La caída del viaducto

Señor Presidente: no hay nada que aplaudir

¿Hasta dónde podrá llegar la adulancia al presidente Chávez, y la falta de criterio propio de los funcionarios de este gobierno?

Atrapados en su temor al “que dirá la oposición”, los ministros, viceministros, y demás funcionarios incurren con frecuencia en todo género de incoherencias y exabruptos. Ante cualquier denuncia publicada en los medios de comunicación privados, salen expeditos a desmentirla sin asegurase de lo que van a decir, sólo les preocupa mantener tranquilo al Presidente de la República. El bochorno más reciente fue el de la caída del viaducto No.1 de la autopista Caracas –La Guaira, y las declaraciones de Guillermo Rangel, director general del Cuerpo de Ingenieros del Ministerio de Infraestructura, quien, un día antes del desplome del viaducto afirmó que este no se había desplazado 17 cms., como habían informado previamente los medios, y que “no estaba a punto de caerse”. Lo cierto es que tamaño ridículo le cayó encima estrepitosamente –tan violentamente como se cayó el viaducto- al mencionado funcionario, así como al Minfra.

Mientras el domingo leíamos en todos los diarios las inefables declaraciones del citado funcionario, el viaducto y la montaña aledaña, se encargaban de desmentirlo con la rigurosidad de los hechos consumados. El viaducto se cayó, y Rangel y el Minfra hacían el gran papelón.

Nos tocó en suerte pasar por la ”trocha” el día antes del acontecimiento, y constatar las precarias condiciones en que se encontraba el tristemente célebre puente. No era necesario ser ingeniero o funcionario del Minfra, para estar convencido de que una “brisita” o un par de gotas de lluvia terminarían con la existencia del viaducto. Probablemente para la mayoría de los que pasamos por allí esta era una certeza, menos para el funcionario gubernamental de marras.

Señor Presidente, no hay nada de que alegrarse ni nada que aplaudir
Pero lo absurdo no queda reservado para los funcionarios de menor nivel, también el Presidente pone de su parte. En el Aló Presidente del pasado domingo, poco después de la caída del viaducto, vimos asombrados como Chávez invitaba a aplaudir este evento. Realmente resulta insólita tamaña alharaca. Desde nuestro punto de vista, no hay nada que aplaudir, a menos que la negligencia y desidia de 40 años de puntofijismo y 7 del actual gobierno, lo merezcan.

Para las familias sin vivienda que habitan precariamente en la zona, así como para las personas que han tenido que sufrir las vicisitudes del colapso del viaducto, no creo que existan razones para alegrarse de la definitiva caída del mismo. Miles de trabajadores que viven en La Guaira y tienen que subir todos los días a Caracas, han tenido que soportar las dificultades propias de utilizar la carretera vieja, la cual data de los años 20 del pasado siglo. Los transportistas han pasado las de Caín, y ahora miles de personas que habitan en el barrio Nueva Esparta se convertirán en damnificados, con la incertidumbre que involucra tener que salir de sus humildes viviendas, y no saber a donde irán a parar.

La caída del viaducto es un símbolo del desastre adeco-copeyano y de la democracia burguesa que aún persiste en nuestro país, pero también es la evidencia de lo poco que el actual gobierno hizo para darle respuesta a un problema que se conocía desde hace bastante tiempo. En 40 años no se hizo nada, pero en los últimos 7 –tiempo suficiente para encontrar una salida- fue muy poco lo que se hizo.

Si algo puso al descubierto el colapso del viaducto, y la necesidad de utilizar de emergencia la carretera vieja construida por los presos de Gómez, fue la barbarie capitalista de los últimos 50 años; la marginación generada por el modelo de sustitución de importaciones; el desempleo y la miseria; la falta de vivienda y la destrucción del ambiente. Transitar penosamente por la carretera vieja Caracas-La Guaira no era otra cosa que el tránsito por el desastre de la distribución desigual de las inmensas riquezas del país, el engaño de la democracia burguesa puntofijista, pero también una muestra palpable de lo poco que en los últimos 7 años se ha hecho para enfrentar las causas estructurales de la pobreza y la desigualdad en nuestro país.

Por eso, decimos: no hay nada que aplaudir.


*Docente de la UCV y miembro del Comité Nacional Impulsor del Partido Revolución y Socialismo (PRS)
prs_venezuela@yahoo.com
revolucionysocialismo@gmail.com




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Miguel Angel Hernández*

Profesor de Historia en la UCV y miembro del comité impulsor del Partido Revolución y Socialismo. Como marxista, Hernández aboga por el definitivo rompimiento con el capitalismo en Venezuela y por la construcción del socialismo.


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