El gobierno bolivariano ha decidido hacer concesiones al sector productivo privado para “recuperar la gobernabilidad revolucionaria”, como leí hoy en una ponencia oficial del PSUV.
Ese “sector productivo” al que se refiere el gobierno está integrado por Fedecámaras, el Grupo Polar y demás empresarios opositores. Casualmente, el mismo sector al cual el gobierno estuvo acusando todo el año 2013 por ser el responsable de la denominada “Guerra Económica”.
Es decir, si no entendemos mal, el gobierno va a recuperar la gobernabilidad revolucionaria estableciendo una alianza con Fedecámaras y demás empresarios saboteadores de nuestra economía. Esta es la expresión más cruda de un enorme GAMELOTE MENTAL, que estaría en los propios actores principales del gobierno bolivariano, y no en sus críticos revolucionarios, como ellos pretenden acusar y confundir al pueblo.
¿Cómo puede recuperarse la gobernabilidad económica haciendo concesiones con quienes durante 15 años han trabajado para hundir nuestra economía, tratando de hacer fracasar uno tras otro todos los planes de desarrollo económico soberano e independiente que formulara el comandante Chávez?
¿Acaso Mendoza, Cisneros, Roig y demás burgueses criollos van a aportar lo suyo para que la revolución no se hunda ante la ofensiva guarimbera, y trabajarán codo a codo con los odiados comunistas chavistas para evitar la caída del gobierno de Maduro? ¿Ahora resulta que estos personajes estarían dispuestos a evitar el derrumbe del proceso de cambios?
Si alguien responde que sí a la pregunta anterior, le agradecemos que se moleste en explicarlo clara y detalladamente, no a nosotros, sino a todo el pueblo bolivariano, que ya está bastante confundido con las últimas decisiones económicas del gobierno de Maduro.
No estamos en contra de las negociaciones, como estrategia política, ni de las concesiones, como medidas que pueden ser necesarias en casos extremos. Pero habría que explicar muy bien qué negociaciones y qué concesiones se piensan ejecutar por parte del gobierno.
De entrada, comenzaron mal en el proceso mismo de las negociaciones. Han hecho múltiples reuniones con los llamados “SECTORES PRODUCTIVOS”. Pero, ¡sorpresa!, no han invitado a los trabajadores a dichas conferencias de paz, sólo a los empresarios.
Los trabajadores no forman parte de los sectores productivos, según el gobierno encabezado por un Presidente Obrero. Los trabajadores son mareados con actos de catarsis y burla, como el realizado en Maracaibo el pasado 1° de abril. Por una parte, un funcionario subalterno de la gobernación reunió a decenas de sindicatos en una asamblea donde nada importante se dijo, y en la cual no había representantes del gobierno nacional. Por otro lado, y simultáneamente, el gobernador Arias y el ministro Rafael Ramírez se reunían con los “sectores productivos”, es decir, con Fedecámaras Zulia, para discutir sobre el reparto de dólares del Sicad I y II.
Ni los adecos en su mejor época llegaron tan lejos al ofender de esa forma a la clase obrera zuliana. El gobierno bolivariano no se toma la molestia de guardar las apariencias, y se quita la careta en descampado, delante de las cámaras.
Un gobierno obrerista que no valora a los trabajadores. ¿Qué carajo entonces es ser obrerista?
Los sectores “productivos” (burgueses) por una parte, y los subestimados trabajadores por la otra. Los obreros no producimos nada, y por tanto, no somos sectores productivos. Las decisiones económicas no son para discutirlas con los trabajadores.
Los trabajadores a su trabajo, y los empresarios a los dólares. Todo según las nuevas máximas que nos enseña el gobierno bolivariano.
El Gamelote Mental continúa al valorar las estrategias que el enemigo imperialista desarrolla contra la revolución bolivariana. El gobierno, o por lo menos el PSUV según los informes que le trasmiten a la militancia sus principales líderes (diputados y gobernadores), restringe a las guarimbas toda la estrategia del enemigo. Además, relaciona las guarimbas sólo con la “ultraderecha”.
Por una parte, la guarimba es una estrategia insurreccional promovida por un sector opositor (Voluntad Popular y algunos dirigentes), pero acompañada silenciosamente por todo el bloque opositor venezolano, y respaldada con toda la fuerza por el capital multinacional y por el gobierno de los Estados Unidos y sus aliados en todo el mundo.
No es sólo la ultraderecha la que está detrás de las guarimbas. La mejor prueba es que los opositores que están participando en las conferencias de paz argumentan que la solución a la violencia que vive el país es precisamente el diálogo y la negociación.
Es decir, ellos mismos reconocen tácitamente que están allí para cobrar el fruto de las guarimbas. Sin guarimbas no habrían conferencias de paz, y el gobierno no tendría por tanto que hacer concesiones a los sectores empresariales.
Por la otra, la guarimba es una estrategia más de la derecha opositora y sus amos imperiales. También la guerra económica, denunciada por Maduro todo el 2013, constituyó y sigue constituyendo una estrategia destinada a quebrar nuestra economía y favorecer el fracaso y posible derrocamiento del gobierno bolivariano.
Así como la guarimba y la guerra económica, el imperio puede seguir desatando otras estrategias que busquen acabar con el proceso revolucionario en Venezuela, como ya lo ha denunciado el ministro del interior al alertar sobre posibles atentados o acciones de insurgencia armada.
Que haya disminuido más no acabado la guarimba, no conduce necesariamente a la derrota de los sectores opositores. Meter presos a dirigentes políticos, o ilegalizar partidos como Voluntad Popular, no implica que con ello se derroten y acaben los planes desestabilizadores (no estamos en contra de que se aplique justicia en estos casos, pero repetimos que debería privilegiarse la movilización y empoderamiento del pueblo, antes del uso represivo como agente principal para derrotar la guarimba).
Con un marco tan desestabilizado como la actual situación económica, de alta inflación y gran escasez, pueden seguirse presentando escenarios de conflicto social aupados y aprovechados por la derecha proimperial.
¿Quién tiene el gamelote de ideas en su cabeza? ¿El que intenta aliarse con quienes denunciaba como saboteadores económicos hace apenas dos meses? ¿O quienes hacen ver las graves contradicciones en las decisiones económicas que viene tomando el gobierno?
Lo importante no es alzarle la mano a uno u a otros. Lo grave es que se pueden estar tomando decisiones que van a comprometer todas las conquistas sociales que lograra Chávez en 14 años. Lo grave es que se está valorando equivocadamente una estrategia opositora (la guarimba), sin percatarse que detrás de ella están implicadas otras estrategias más sofisticadas que pueden conducir incluso al derrocamiento de Maduro.
Como bien lo dice Roland Denis en un artículo publicado hoy, las conferencias de paz no garantizan acabar los escenarios de violencia, por la sencilla razón que los jefes de la guarimba están en Miami y en Colombia. Porque los objetivos que busca el imperio no necesariamente van a considerar las expectativas locales de las elites criollas. Los burgueses venezolanos son simples socios menores, y no voceros autorizados de sus amos imperiales.
Diseñar estrategias para “salvar la revolución y recuperar la gobernabilidad”, sin plantearse la profundización y el fortalecimiento de los pilares fundamentales que han sostenido este proceso durante 15 años, es decir, sin movilizar y empoderar al pueblo chavista, pudiera convertirse en una estrategia liquidadora de la revolución misma. Quisiéramos estar equivocados, pero de todas formas alertamos al pueblo sobre esta preocupante realidad.
Maracaibo, Tierra del Sol Amada. 7 de abril de 2014.