.¿Cuál ha sido el aporte de la cultura a este proceso de cambio revolucionario?. Importante materia de debate en este III Congreso de Cultura que se llevó a cabo en días pasados. Por lo que pudimos captar, fue un debate serio y responsable, no obstante de la necesidad de que esa sucesión de intervenciones continúen a la luz del norte de esta Revolución, con la necesidad permanente de la inclusión; la pertinencia de cambios de paradigmas; la revitalización, con signos sustanciales, del impacto en las políticas culturales emanadas desde el Estado y ahora de las comunas; la confluencia de los saberes; el estímulo y estudio de la producción de lo cultural y de las prácticas artísticas en un sentido amplio y plural.
Sigue siendo un desafío permanente la deuda social que tiene el Estado con la población, del llamado técnicamente “sector cultura” que ha dado sus frutos desde la apropiación de la memoria colectiva, la participación comunitaria, el potente Sistema de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles, hasta los mecanismos de valoración y distribución de los saberes y la lectura pública que ocupa el puesto N°. 13 del mundo.
La cultura es ya un fenómeno transversal, que abarca desde el mundo simbólico de representación social hasta la esfera socio-productiva, pasando por las formas de poder. Una base de su sostenibilidad ha de centrarse en la consolidación de su perfil estratégico en el PIB de nuestro país, que requiere de una contribución parafiscal como indica la Unesco para lograr su expansión y mayor profundización. Este espacio institucional, nacional y comunal, tan decisivo para el cambio, tiene que enfocarse como categoría de inversión social y financiera, cuya resonancia de impacto social contribuya a la elevación de los indicadores de desarrollo humano hasta la proyección del país en el escenario pluripolar.
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