Pele el ojo. Nada de jala medias. Administrar es administrar. Debe hacerse bien. Con gente competente, tenaz, inteligente y en lo posible, sabia, culta. Eso sí, sensible, no sensibleras.
- Y no le señalo más detalles, porque para muestra un botón. Haga su trabajo, y si verdad estima y lee estas notas mías, espero le permitan reflexionar (a solas, sin alharacas, sin espavientos) para que se pare frente al timón un día lunes a las 8:00 am y se diga internamente, mirando el horizonte: ¿Dejo hundir el barco o lo llevo a puerto seguro?
Más allá del infinito, usted verá al Gigante cruzar las aguas, de Norte a Sur, de Sur a Norte, con la bandera tricolor sobre sus hombros, su boina roja sobre su frente, su espada de Bolívar refulgente, su Constitución en mano y esa mirada de sueños que lo mira a usted directamente a los ojos, así, sin palabras, porque su sola mirada lo dice todo.
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