En Síntesis

Golpe de Estado no se evita denunciandolo

Llevamos más de quince años chupándonos la misma pepa, ¿y todavía no hemos encontrado el santo remedio? Sin caer en extravagancias ni exageraciones historicistas, podríamos afirmar que ni cuando la guerra federal, nos habían condenados a vivir en un ambiente de constante ascua. Es más, esa “guerra larga” , motivada por el drama social y conocida también como “guerra de los cinco años”, aunque sacrifico centenares de vida en guerra fratricida, a la final concluyó sin lograr nada con la firma del Tratado de Coche el 23 de abril de 1863. Refiriéndose a este cruento episodio, alguien diría que después de tanto nadar, terminaron ahogándose en la orilla.

Hoy, trascurrido tres lustros de ininterrumpido sabotaje, pareciera que nos entra y nos sale por el otro oído aquello de que “guerra avisada no mata soldado”. Como los Borbones de la Restauración francesa que todo lo olvida y nada aprenden, llevamos quince años contemplando como la derecha apátrida no pierde ocasión, sino que las busca para intentar poner en jaque mate a la revolución bolivariana. Quince años en la que impunidad e inegligencia son los mejores aliados de quienes no se pelan coyunturas para apostar al caos, quedando al garete la protección de la paz nacional, que es uno de nuestros bienes más preciados que consagra la Carta Magna.

Para la revolución bolivariana el dilema es muy claro: o somos la continuación de la democracia policlasista que aplicaron los actores en el pasado neoliberal, o decidimos construir el socialismo del siglo XXI. Pero por descontando que nadando en dos aguas se extirpara de raíz cualquier foco conspirador, pues por amarrar el burro en dos palo, es que la canalla ha podido oxigenar sus pretensiones de regresar al poder.

Sin intenciones de teorizar, valdría la pena refrescar la memoria trayendo a consideración que cuando la humanidad parió la figura del Estado, los pueblos conocieron diversas formas de gobierno. Llámese democracia, monarquía o dictadura, en cada sistema político el principio de autoridad fue vital para su sobrevivencia, evitando que quienes lo adversaran le olieran el pan al gobernante de turno. Por ello, cuando hablamos del arte de gobernar, se debe sobre entender que quien se repute como gobernante, es porque aceptó obligarse a mandar, así tenga cochocho.

Y como la gobernabilidad en tiempo de democracia no se mendiga, se construye combinando dialogo sin que sea sacrificado el principio de autoridad, el Presidente Maduro insiste en persuadir a determinados actores acerca de las conveniencias del respeto a las reglas del juego democrático, no así con aquello disociados pues con locos de atar ni a misa. Abreviando el cuento y sin buscar a Dios por los rincones, diremos simplemente que el Golpe de Estado no se aborta con discursos encendidos ni mucho menos con amagos de la boca para afuera, porque a los golpistas empedernidos solo se les derrota con un par de cojones bien puesto. ¿O no?.



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Freddy Elías Kamel Eljuri

Presidente del Instituto Municipal de Patrimonio Histórico de la Alcaldía Bolivariana del Municipio Miranda del estado Falcón. Vicepresidente de la academia de Historia del Estado Falcón. Escritor. Productor radial.

 kameleljuri@gmail.com

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