Asaltar con violencia calles y avenidas, exacerbar ánimos atribuyéndole la carestía y la especulación a supuesta incapacidad del Estado, acusar a Maduro de títere de Fidel y Raúl Castro, denunciar que PDVSA-- la gallina de los huevos de oro-- esta técnicamente quebrada, son algunos de los misiles que viene lanzando el fascismo con la intención anchi macabra de provocar reacciones violentas en la población, alterar el orden constitucional y poner en peligro la paz nacional. El que tenga ojo que vea, el que tenga oído que oiga, solía decirnos Chávez cuando la canalla asechaba.
Se avecina el 26 y 27 de febrero, fecha de amargos recuerdos, pues ese día las balas asesinas del malandro Carlos Andrés Pérez, enlutaron a millares de hogares venezolanos. A veinticinco años de aquella horrible masacre, algunos de sus verdugos yacen bajo tierra, mientras otros andan como Pedro por su casa, porque la impunidad no conoce de IV ni de V republica.
Entre tanto, la rabiosa oposición, algunos de ellos responsables de aquella matanza, sin remordimiento de conciencia andan regando pólvora y apostando a una guerra fratricida. Y serán tan miserables que pensaran que en rio revuelto, ganancia de pescadores.
Aunque no sean los deseos del gobierno, las FANB y la ciudadanía en general de que la sangre llegue al rio, sin embargo seria necio negar que en el ambiente se respiran malos augurios, que las amas de casas se impacientan cada vez más por la carestía y la especulación, que la oligarquía parasitaria y traicionera se la juega toda ante la creencia de que viene el comunismo.
En fin, Venezuela hiede a bochinche, porque estos desalmados cabecillas del fascismo ya no disimulan que desesperadamente buscan inducir a la gente a tomar las calles y saquear establecimientos comerciales, tal cual como ocurrió aquel fatídico febrero de 1989, cuando el pueblo cansado de ser engañado e irrespetado por la corruptela, decidió hacer justicia con sus propias manos. Por lo pronto, nos intriga saber por fin quiénes serán los que Dios deberá coger confesados. Que tal.