Insistentemente se señala que estamos en una Guerra contra el Imperialismo, el Capitalismo y la Oligarquía apátrida. Esta guerra tiene expresiones en lo económico, lo político, lo social y en lo mediático. A nivel económico esta guerra se ha expresado en el desabastecimiento Programado y Selectivo, en el robo de nuestras divisas, en la quiebra del aparato productivo y en la especulación salvaje. A nivel político la guerra ha contemplado las agresiones y las mentiras, las protestas planificadas desde el Imperio, el uso y manipulación de los estudiantes, las constantes manifestaciones y los continuos saboteos en la acción de Gobierno. En lo social hemos visto cómo se ha atacado las redes de salud y de educación, cómo se han quemado CDI y han destruido simoncitos, y cómo la presencia de paracos y mercenarios ejecutan asesinatos para inflar las cifras de delincuencia creando el terror en la población.
Pero de todos los escenarios mencionados, en donde la Guerra es más dramática por las consecuencias que ha tenido es en lo mediático. En ese ámbito se ha presentado una campaña masiva y gigantesca, coordinada a nivel internacional y nacional, con frentes de batalla en la prensa, en la TV, en la radio y en las redes sociales. Esta guerra se ha basado en la construcción de una realidad virtual, en donde abundan cientos de imágenes sacadas de contexto, extemporáneas o de otros países, que luego son citadas entre los mismos medios de comunicación, nacionales internaciones, y repetidas incansablemente en las redes sociales en donde es difícil para el usuario desprevenido distinguir entre la realidad y la imaginación.
Las matrices de opinión han tenido como fines propagar verdades a medias ligadas con falsedades. La delincuencia, el desabastecimiento y la represión son las tres grandes mentiras en la que se ha concentrado la campaña mediática. Es cierto que hay delincuencia, pero los medios de comunicación han hecho lo suyo, mudando las páginas rojas a las portadas, mintiendo sobre las cifras de delincuencia, exagerando la inseguridad y ocultando los esfuerzos y logros del Gobierno en esa materia. Veladamente los comerciantes han contribuido, algunos de manera intencionada, cerrando sus establecimientos más temprano, dando la impresión de soledad y por supuesto inseguridad a tempranas horas de la noche.
Es cierto que hay desabastecimiento, pero este ha sido Programado y Selectivo: programado porque es producto de una muy cuidadosa estrategia de cuándo aparecer y desaparecer los productos. Es selectivo porque ataca aquellos bienes que buscan crear malestar específico en la población. En cualquier establecimiento conseguimos Proteínas, Cereales, Vegetales, Carbohidratos, pero no conseguimos algunas marcas específicas. Esto es desabastecimiento Selectivo y para nada General.
Pero está también el tema de la represión. Considerando la violencia desmedida y continua con la que se han atacado a nuestras instituciones y nuestras policías y guardias, la respuesta ha sido firme y respetuosa. Es cierto que algunos funcionarios, luego de una intensa agresión, de escupitajos, de orinárseles encima, de mancharlos con pintura, de insultos y ofensas, han actuado también con violencia. Aún así es inaceptable, no podemos rebajarnos al nivel de los disociados y esto han sido excepciones. Pero hay que admitir que la contención de las manifestaciones siempre ha sido dentro del más riguroso respeto a los Derechos Humanos. Por eso hay que denunciar el titular del diario el Nazi-onal del día 27 de febrero de 2014, en donde en plena portada expresaba que la represión militar hoy era más brutal que la sucedida el 27F de 1989.
Es en medio de esa intensa campaña de mentiras unidas a la intolerancia social, racial y xenófoba que se ha logrado influir en algunos sectores de derecha para que, como tontos útiles, hagan el trabajo del Imperialismo, luchando una guerra en donde son simples peones que desconocen los motivos y los líderes que los impulsan.
En ese marco de guerra ¿Cómo se hace un llamado a la Paz? ¿Cómo se puede tener la Paz en medio de la Guerra? No hay forma, tan sólo podemos hacer llamados a la “regularización” de la guerra. Permitir la libre circulación, impedir la violencia física, condenar los destrozos a las propiedades públicas y privadas y exigiendo el respeto a la integridad humana de todos los ciudadanos. No creo en otra forma de Paz con el Imperio y sus malinches nacionales, ellos JAMÁS desistirán en sus esfuerzos por atentar y destruir nuestra Revolución. Recordemos el llamado de Paz y Diálogo de nuestro Comandante, aquel 13 de abril de 2002 cuando volvió de las fauces de la derecha. En pocos meses fue traicionado con el sabotaje petrolero. Y cada llamado a diálogo fue una y otra vez traicionado. Con ellos siempre será así.
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