“Si hay un sector que defiende la posibilidad de ir a un referéndum, ir a una constituyente o a una elección,
nosotros lo aplaudimos y participaríamos en cualquier escenario”,
Ministro de Educación y dirigente nacional del Partido Socialista Unido de Venezuela, Héctor Rodríguez junio de 2014*
En el argot político popular venezolano las palabras referéndum y elecciones están claras. Aún tenemos fresco en la memoria, el referéndum revocatorio del 2004 en el cual vencimos junto a Chávez en lo que él denominó la Batalla de Santa Inés. Elecciones, hemos tenido hasta el cansancio. Pero creemos que el término “constituyente” está siendo manejado con ligereza. Por eso es necesario detenernos unos minutos en este concepto.
La discusión a cerca de la constituyente que debe darse dentro de las filas revolucionarias tiene tres facetas. La primera es la estrictamente legal: qué dicen nuestras leyes al respecto, de dónde se está “agarrando” la oposición para tomar la bandera constituyente en este momento, qué posibilidades reales de éxito tienen al utilizar este instrumento. La segunda faceta es que la convocatoria a constituyente está siendo utilizada como excusa, para desestabilizar y crear nuevamente un ambiente propicio para un golpe militar de derecha. La tercera y última es discutir de qué forma está siendo utilizado el término constituyente por los dirigentes de la revolución para discernir hasta que punto nos favorece o no. Comencemos.
Las guarimbas violentas y fascistas sufrieron dos fuertes embates: por un lado la contundente acción militar-policial del gobierno y por otro el embate ideológico al instalarse las momentáneas mesas de diálogo MUD-Gobierno. Después de este par de baldes de agua fría para la oposición y viendo el reflujo opositor en las calles, el domingo 8 de junio, desde la cárcel de Ramo Verde el dirigente de derecha, Leopoldo López (1), lanzó “la línea”. A través de los voceros del partido voluntad popular explicó que el próximo paso será convocar al país a una constituyente. Veamos a que se refieren.
En nuestra Constitución (la del 99, la de Chávez) existe un capítulo exclusivo para este tema. El capítulo III nos dice a grandes rasgos, que el pueblo puede transformar el Estado. Para ello existen tres mecanismos de los cuales la oposición sólo tiene la posibilidad real de utilizar uno de ellos: convocar el 15% de los electores inscritos en el registro electoral (2). Es decir, según la Constitución, si los escuálidos logran convocar un poco menos de 3 millones de electores podrían activar un proceso constituyente que sustituya todo el marco jurídico vigente y nadie podría llamarlos de golpistas, porque estarían actuando dentro de la constitución y por lo tanto estarían de nuevo en sus etiquetas preferidas “pacíficos y democráticos”.
Recordemos que en las últimas elecciones municipales la oposición reunió más de 4 millones de electores y en las últimas presidenciales más de 7 millones. Como vemos es un proceso que ellos podrían llevar a cabo con relativa facilidad incluso considerando que tal como lo han hecho antes, pueden hacer trampa, falsificar firmas, etc.
De lograrlo, una vez reunidas las firmas entraríamos en turbulencia política, se abriría una ventana en la que nuestros adversarios políticos amparados en nuestras propias leyes justificarían a su base, una nueva razón para a volver a salir a las calles. Sería la jugada perfecta internacionalmente: las calles nuevamente convulsionadas amparadas en el éxito de una convocatoria pseudo electoral y legal para salir del gobierno de Maduro.
Ahora bien, nos extraña que aunque Leopoldo López haya manejado esta opción de la constituyente públicamente desde hace meses, aún no hayan comenzado a recoger las firmas. Pareciera que el llamado a la constituyente fuera el centro de un plan de gobierno de una junta militar, algo así como el golpe de Honduras, lo dan e inmediatamente prometen volver al hilo constitucional, de esa manera aplacan la respuesta internacional.
También, puede ser que su actitud obedezca a que existe resistencia de algunos partidos dentro de la MUD, tales como acción democrática que no apoyan esta alternativa por considerar el pacto como mejor saldo político para ellos (3). Pero de lograr reunir o no las firmas el objetivo sigue siendo el mismo, reconstruir en su totalidad el Estado.
No creemos para nada que el chavismo deba aplaudir bajo ninguna circunstancia este tipo de iniciativas y mucho menos cuando el objetivo final es el derrocamiento del Estado Chavista, que tanto sudor y lagrimas ha costado. No es una mano de dominó o un partidito Bravos de Margarita Caribes de Anzoátegui.
Por otro lado está la forma en que hemos venido usando el término constituyente dentro de las filas de la revolución. Como hemos visto la convocatoria de una constituyente tal como está definida en nuestra Carta Magna, tiene como finalidad la refundación del Estado. Pero lastimosamente, el término ha sido malversado. Por ejemplo, la modificación del Plan de la Patria de Chávez (el original) fue justificada con un supuesto proceso constituyente vía “web”, una especie de asambleísmo electrónico. Se creó un portal web llamado www.hagamospatria.org.ve donde supuestamente se recogieron las propuestas del pueblo. Cuando usted entra a esta página verá que había que llenar unos formatos para participar en este “proceso constituyente” (4). Lo extraño es que el resultado final fue que en el “nuevo” Plan de la Patria ya NO incluya estos párrafos:
“No nos llamemos a engaño: la formación socioeconómica que todavía prevalece en Venezuela es de carácter capitalista y rentista. Ciertamente, el socialismo apenas ha comenzado a implantar su propio dinamismo interno entre nosotros. Este es un programa precisamente para afianzarlo y profundizarlo; direccionando hacia una radical supresión de la lógica del capital que debe irse cumpliendo paso a paso pero sin aminorar el ritmo de avance hacia el socialismo” (5)
Gracias a ese falso proceso constituyente electrónico, la propuesta de gobierno de Chávez por la que votamos más de 8 millones de venezolanos tampoco incluye este párrafo principalísimo:
“Vamos pues en el próximo periodo a lograr el segundo gran objetivo histórico: seguir construyendo y cimentando las bases del socialismo bolivariano del siglo XXI para desmontar el inhumano, depredador y belicista sistema de acumulación capitalista y trascender la lógica del capital que lo sustenta” (6)
Estamos seguros que esas supuestas 80 mil personas que participaron vía web (7) en ese falso proceso constituyente, nunca quisieron suprimir ese par de párrafos. También estamos seguros que ningún proceso constituyente de 80 mil personas por muy buena voluntad que tengan, puede modificar aquello que aprobaron 8 millones como proyecto de vida, de país. O acaso ¿podría la oposición hacer lo mismo?
Fuentes y pie de página:
*Héctor Rodríguez: "Quien quiera una constituyente sabe los mecanismos para convocarla "Héctor Rodríguez: "Quien quiera una constituyente sabe los mecanismos para convocarla"
(1) Leopoldo López: economista venezolano egresado de pre y post grado de las universidades estadounidenses. Ex alcalde de un municipio de clase media de la capital venezolana, coordinador nacional del partido Voluntad Popular. Inhabilitado a postulación de cargo de elección popular hasta el año 2014 debido a su vinculación con tráfico de influencias y fondos de PDVSA a la asociación civil primero justicia (partido donde se inició López). Actualmente se encuentra preso en la cárcel de Ramo verde, un centro de detención militar en las afueras de Caracas por estar vinculado a los disturbios de febrero 2014 en Venezuela que desembocaron en actos de terrorismo, homicidio e incendio de edificios públicos.