En síntesis

El diagnóstico que le esconden a Nicolás Maduro

Nada peor para un Jefe de Estado, que dejarse bloquear por adulantes de oficio que impidan que mire a su alrededor. Nadie en su sano juicio, negaría que por ahora Nicolás Maduro sea un gobernante con todas las mejores intenciones del mundo. Pero, lamentablemente, son muchos los peñones que se le han atravesado en ese escabroso camino, amén de enormes presione que a diario provienen de adentro y fuera del proceso revolucionario. Por estas y otras razones se afirma que no luzca normal su desempeño como timonel de este novísimo proyecto histórico que marco hito y separa épocas.

Y aunque no practicamos culto a la fatalidad, ni dejamos que la verdad nos escandalice, ciertamente debemos admitir que no se vislumbra en el firmamento que a Nicolás Maduro le toque administrar mangos bajitos, pues el mandatario recibió una herencia pasiva, sin que para ello contara con el beneficio de inventario que protegiera su patrimonio político.

Y pasando de lo general a lo particular, lo primero que nos preguntamos: ¿a quién atribuirle la responsabilidad de estos males sobrevenidos que seriamente afectan al cuerpo social? ¿Acaso fue Chávez quien nos abarroto de calamidades, como de manera infundada acusa la ultraderecha cuando vocifera sus barrabasadas, sin que hasta el momento muestre ningún elemento de convicción? ¿O será el apestoso y obsoleto modelo capitalista que trajo consigo los flagelos del acaparamiento, remarcaje, especulación, contrabando, bachaqueo, así como la voracidad de un consumismo irracional que se impone mediante el bombardeo sistemático de propaganda y publicidad engañosa?

Sin necesidad de esforzarse, cualquiera entendería que fue Chávez quien mejor interpreto y proyecto el pensamiento de Bolívar, colocandolo en sintonía con el reto de los nuevos tiempos. Y porque su accionar estuvo dirigido a forjar los mejores sueños para un país ansioso de grandeza continental, Chávez entro a la historia por la puerta del corazón de los venezolanos. No fue Chávez de esos cesares mesiánicos que se desviven por figurar y alimentar su narcicismo. Tampoco fue mezquino, autárquico o chovinista, por lo que no limito su hazaña a que solo fuera extensiva al territorio nacional, sino que además llevo independencia económica a otros pueblos subdesarrollo de Suramérica, Centroamérica y el Caribe. De modo que evaluando su obra en la dirección correcta, pudiéramos decir que Chávez si supo interpretar de manera real y objetiva el pensamiento de Bolívar, solo que esta vez adaptándolo con imaginación a los nuevos tiempos del siglo XXI. Que lastima que mientras el Comandante dedicaba tiempo a socorrer a otros pueblos hermanos, algunos de sus ministros abusaron de la confianza para ponerse a ensayar políticas erráticas que no tardaron en distorsionar nuestras finanzas públicas. Y será por eso que dicen que todo redentor termina sacrificado en la cruz, pues tampoco Bolívar escapo de la deslealtad de algunos de sus generales, quienes por ambiciones desmedidas tramaron La Cosiata que aventaría al destierro a un gigante había libertado cinco naciones.

Aunque en circunstancias y autores diferentes, todo pareciera indicar que la historia se repite con nuevo maquillaje. Así vemos como algunos que hipócritamente hacían gárgaras de izquierdistas y lograron infiltrarse en el entorno de Chávez, ahora pagan mal como el diablo y esgrimen ridículos argumentos para echarle el muerto ajeno a Nicolás Maduro. ¿Acaso esos estrategas de pacotilla que ahora se lavan las manos como Poncio Pilato, ignoraban entonces que en un mundo civilizado se aconseja crear el llamado fondo anti-cíclico para los tiempos de vaca flaca? Incluso, hasta Juan Vicente Gómez, que nunca se ufanó de egresar de las escasas universidades que existieron para su época, jamas llego a cometer tantos desaciertos como estos pretendidos exegetas de un socialismo improvisado y trasnochado que nunca deseo Chávez y que Maduro rechazo por utópico cuando cambio de gabinete económico.

Por suerte, la historia es sabia e implacable a la hora de dar su veredicto final: absolviendo a unos; y culpando a quienes por dársela de inventores y sabihondos nos dejaron al borde del vacío. En fin, todavía estamos a tiempo de limpiar la casa y sacar a flote el barco bolivariano que nos legó con tanto sacrificio el Comandante Chávez, pues hasta un neófito entendería que el tiempo conspira y amenaza con empujarnos derechito al precipicio. Entonces, ¿Por qué exponernos a lloriquear como empedernidos desconsolados, si podemos evitar que el proyecto chavista se derrumbe por desidia o soberbia? O no es verdura el apio.



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Freddy Elías Kamel Eljuri

Presidente del Instituto Municipal de Patrimonio Histórico de la Alcaldía Bolivariana del Municipio Miranda del estado Falcón. Vicepresidente de la academia de Historia del Estado Falcón. Escritor. Productor radial.

 kameleljuri@gmail.com

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