Quizás cegados por tantos fracasos, EEUU ordenó a sus lacayos que recurran a cualquier ardid para calentar la calle a como dé lugar. La finalidad no es otra que generar mayor violencia, obligando así al gobierno de Maduro a redoblar el empleo de la fuerza pública para salvaguardar la paz nacional. De ahí, que pitiyanquis se hayan depravados insistiendo en tirar la piedra y esconder la mano, provocando el efecto deseado por las corporaciones trasnacionales que difunden la virtual matriz de opinión, según la cual en Venezuela la "represión brutal" cercena los derechos ciudadanos. En muy pocas palabras, es ya un axioma que las potencias occidentales se confabularon para declararnos Estado forajido, el pretexto que les faltaba para justificar otras de sus incursiones en nuestros asuntos internos, esta vez dizque para restituir el orden democrático en el país. Frente a semejante cinismo injerencista, Maduro parece decirle a Obama: "No me ayude compadre".
Aunque son las propias circunstancias políticas las que están enviando muy claras señales, sin embargo no le encontramos explicación del por que la oposición prefiere equivocar intencionalmente la lectura para irsederechito al matadero. Y decimos que esa histérica locura representa un harakiri, pues pareciera que la oposición no se ha imaginado que por ese atajo solo conseguirán que sobrevenga una junta cívico-militar con chavistas de nuevo cuño, quienes con sobrada razones vendrían con inmensas ganas de reventarle el hígado a todo aquel que se comporte como traidor a la patria. Por ello, recomendamos bajarle dos a la violencia, porque todavía les queda disponible un chancecito para ir llorando al cielo y no al infierno.
Se ve a simple vista que en Venezuela no existen condiciones que viabilicen el formato utilizado por EEUU contra el gobierno socialista de Salvador Allende, en Chile. Tampoco creemos que el Pentágono, agobiado como esta con tantos problemas en otros escenarios, ahora cometiera el error garrafal de enredarse más la vida promoviendo un Vietnam en suelo venezolano, máxime cuando la CIA y el Pentágono saben que hoy en el chavismo el que menos puja, puja una lombriz. ¿Acaso han sido en vano más de quince años concientizando y organizando al pueblo?
Redondeando el cuento, diremos que a estas alturas a nuestra revolución bolivariana no le entra ni coquito, pues Chávez, visionario y con un par de cojones bien puesto, tuvo especial cuidado en blindar su proyecto mediante una alianza perfecta entre pueblo y ejército, ahora con más guaramos para golpear más fuerte en la misma direcciónestratégica. De modo que a esos cuatro gatos que todavía quedan en la MUD en calidad de cadáveres insepulto, les aconsejamos bajarse de esa nube creyendo que el gobierno de Maduro pende de un hilo, pues por ese camino errado solo les espera un precipicio dantesco. ¿Con razón dicen que quien vive de ilusiones, muere de desengaño?
