El colmo del cinismo se puso de manifiesto con esa oferta de mediación hecha por Juan Manuel Santos, quien está próximo a concluir su periodo presidencial, sin que hasta el momento haya podido resolver la guerra a muerte que existe entre colombianos desde hace más de cincuenta años. Lo más curioso del caso, es que sea precisamente un subalterno de Álvaro Uribe-- mentol del paramilitarismo--, el que ofrezca “sus buenos oficios” para mediar en la desarticulación de los focos de violencia, que justamente son promovidos y financiados desde el vecino país. Por eso decimos que con amigos como Uribe y Santos, no hacen falta enemigos.
Y conociendo el prontuario judicial de ambos gobernantes, diremos que quienes no los conozcan, que los compren por lo que ellos presumen. Acaso podría olvidarse tan fácilmente que durante el siniestro mandato de Álvaro Uribe, era Santos el Ministro de Defensa cuando se desató el escandalo de los “Falsos Positivos”, acto criminar que consistía en asesinar a inocentes campesinos, para luego afirmar que le habían producidos bajas a la guerrilla colombiana, que como se sabe se origina después que asesinaron a Jorge Eliecer Gaitán en 1948.
Haciendo ejercicio de supina hipocresía, vieja costumbre en politiqueros neogranadinos, Juan Manuel Santos ha declarado “estar dispuesto a mediar en Venezuela si el gobierno y la oposición aceptan”. Claro, habla no el dignatario serio y responsable, sino el aspirante a la reelección que no encuentra banderas apropiadas para entusiasmar a un electorado engañado con ofrecimientos que liberales y conservadores nunca han cumplido en lo que llevan de grosera hegemonía en el poder.
Esperamos que la Cancillería venezolana no pise el peine de esa oligarquía bogotana, zalamera y tramposa, que es la misma que años atrás se aprovecho de nuestros gobiernos debiluchos, para apuntarnos del mapa político una importante parte de nuestro territorio, cuya reclamación todavía duerme el sueño de los justos. Por ello, sobran razones para responderle al farsante de Manuel Santo: ¡No me ayude compadre!
Presidente Santos, ocúpese más bien de resolver la matazón que lleva más de medio siglo desplazando a millares de colombianos, que buscan refugiarse fuera de su país. Así que no se ponga a ofrecer cobijas, mientras sus nacionales se mueren de frio en los paramos. Lo demás son cuentos de camino y conversaciones de arriero.