En Venezuela los últimos golpes de Estado los cocinaron en EEUU, razón por la cual hace tiempo debimos declarar la emergencia nacional con carácter de urgencia, pues ¿quién duda que sean públicas y notorias las recurrentes amenazas de los altos funcionarios del gobierno norteamericano? Pero lamentablemente, esta vez, por inexperiencia o falta de malicia, la Cancillería venezolana comenzó muy mal cuando prefirió tocar las puertas de los vecinos deudores del Mercosur, en vez de primero acudir a nuestros más importantes acreedores: China, Rusia, Bielorrusia y demás países del otro lado del océano, pues ellos si están en condiciones de neutralizar las pretensiones de Estados Unidos, cada vez más golpeada, aislada y reducida a potencia económica y militar en franca decadencia que hace que se comporte como fiera herida.
En cualquiera de las circunstancias que corresponda a naciones resolver conflictos de fuerza mayor--sea por vía diplomática, o mediante el empleo de las armas--, lo primero que cada oponente debe hacer: es medirse ante el adversario para saber a quién se enfrenta, pues no es la primera vez que el pez grande se come al chico, al menos que se esté pensando en crear un nuevo Vietnam en la zona tropical, lo cual sería una locura pues hasta en Ucrania la OTAN está agotando el camino del dialogo para lograr un cese al conflicto armado.
De modo que en nuestro caso, conociendo nuestras fortalezas, pero también reconociendo nuestras debilidades,lo indicado es que Venezuela no debería esperar más para acudir a sus aliados más confiables, porque una vez que la sangre pudiera llegar al rio, China, Rusia y Bielorrusia— naciones que también tienen su propio orgullo— tendrían razones para reclamarnos que ellos no son platos de segunda mano, y que porque solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena.
Ojalas que nuestros funcionarios de la Cancillería, sepan a tiempo remendar el capote; entendiendo además, que en pelea de burro contra tigre, por lógica elemental también se debe saber a quién se le pide auxilio. Lo otro seria simple patrioterismo, o sencillamente ganas de exponerse a una derrota militar y política. ¡ Verdad que más claro no canta un gallo!
