Entre tantas conjeturas desacertadas y rabietas de muchachos malcriados, se cayeron de una mata quienes pensaban que con Nicolás Maduro jugarían la metra. Algo parecido paso con los adversarios de Juan Vicente Gómez, cuando subestimándolo consideraron que sería pan comido. La mayoría de los generales que regresaban en 1908 del exilio cometieron la gran estupidez de considerarlo un problema menor. Veamos que dice al respecto el historiador y ex-Presidente Ramón J. Velásquez: Lo creían incapaz de moverse en el escenario de la política, de responder a los requerimientos del trato diplomático, de carencia de luces y experiencia en el mundo de la Administración Pública. Por ello Leopoldo Baptista definió esta situación diciendo que Gómez era problema para un semestre.
Y no es primera vez que al mejor cazador se le escapa la liebre, pues en el juego del poder también ocurren fatalidades como en la ruleta rusa. Por ejemplo, Chávez se había formado en la Academia Militar y conoce de las interioridades en los cuarteles. Y como si fuera poco, también conocería como la palma de su mano esas resbaladizas relaciones del estamento militar con el mundo civil ejerciendo poder, y que generalmente resultan más falsas que saludo de alcabala Sin embargo, la buena fe y exceso de confianza en su propio entorno, trajo consigo aquella fatídica noche del 11 de abril de 2002. ¿ Y por estos accidentes en la vida de los pueblos, alguien podría dudar de la capacidad estratégica del Comandante Chávez) ¿O acaso olvidamos que los golpes de Estado casi siempre no avisan, y que sorprenden cual Caja de Pandora?
A solo un año de la embrollada asunción del primer obrero a la jefatura del Estado, y a pesar que ni siquiera le concedieron la luna de mil que daban a los gobernantes durante el primer año de su gestión, Nicolás Maduro demostró fehacientemente que no es indispensable salir de los cuarteles ni exhibir un titulo de doctorcito universitario, porque para conducir solo hace falta tener muchos guaramos y voluntad inquebrantable para entender que Venezuela, como dijo en una oportunidad Guzmán Blanco: era como un cuero seco, que se pisa por un lado y se levanta por otro. Se fijan porque Nicolás Maduro sin fanfarronear ni hacer alarde de pretendido geniecillo logró en pocos meses desmontar el golpe continuado, confirmando así que no todo está escrito en la historia contemporánea. Qué tal, ¿acaso un secreto bien guardado?.