A votar con fe y sin resentimientos

Creo que existe una constante en quien cría un hijo, sobretodo en la época adolescente, considerada la más difícil etapa de la vida, por lo conflictiva. Las películas mexicanas de los años 50 o 60, abundan en temas de este tipo, en donde siempre un hijo resentido, le rebate en la cara a sus padres o a uno de ellos, todos los sufrimientos padecidos, o problemas que ha vivido o que vivió. Pobres padres, sobre ellos cae un vendaval de razones y sin razones, propias de un adolescente, que anda justificando sus andanzas y desaciertos como una forma de sentirse satisfecho consigo mismo.

Lo cumbre de toda esa situación, es que siempre, el adolescente, se acuerda de alguna situación mala sucedida o que no le haya caído bien, entre las mil cosas buenas que haya podido hacer un padre responsable por él. Es decir, el padre debe ser perfecto y estar pendiente del trato que debe dársele al chico en su adolescencia, para no tener quejas futuras.

Así parece que es la política. Somos malagradecidos a veces. Actuamos como el adolescente. Si el gobierno ha hecho cosas buenas, para desacreditarlo tenemos que reparar en todas las malas, para generalizar y catalogarlo de malo. Hay que recordar que como el adolescente, a veces influenciado por las malas amistades, el gobierno también actúa influenciado a veces por las malas "amistades". ¿Cuáles son esas malas "amistades" que han hecho que el gobierno caiga en la inercia que muchos han percibido y lo hacen saber a través de este medio? El dólar, el bachaqueo, las campañas de los medios de comunicación nacionales e internacionales, las matrices de opinión negativas respecto a la gestión gubernamental misma, la guerra económica, los expresidentes habladores de paja, entre otros.

Estamos en un mundo que no se entiende. Parece estar, como lo dijo Galeano, al revés. No se puede cambiar un país que ha venido avanzando a través de muchos logros conocidos por muchos venezolanos y reconocidos por organismos internacionales, por la "comodidad" de comprar un paquete de harina pan, o un paquete de pañales, o una compota. Hay que seguir en la lucha, con defectos y con virtudes, enrumbados y enmarcados en las leyes, haciendo lo que se tiene que hacer. La comodidad, para comprar productos perdidos o escasos, por las razones que sean, no implica entregar el país a los gringos, ni dejar que ellos intervengan en nuestros asuntos, ni dejar de aplicar las leyes a quienes la han infringido.

Hay que recuperar el espíritu esperanzador de Chávez, porque si en verdad Chávez vive, la lucha debe seguir para recuperar la fe y la esperanza de quienes hoy lanzan latigazos sobre la espalda del presidente Maduro. Por eso, las elecciones de hoy se convierten en el reinicio de una lucha que ha sido postergada por los enemigos que desean ver a Venezuela entregada a los gringos y a la oligarquía venezolana.

En el proceso eleccionario de hoy, debe quedar definida y decidida la suerte de Venezuela, de una Venezuela fortalecida para contrarrestar los cronogramas o planes secretos que desde Nueva York y otras partes del mundo, puedan estarse fraguando para seguir en el intento de derrocar al gobierno.



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Jesús Rafael Barreto


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