La llamada gran prensa capitalina, que lleva años cayéndoles a coba a sus lectores, como de costumbre comenzó el 2014 haciendo terribles vaticinios, que corresponden a una agenda desestabilizadora emanada de EEUU. Viendo oscuridad donde hay claridad, cierran intencionalmente los ojos para no ver la nueva realidad que se viene tejiendo desde la asunción de Chávez al poder en 1998. Y tarifados en dólares para infundir pánico y desesperanzas, vuelven los plumarios a fastidiarnos con el mismito disquito rayado, vociferando que el país se cae a pedazos, y echándole la culpa a una revolución que todavía ellos no han podido descifrar por su bajo coeficiente intelectual.
Entre la sarta de disparates que pretenden imponernos como matriz de opinión, está la de decir que la crisis económica provocada artificialmente por el sabotaje de la oligarquía apátrida, tarde o temprano terminara por llevarse en los cachos el proceso histórico ideado por Chávez, y que ahora está en vía de profundizarse con la Ley Habilitante, que permitirá que Nicolás Maduro haga realidad la ansiada oferta del socialismo en el siglo XXI.
Veamos que no son cuentos de camino, ni cabe ninguna duda de que estamos frente a unos profetas catastróficos, de esos que van para el cielo y van llorando, y a quienes nadie les encuentra orilla porque están poseídos por el demonio. Por ejemplo, El Diario El Universal, en su edición del 2 de enero, en su primera página, reseña: “Desequilibrio económico empuja a medidas de ajuste”. No conforme con sus conjeturas fatalistas, sostiene además que de mantenerse la tasa de cambio de 6,30 bolívares, el déficit en las cuentas fiscales se agudizaría, alcanzando la bicoca de 18% del Producto Interno Bruto. En este mismo orden de ideas, sugieren que el gobierno pise el peine devaluando la moneda, proponiendo que se lleve el tipo de cambio oficial de 6,30 a 12,5 bolívares, lo que ciertamente permitiría que el Estado reciba más divisa por cada dólar que le venda al BCV. Pero conociendo sus tramposerías y argucias de la peor calaña, para nada nos extraña que a la postre salgan con sus pajuatadas hablándonos de devaluación y recesión económica. Se fijan que sobran razones para calificar a esa oposición de optimistas hermenéuticos, porque definitivamente ven todo al revés y conciben el mundo pata arriba.
Por otra parte, los asiduos apologistas del pesimismo, insisten en dañar la imagen de nuestro principal ente emisor, creado por ley en 1939 y que en su debida oportunidad llegó a representar una de las conquistas en el celebre Programa de Febrero del Gral. Eleazar López Contreras. Como “cosa rara”, los economistas neoliberales acusan al BCV de cerrar el 2013 sin emitir su Mensaje de Fin de Año, intentando insinuarnos de mala fe que hay gato encerrado. Al respecto una asociación civil que se hace llamar Trasparencia Venezuela, capitulo nacional, se ha dado a la tarea de denunciar sin fundamento alguno que el BCV es objeto de serias presiones del Ejecutivo Nacional. Esta apreciación temeraria revela una completa ignorancia, por cuanto desconoce las reformas parciales de octubre de 2002 y julio de 2005; y que por mandato de ley ordenan al BCV estabilizar los precios, preservar el valor de la moneda y contribuir con el desarrollo armónico de la economía nacional. Y porque no somos mezquinos ni sectarios, recomendamos a los sesudos analistas pagados por el imperialismo, a que por lo menos lean los informes del Instituto Nacional de Estadística, pues así se ahorrarían hacer el triste papelón de ridículos e ignorantes.
Y por último, recordamos a quienes de manera hipócrita se la pasan exigiendo dialogo, a que sean un poco mas razonables en sus peticiones. La concertación no puede estar supeditada a que premien con la liberta a los asesinos de aquel trágico 11 de abril del 2002, pues hacerlo equivaldría a legalizar el homicidio y otorgarle licencia para matar a los criminales de guerra que con fines inconfesables adversan el proceso bolivariano.