Los imponentes actos para celebrar el Bicentenario de la Gloriosa Batalla de La Victoria, el 12 de febrero de 2014, quisieron ser empañados por la irracional derecha venezolana, siguiendo órdenes expresas del Imperio. La espectacular marcha de la juventud caraqueña hacia la Plaza José Félix Ribas en La Pastora y la inauguración del Paseo Bicentenario de la Juventud, en La Victoria estado Aragua, tuvieron que ser reseñados junto con el triste balance dado por la Fiscal Ortega Díaz quien informó de 3 fallecidos y 66 heridos de gravedad.
El tema de la impunidad, ante semejantes actos de desestabilización por parte de la derecha tarifada, vuelve a hacerse presente. La Fiscalía General de la República emitió orden de captura contra el jefe de Casa Militar durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez, Ivan Carratú Molina, y el ex embajador venezolano en Colombia, Fernando Gerbasi, sin embargo, los autores intelectuales, Leopoldo, Capriles y María Corina siguen como si nada. En ese sentido recordamos la total impunidad de Capriles Radonski, quien luego de llamar a la violencia el 15 de abril del 2013, cuando desconoció su derrota electoral, quedó totalmente en libertad, aunque siga pesando sobre él la sangre de varios compatriotas asesinados por su llamado. O el caso de Nelson Bocaranda, quien luego de informar que en los CDI se estaban quemando las boletas electorales, propiciando la quema de los mismos, al final quedó tan tranquilo como si nada.
En el tema de la impunidad podemos irnos más lejos, y recordar cómo no hay culpables por los que llamaron al Sabotaje Petrolero del año 2002, o por los que se robaron alrededor de 20.000 MM de dólares con el Sitme. Y si vamos más atrás en el tiempo, vemos que la impunidad ha estado estrechamente ligada a nuestra historia.
Si queremos, como revolucionarios, ganar credibilidad, lo primero que debemos hacer es lograr el cese de la impunidad. A principios de año, un lamentable asesinato acabó con la vida de una conocida artista venezolana. Ante el escándalo, las autoridades se activaron y en tiempo récord se tuvo a los culpables y se les aplicó justicia. ¿Qué dijo el ciudadano común? Que había que ser famoso para que la justicia fuera expedita. ¿Será igual de eficiente con los compatriotas asesinados?
Todos sabemos que los cabecillas de todas estas guarimbas, son unos tarifados del Imperio, sabemos cuándo salen a recibir órdenes y cuándo llegan a aplicar sus planes perversos. ¿Es necesario que hayan muertos para que se tomen acciones? ¿y además, que las mismas sean contra autores materiales y que sigan Leopoldo, María Corina y Capriles tan campantes?
La Justicia empieza por el cese de la Impunidad.