Algunos sesudos escribidores han venido insistiendo que las causales de la situación económica no es el contrabando, ni el acaparamiento, ni la guerra económica. La escasez, insisten, está en relación directa con el aumento de los precios, lo que origina las compras compulsivas y el acaparamiento. Para continuar diciendo que la inflación es la causa de la subida de los precios y de la aparición de la especulación y terminan rematando que la guerra económica la hace el gobierno con sus decisiones absurdas y corruptas. Y por ahí se deslizan en sus comentarios.
Pero uno ve por aquí en Guayana otras realidades; de ahí que hicimos esta breve introducción para explicar esa nueva modalidad de la cual se ha apropiado ciertos fragmentos de la población para reunirse unos churupos; que por cierto tiene una fuerte presencia en todo el país como es la buhonizacion que se ha despertado en los automercados, venta de cosméticos, Mercal; PDVAL y Bicentenarios, etc, etc. Y se manifiesta en los artículos de primera necesidad, llámese harina precocida, jabón en todas sus modalidades, detergente, papel tóale, aceites, arroz, pasta, azúcar, mayonesa pollo, carne y los cosméticos entre otros. En los anteriores bienes se ha presentado todo un modus operandi por parte de los dueños de los automercados que ven por esta vía una forma de evadir el IVA y por la otra de contribuir en la guerra económica, animando las consabidas colas, sacando esos productos a cuenta gotas para agriarle las cosas al gobierno; que cae pero no se percata que existe una jugada en toda esta tramoya donde forman parte los dueños de los automercados, las cajeras, los vigilantes para avisar a tutirimundachi y en especial a todas las mafias revestidas de todo ropaje y artimañas; que productos están a la espera y a la hora que llegan. De esta forma numerosas familias de los estratos bajos de la población; algunos de ellos han abandonado sus empleos y subempleos para entrar a formar parte de esta nueva actividad, donde intervienen desde los más pequeños, hasta los adultos, recibiendo pingues beneficios. Estas individualidades llegan a las colas, donde anuncian a grito pelado sin temor a nada, que pueden sacar tales productos con sobreprecio. Es necesario destacar la cantidad de trifulcas, peleas y amenazas de todo tipo por parte de los que se aprovechan de sus habilidades para convencer a quienes controlan la cola; sacando por cuenta gotas los productos regulados. Otro hecho que hay que denunciar es que estos dueños sacan estos productos en forma detallada y no de una vez, buscando el descontentos de los consumidores en tener que permanecer largas horas en la cola. Otros se sitúan a cierta distancia donde van reuniendo sus compras para llevárselos y luego aparecer en los mercados municipales, semáforos o al borde las carreteras o en improvisadas ventas en la calle a precios que oscilan entre el 200 y 300% de incremento. Esta forma de vender estos productos, le está quitando la oportunidad al pueblo llano y trabajador, que no puede abandonar sus actividades cotidianas para hacer las interminables colas. La otra modalidad que disponen estos negocios es poner a la venta estos productos a entradas horas de la noche, exponiendo a ese pueblo a ser presa fácil de la delincuencia.
La alcaldía del municipio Caroní aprobó una ordenanza, pero nunca fue puesta en práctica, donde prohibía la venta de estos artículos por los buhoneros. Algún encumbrado personaje dejo sin efecto esta medida.
Toda esa buhonizacion se ha convertido, como lo señala Carola Chavez en un artículo de U. N. de 20 de octubre …”en las puertas de los locales donde comienza su delito, donde prosperan redes mafiosas que amenazan, atropellan y destruyen todo esfuerzo que hagamos a favor del abastecimiento”.
Si no se ataca por todos los medios, sin menospreciar ninguna, el flagelo del desabastecimiento proseguirá su carrera Y será un cuento de nunca acabar y la guerra económica no tendrá fin. Alguien tiene que ponerle el cascabel al gato.
Luis Roa
Luisroa519@gmail.com