Este martes 18, todo el poder de la alianza cívico-militar estará a prueba, y el Estado demostrará que es suficientemente competente para imponer el orden y hacer respetar la Constitución y las Leyes de la República, texto discutido y aprobado por voluntad del soberano desafiando a la rancia oligarquía. De manera que no existen razones para extrañarnos cuando la revolución haga lo suyo en defensa de su legitimidad.
En doscientos años de vida republicana, no se conoce el primer caso de un demente y vicioso que haya sido capaz de desafiar el hilo constitucional. Y como toda regla tiene su excepción, quizás el único caso fue el de Carlos Andrés Pérez, alias Locoven, quien mas temprano que tarde resultó linchado por sus propios compañeros de ruta política. Por ello, ni nos da frío ni calor los amagos de rebelión en boca de este loco de carretera llamado Leopoldo López, porque es sabido que el destino fatal de los dementes: es terminar en el diván de un psiquiatra.
Por ello, ante el tono intimidatorio de los voceros del Departamento de Estado, la guerra mediática de la derecha internacional, nosotros decimos al igual que Juan Vicente Gómez: “Para el consejo demasiado tarde y para la amenaza demasiado temprano. Con razón Antonio Guzmán Blanco afirmaba en el siglo XIX que en Venezuela a veces las gallinas cantan como gallo.