En las actuales circunstancias que la masa no está para bollo, sería como suicidarse en primavera permitir que se formen corrientes internas para tratar de negociar cuotas de poder al igual que tahúres en mesa de póker. Recuérdese que por causa de la cogollocracia fue que el bipartidismo puntofijista se hundió en su apestoso excremento durante la segunda mitad del siglo pasado. Y conscientes como estamos de las tremendas dificultades que ponen en peligro el sueño de Chávez, habría entonces que preguntarse: ¿Si vale la pena arriesgarlo todo para complacer esas ambiciones personalistas que como maldición gitana hundieron la partidocracia cuando AD y COPEI se peloteaban el poder como en los tiempos del Nepotismo de los Monagas?
Como es sabido, durante cuarenta años de hegemonía adeco-copeyana estuvieron enquistados en la estructura dirigente toda esa clase de oportunistas, arribistas y mercaderes del voto, quienes a dedicación exclusiva se encargaron de no dejar hueso sano en la administración pública. Y porque desfasaron por completo su rol, solo actuaron como verdaderos vivianes de postín; degradando aquellos partidos que en principio habían sido concebidos como organización de clases y capas sociales que reflejaban la estructura social venezolana. Por esta razón, no está de más el llamado a la militancia psuvista a que no se dejen arrastrar por estos viejos vicios de la corrompida política cuartorepublicana, hoy acechando como cadáveres insepultos por no encontrar alojamiento en el infierno.
Por principios de ética y moral revolucionaria, Nicolás y Diosdado jamás aceptarían que a sus espaldas utilizaran su nombre, para que algunos politiqueros de malas purgas obtengan prebendas y posiciones a la sombra de quienes entendieron su papel como discípulos del gigante de la historia del siglo XX. Por ello pierden su tiempo quienes se dediquen a intrigar para provocar enfrentamiento entre Maduro y Diosdado, creyendo que de esta manera podrán chulear y pescar en río revuelto como lo hicieron cuando militaban en AD y COPEI. De ahí que está descartado que prosperen crepúsculos y combos queriendo hacer fiesta con la parcelación del poder como mafias sicilianas.
Y como el próximo años habrá elecciones parlamentarias, y que desde ya no faltarán quienes empiecen a sacar sus cuentas, advertimos que quienes aspiren repetir o alcanzar un curul, deberán comenzar por bajarse de esa nube si creen que serán premiados por mostrar lealtad canina. Bien aciertan los orientales cuando nos afirman que para coger guabina hay que mojarse el culo. O no es verdura el apio.
