Bastó que el intervencionista de oficio Barak Obama advirtiera a los congregantes que por ahora no era conveniente adoptar más sanciones a Venezuela, pues estaba en curso un dialogo entre las partes, para que entonces la MUD sin pensarlo dos veces le diera una patada a la mesa de conversaciones. Y porque conocemos con pelos y señales la actitud rastrera de esta oposición entreguista, se hace fácil deducir que al congelar las conversaciones su intención no es otra que precipitar una intervención extranjera, conjura que por cierto lleva años cocinándose a fuego lento. A todas esta cabe preguntarse: ¿Si todavía nos quedan dudas sobre la hipocresía de una oposición que actúa como caimanes del mismo pozo, y que no disimula su insistencia en querer derrocar por la fuerza el proyecto chavista?
Se equivocaron de cabo a rabo todos aquellos que de manera ilusa llegaron a creer que el dialogo sería la panacea en una lucha de clase que sobrepasó los limites máximos de la tolerancia. También la MUD descubrió el mundo demasiado tarde cuando por hambrientos de poder creyeron que el encuentro en Miraflores seria la reedición de un Pacto de Punto Fijo de nuevo cuño, por lo que se quedaron con los crespos hechos quienes esperaban que Nicolás Maduro les repartiera cambures burocráticos en la administración pública.
Repetimos que debe quedar mil veces claro que el dialogo no es un negocios entre mercaderes de la apostasía, sino la manifestación de voluntad de un Estado dispuesto a compartir propuesta viables para la edificación de la nueva sociedad. Pero lamentablemente tenemos que decir que una cosa piensa el burro y otra quien lo monta, por ello resulta utópico pedirle a títeres del imperialismo que jueguen limpio a su país, pues eso sería como pedirle peras al horno, como diría el filosofo Manuel Rosales
Se ha dicho en todos los idiomas, incluyendo las lenguas muertas, que el dialogo no es síntoma de debilidad, sino el estilo de un mandatario dispuesto a practicar el debate de las ideas cual apostolado. Desde el pasado diciembre, el mundo entero constató que en Venezuela gobernaba un servidor público que busca los entendimientos razonables, que no se cierra y está abierto a la sana discusión, siempre y cuando la misma se apoye en auténticos valores patrios que enaltezcan nuestro sistema republicano. En cambio, la oposición, torpe y soberbia confundió la gimnasia con la magnesia, y por ello en vez aprovechar el dialogo para reivindicar su baja puntuación ante la opinión publica, prefirió más bien acabarse de hundir en su apestoso excremento.
Iniciado el dialogo quedó en evidencia que los partidos de la vieja política no respondían a una agenda propia; que eran caja de resonancia de un plan golpista ideado y financiado por la CIA y el Pentágono. Por ello siempre el discursito ramplón y cansón de los bufones de la MUD, se caracterizó por sus peticiones inaceptables de todo punto de vista. De vainita les faltó muy poco para exigirnos a que abandonemos el territorito desde el exterior.
En honor a la verdad cabe reconocer que algo quedó del dialogo propuesto por Maduro, iniciativa loable que se inscribe en las páginas de las buenas intenciones. De modo que si esta vez no logramos meter en cintura a esos politiqueros fatuos que se chupan la sangre cuando fijan la mirada en la presidencial del 2019, tampoco es menos cierto que con el dialogo se pudo establecer linderos entre la burguesía parasitaria y mercenaria, y aquellos dueños de medio de producción que son indiferentes a la diatriba política, porque entendieron en su sano juicio que su oficio es producir bienes y servicios para obtener ganancias.
Hoy, nadie se está chupando el dedo para no percatarse que hace tiempo Washington nos monto en la olla, y que entre sus planes está volver a colonizarnos como en la cuarta republica, ¿entonces qué esperamos para mejorar nuestras relaciones con importantes acreedores como China, Rusia y Bielorrusia? ¿Acaso es puro cuento que nos enfrentamos a un contendor considerado la primera potencia militar del planeta? Y en cuando a esa desprestigiada y frustrada oposición que lleva tiempo llevando más palo que una gata ladrona, por lo visto ya les importa muy poco sobrevivir o lanzarse al barranco, ya que por testarudos perdieron hasta el derecho a pataleo.