Aunque poco conocemos de Diosdado, quizás acierto cuando digo que es de esos hombres con temple que no titubea para acercarse al peligro, así a veces pase por alto medir los riesgos. De modo que cuando hacemos mención a su encuentro nada casual con Thomas Shannon en Haití, diremos que al respecto hay mucha tela en donde cortar, y que incluso pudiéramos especular que se trata de una de esas atrevida trama que en Hollywood firman para que sean vendidas millones de copias. Que por miseria humana algunas mentes enfermizas aseveren que el Presidente de la Asamblea Nacional activo esa opción por temor a que Nicolás Maduro lo entregue a Estados Unidos, eso solo puede ocurrírsele a un imbécil como Chuo Torrealba, quien no ha dejado de ser un cero a la izquierda en la MUD, pues ni hiede ni huele. Menos mal que Dios es grande, evitando que su idiotez sea cada vez más desproporcionada.
Oriundo del Furrial (Estado Monagas), pronto comprendió que en política para coger guabina hay que mojarse el trasero, y que si alguien decide tocar la puerta de la historia deberá comenzar por saber interrogar el destino y darle respuestas a la posteridad. Y fue así, como tejiendo sueños en plena flor de la vida y consciente que había más que perder que ganar en lo inmediato, que Diosdado se atrevió a contarse entre quienes intervinieron en aquella madrugada del 4 de febrero de 1992 que la historia registra como la Rebelión Cívico-Militar que desafió a cuarenta años de hegemonía puntofijista.
Y porque no le pueden echar cuento a quien sabe de historia, ni tampoco considerarlo indio cogido a lazos, Diosdado entendió hace tiempo que el fin justifica los medios, y esa es la razón por la cual no se hizo esperar para reunirse con uno de los más conspicuos emisarios de Obama, pues dudamos que exista mejor ocasión que esa para desmentir la campaña de infamias con la que han pretendido enlodar su carrera como servidor público.
Quienes conocen su vocación revolucionaria, saben que será más fácil matar un burro a pellizco, que establecer "un hilo directo entre Obama y Cabello". Entre ambos existen diametrales diferencias en lo ético y lo moral, pues mientras uno representa intereses imperiales, Diosdado se define como defensor de los pueblos tercermundistas.
Para nadie es secreto que la CIA y el Pentágono tienen esa mala costumbre de utilizar a los individuos mientras le sean provechosos, y luego los desechan lanzándolos al sesto de la basura. Lo hicieron con el General Manuel Noriega, de quien se dijo que metió sus manos en la misteriosa explosión del helicóptero donde iba el Presidente Omar Torrijos, en julio de 1981. Como es sabido, hoy, el ex Presidente panameño Noriega pulga condena en una prisión norteamericana, confirmando de esta manera de que el diablo siempre paga mal.
Pero los gringos no solo producen cachivaches en serie para estimular el consumismo, sino que además se especializan en fabricar intrigas palaciegas. En diciembre de 1908, la política exterior bajo la administración del Presidente Theodore Roosevelt logro concretar la ruptura de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez, poniendo así fin a una vieja amistad que había unido a ambos en aquella llamada Revolución Liberal restauradora de 1899. Para EEUU lo importante era echarle manos a nuestra naciente industria petrolera, y esa fue la razón para que Washington se interesara en provocar lo que el propio Gómez califico como "una evolución en la situación". Por suerte, Nicolás Maduro no come casquillo, ni Diosdado es tan cándido para no percatarse que cuando el verdugo sonríe, es porque nada bueno se trae entre manos.
