No creo que la cosa sea "así de sencilla"; tampoco consigo ejemplos históricos de ello. Por supuesto, toda revolución debe inventar sus fórmulas particulares. "O inventamos o erramos" es un precepto revolucionario.
Me refiero a la creación de UN ministerio de gobierno para el Ecosocialismo; ni siquiera ministerio, viceministerio.
En atención al reciente "sacudón" en el seno de la estructura gubernamental he obtenido varias opiniones o posiciones sobre la medida tomada con el antiguo Ministerio del Poder Popular para el Ambiente. Artículos leídos, intercambio de ideas por mensajerías de texto y conversaciones personales con colegas del medio, muestran tres posiciones claras: Una, mutismo absoluto (no hay opinión ¡Qué bárbaro!) otra que señala que está bien hecho; otra más que aplaude el cambio de denominación (hasta ahora vacío) de "Ambiente" a "Ecosocialismo" pero pidiendo se restituya su rango ministerial; otras más, como la mía, que simplemente pide sea restituido el antiguo MPPAMB, por supuesto haciendo las rectificaciones, saneamiento y adecuaciones claramente necesarias hacia lo interno de esa institución. Defiendo mi planteamiento:
En primer lugar digo que el despacho ambiental no puede constituir por sí solo, desde puntos de vista de estructura funciones y organicidad, el ente rector orientador o conductor del establecimiento de un socialismo ecológico en el país. Ecosocialismo es mucho más que solo la materia ambiental; establecerlo escapa de las facultades y posibilidades de la actual instancia gubernamental que rige la materia ambiental (entiéndase antiguo MPPAMB, ahora viceministerio para el ecosocialismo) La técnica y la gestión ambiental son solo dos de varios otros elementos primordiales para la construcción del socialismo que pretendemos.
Una revolución política es esencialmente una revolución cultural. El triunfo de la revolución, su trascendencia, su permanencia en el tiempo, requiere de sustituir los paradigmas de antiguo sembrados en la gente, de construir (y reconstruir) culturas. La instauración del nuevo modelo social, de vida, que significa el ecosocialismo pasa por modificar nuestra cultura y por tal el comportamiento (actitudes y aptitudes) de la gente. Hablo de la "cultura" en su acepción más amplia (educación, ideario, formación política, capacitación para asumir responsabilidades y realidades) que tiene implicaciones en el accionar de la gente (manifestaciones culturales)
El establecimiento sin retorno del ecosocialismo también requiere de mucha organización social. Gobierno, partido, colectivos, estructuras socio productivas. La mayoría de estas modalidades de organización no son, por lo menos directamente, función del despacho ministerial que atiende lo relativo al medio ambiente.
Los modelos tecnológicos acordes con los equilibrios ambientales y principios de sustentabilidad, por supuesto llevan un alto componente de conocimientos ecológicos y de rectoría gubernamental en la materia ambiental, pero la concepción de estos modelos tecnológicos son esencialmente tarea de otras ramas del saber humano y de Gobierno, tema por ejemplo del Despacho de ciencia y tecnología y no del (desaparecido) MPPAMB (ahora viceministerio)
El componente socio – político (modos y medios de producción, la propiedad de esos medios, las relaciones sociales generadas por el trabajo y la producción, la distribución de los beneficios, las relaciones de los emprendimientos con las comunidades de su entorno) son asuntos fundamentales del socialismo (ecológico o no) y que para nada son materia del Despacho de gobierno que vela por el cumplimiento de los preceptos ambientales.
