Se han escrito muchas notas relacionadas a los señalamientos hechos por el presidente, Nicolás Maduro Moros y el poeta de la salsa, Rubén Blades, en relación a los acontecimientos acaecidos recientemente en nuestro país y el posicionamiento ideológico de este último, respecto a la revolución bolivariana iniciada por el comandante supremo y eterno Hugo Chávez Frías y continuada por sus seguidores. Como lo dice un articulista en relación a la farándula traganíquel (http://www.aporrea.org/actualidad/a182704.html), esto ha provocado más titulares que la muerte de Pedro Navaja y la anónima meretriz que lo quebró, como dice la canción.
En respuesta a la invitación privada que le hace el presidente y en una segunda oportunidad señala el cantautor salsero:
"Considero como una verdad, el hecho de que el extinto Presidente Chávez haya demostrado, con sus consecutivas elecciones ganadas, el desprestigio de la partidocracia tradicional en Venezuela, y el deseo de cambio expresado libremente en las urnas por la voluntad popular. Pero también es verdad que hoy Venezuela no es una Nación unida: es un país cuya población está polarizada políticamente, una sociedad sumida en contradicciones obvias, con un gobierno………”
Por considerarme de esa generación que en su crianza vivió el paso de la música bailable de finales de la era perejimenista, de la Billo’s y los Melódicos (gallega para mi gusto del momento), la imposición del pacto de Punto Fijo y luego el triunfo de la propuesta bolivariana y chavista; como diletante me atrevo a manifestar mis subjetividades en relación a lo que significan los cambios operados en estas épocas, cuando uno de los mejores amigos del salsero de los seis del solar, César Miguel Rondón, quien por radio hablaba de Fernando Ortiz y de otras obras de insignes cubanos (hoy vilipendiados), donde su padre se desempeñó como embajador y tal vez de alguna manera ello le permitió explorar mas allá del rock y otras manifestaciones diferentes a la música de los países anglosajones.
Por otro lado, la verdadera gente de los barrios de Caracas, Barlovento, la Guaira y mas allá pasan a ser el epicentro y protagonistas de la salsa en Venezuela, recordemos los carnavales de la Plaza Venezuela, en su mejor momento, convirtiéndose esto en mercado de consumo de lo que hoy es un género musical y emblemático para el Caribe, con proyección planetaria, al igual que nuestro comandante y su proyecto político, donde no escapa el impacto que impusieron sus cultores, en especial este panameño que innovó en los contenidos de esta expresión, incorporándole para ese momento el elemento político que ahora no está claro, razón por la cual es sometido al escarnio público por sus admiradores, al punto que muchos de ellos han llegado hasta deshacerse de sus CD’s y acetatos.
La salsa irrumpe en la clase media gracias a la herencia de muchas de estas orquestas de salón de mediados del siglo pasado, impulsada con el fenómeno o boom de la Fania All Star y se logra consolidar hoy con los múltiples aportes de otros géneros musicales, pero así como siempre existió la polarización de la salsa y el rock, hoy es casi imperceptible, pero mucho mas exigente para el hecho de reconocerse como salsero de añeja bravura o revolucionario del siglo XXI, sin posturas cómodas como las que brinda la lógica del Kapital (Marx) a la hora de tomar partido por lo que representa el Trabajo con las y los trabajadores y a la definición del sujeto que hace posible la convivencia y la coexistencia pacifica, sin perder la esencia que ha dado origen a lo que hoy conquistamos, sin tener que renunciar a lo nuestro, como lo dice también otro articulista, Pedro Patiño al expresarlo en su articulo sobre este personaje, titulado: Rubén Blades; Un SIGÜI de Washington (http://www.aporrea.org/tiburon/a182629.html).
Señala este articulista que en Venezuela no existe polarización alguna, esto ha sido una matriz de opinión creada por intereses contrapuestos a la Revolución y que de manera tonta hemos aceptado. Venezuela está politizada, no polarizada, algo totalmente diferente. Aceptar que en el país exista una polarización, estamos avalando que la oposición nos iguala en fuerza y esto no es verdad. Ver también como dicho personaje admirado no solo en el ambiente salsero del Caribe, sino en Hollywood y mas allá, donde se hace la vista gorda de como el gran capital se apropia de la bella Panamá.
Aun recuerdo a finales de los años 70 cuando en plena actuación con Willie Colon (Metiendo Mano) ante el gran público venezolano en el Poliedro de Caracas, mantenía una polarización imperceptible, pero producto del manejo comercial de sus empresarios y patrocinantes, donde evidentemente a través del tiempo podemos evidenciar el rumbo que ha tomado ese discurso que asumimos como propio en su momento y si lo cortés no quita lo valiente, es un buen momento para que visite los espacios donde no ha podido compartir en estos momentos de transición al socialismo, posiblemente porque aquellos personajes que alimentan su alma venezolana, le han mostrado una realidad vista desde otros espacios diferentes al que reflejan muchas de sus canciones.
Finalmente, para decirlo como lo hacen en el programa “La salsa de aquí” de la Asamblea Nacional en el dial 102.3 FM en una de sus cortinas:
“VAMOS A SEGUIR CON NICOLÁS”