En resumen, crear una instancia de Gobierno que asuma directamente la tarea de orientar gestionar y conducir la construcción ecosocialista no es asunto meramente de "agarrar" uno de nuestros ministerios y destinarlo a ello. La construcción ecosocialista es una trama multidimensional me permito decir, avasallante, perfectamente holística, que conjuga absolutamente todas las facetas de civilidad (conciencia y acción ambiental, claridad de ideas y de acciones políticas, educación y cultura, ciencia y tecnología, salud, alimentación, producción de bienes y servicios)
Pensar en una "adecuación" de la antigua instancia de gestión ambiental (MPPAMB) en una que asuma la responsabilidad por la instauración del ecosocialismo venezolano significaría desconfigurar totalmente y volver a definir una instancia u organismo absolutamente distinto al original, que casi nada tendría de su originalidad, donde sus iniciales objetivos y funciones quedarían enormemente desdibujados, desaparecidos o sepultados por la tremenda diversidad de tareas que implica semejante pretensión. Sería como tratar de meter una maraña de cosas distintas dentro de una sola pequeña caja donde ya existen varias otras; muchas de esas "nuevas cosas distintas" por lo demás gestionadas por otras instancias o sectores de Gobierno.
Pareciera que UN ministerio, menos aún un viceministerio, no es la instancia de Gobierno adecuada para capitalizar tal misión, leitmotiv de nuestra revolución: el Ecosocialismo. La intención primaria - estratégica es sin duda correcta, agrupar el papel rector del Gobierno revolucionario para la concreción de nuestra nueva manera de vivir, pero parece errada la selección táctica del contingente de batalla que debe asumir la conducción de esa lucha. Tantas y tan importantes tareas no caben dentro de un ministerio, menos aún dentro de un viceministerio.
En definitiva todas las áreas del accionar social político y gubernamental revolucionario son necesarias a los efectos de modificar radicalmente nuestra realidad, nuestra cultura y nuestro futuro, aunque pueden identificarse y por lo mismo, agruparse, un conjunto central de instancias y tareas definitorias o puntas de lanza en el camino por el ecosocialismo.
Del total de instancias o destacamentos de lucha del actor gubernamental, los ministerios de la Cultura, de las Comunas, del Ambiente, para la Industria, para la Ciencia y Tecnología y para la Educación, además de las Misiones Educativas y el Consejo Federal de Gobierno, me parecen a mi evidentes puntales del revolucionario proceso de construcción ecosocialista.
En segundo lugar, intrínsecamente ligado a los anteriores argumentos expuestos, está el tema de "la conducción política" de todo el plan – objetivo de construcción de una patria ecosocialista, la instancia política de Gobierno que debe conducir semejante empresa nacional – fundamental – histórica. Hablamos de hecho de la política leitmotiv de toda nuestra revolución, una política guía y matriz de muchas otras, todas trascendentes, la razón de ser de nuestras luchas sociales de todos estos años y los venideros. Digo "instancia política de Gobierno" pues la máxima instancia política conductora de nuestra revolución, per se, es la decisión soberana del pueblo, nuestro PSUV y el Gran Polo Patriótico, no el Gobierno.
El pueblo transmite al partido y este al Gobierno. Del Gobierno Nacional las grandes políticas emanan de la Presidencia de la República, trasmitiéndolas a las vicepresidencias y estas a los ministerios y demás organismos. Son los vicepresidentes mandantes directos de la Presidencia de la nación; deben asegurar la concreción de las políticas a ellos delegadas; deben coordinarlas, empujarlas, evaluarlas y en definitiva asegurar que se hagan realidad. En una situación como la planteada de conducir la construcción ecosocialista, lucha integral e integradora de participación, esfuerzos, conocimientos y de distintas metodologías y procedimientos, donde han de conjugarse y aplicarse distintas pero asociadas políticas, todas estas de gran impacto histórico nacional, el papel de la instancia "vicepresidencia" cobra importancia.
Mi comandante Nicolás Maduro ¿será posible pensar en una vicepresidencia que agrupe coordine y apoye las instancias antes mencionadas y cualquier otra u otras que usted, el partido y el GPP crean pertinentes para conducir las concreciones ecosocialistas; para que acopie todo lo relacionado con esta vanguardia revolucionaria?
Pensemos en una VICEPRESIDENCIA PARA LA CONSTRUCCIÓN DEL ECOSOCIALISMO.
Ing. Inocencio Soto C.